Valencia 1952, un joven de veinticuatro años llamado Luis Pérez Javaloyas tiene por toda fortuna su título de piano y ahora viene lo más difícil, vivir de la música. Idea formar una orquestina con cinco compañeros suyos. Actúan por Valencia y ese verano se trasladan a Palma de Mallorca, donde el turismo es aún un recurso incipiente. Al año siguiente regresan y les surge la posibilidad de trasladarse a actuar a Argelia (entonces colonia francesa), pero unos por la mili y otros porque prefieren regresar a la Península hacen inviable el proyecto.
Luis (cantante, piano y flauta) queda solo con la compañía de su paisano Rafael Torres (acordeón y guitarra). No se resisten a perder el contrato y recurren a dos músicos mallorquines muy jóvenes, miembros de la orquesta Musilandia: Antonio Felany (batería y trompeta) y Serafín Nebot (saxo, clarinete y violín). Completa el quinteto el menorquín Antonio –Tony- Covas (contrabajo). Viajan y a finales de 1953 graban en Argel un disco de pizarra con los temas “Cabaretera” y “Camino de Santo Domingo”.
Convertidos definitivamente en Los Javaloyas se establecen en Mallorca donde pronto se convierten en la atracción musical local más cotizada. Actúan asiduamente en el Riscal y en el Salón Trébol y en los hoteles de la isla durante la campaña de verano. En 1955 les sale un breve contrato en Italia donde se quedarán por más de un año. Participan en la película protagonizada por Alberto Sordi, “El Soltero” (1955) de Antonio Pietrangeli donde interpretan un cha cha cha. Actúan por la Costa Azul y Austria, país en el que pasarán varios inviernos para regresar a su isla balear en la temporada de verano. En esos años hacen algunos discos en Paris y Viena.
A finales de los 50 giran por cercano Oriente: Líbano, Siria, Jordania e Irán. Su música está basada en los estándar hispanoamericanos, la bossa, los boleros, el merecumbe, las rumbas… y algún pasodoble que otro. En 1960 firman su primer contrato discográfico en España y graban en Barcelona su primer EP español: “II Festival de la Canción Mediterránea” (Belter, 1960). En poco más de un año ponen en el mercado seis microsurcos . El más destacado de ellos es “Yo Tengo una Muñeca / Sucu Sucu / La Ola Marina / Creer y Soñar” (Belter, 1961).
Finalizado su contrato con Belter quedan más de dos años sin discográfica, cosa que tampoco les importa demasiado. En ese tiempo dividen el año en dos partes: inviernos en Alemania y Austria, donde realizan grabaciones para el sello Amadeo, y veranos en los más prestigiosos hoteles mallorquines. Son los años en que Serafín Nebot se destaca como un gran cantante melódico y prácticamente desbanca a Luis, que desde entonces solo cantará algunos temas rítmicos. La transformación del grupo es total. Una imagen cuidada con trajes a medida y unos instrumentos que se adaptan a los nuevos tiempos. Aunque son multinstrumentistas y ejercen como tales en sus directos, la formación básica quedará así: Serafín (cantante), Rafael (guitarra), Luis (órgano), Tony (bajo), Antonio (batería). Pero su punto fuerte serán las voces. En los coros Luis será la voz grave y Antonio la aguda.
A principios de 1964 consiguen un contrato con EMI España y deciden afincarse en Mallorca, disminuyendo los viajes al extranjero. Publican “No Tiene Edad / La Buenaventura / Cala d’Or / El Porompompero” (La Voz de su Amo, 1964). La segunda y la tercera pistas son temas de Luis Pérez Javaloyas que se prodigará como autor.
Son también contratados en el verano de 1964 como fijos en El Chico, la terraza de baile del hotel Bahía Palace en Mallorca. Detrás de la terraza había un alto muro donde se subía la gente para escuchar y ver sus actuaciones y desde allí se atrevían a pedir determinadas canciones. También eran asiduos de El Pirata y hoteles de Cala Mayor. Estarían en los veranos de El Chico varios años. No solo era el mejor conjunto de la isla, también el más caro. Cobraban unas cinco mil pesetas por noche, que en aquellos años 60 era un auténtico pastón. Surgirían otros grupos rivales: Los Beta Quartet, Grupo 15, Los 5 del Este y posteriormente Los Z-66; sin embargo, Los Javaloyas en su archipiélago seguirían siendo el número uno durante toda la década.
A escala nacional van haciéndose con un nombre aunque no se prodigan demasiado fuera de sus islas, salvo cuando van a Barcelona para realizar grabaciones o actuar en televisión. Sus discos más conocidos en esos años de mitad de década son: “Paradise of Love / Ave María en el Morro / Les Montanyes / Mallorca Bella” (La Voz de su Amo, 1964), “Rag Doll” (La Voz de su Amo, 1965) y “Help!” (La Voz de su Amo, 1965). Con este último marcan un punto de inflexión que les llevará a convertirse en uno de los grandes grupos versioneros del beat y el pop que llegaban de los países anglosajones.
Publican su primer LP, “La Javaloyas en Mallorca” (La Voz de su Amo, 1965), que es fundamentalmente una antología de sus canciones anteriores. Poco dados a festivales, a veces no pueden evitar que su sello les inscriba y en 1966 van a lograr su mayor éxito en este campo al alzarse con el primer premio del Festival de Mallorca con la canción “Margarita”, cantada en primera versión por Tony Dallara. Éste y otros temas de aquel evento aparecerán publicados en “III Festival Internacional de la Canción de Mallorca” (La Voz de su Amo, 1966).
Pero si 1966 fue importante para Los Javaloyas por algo fue porque descubrieron a The Beach Boys. La riqueza vocal del quinteto mallorquín les hacía idóneos para traer al español los vientos que soplaban desde las playas de California. Con la desaforada versión de “Barbara Ann” (La Voz de su Amo, 1966) se colocan en la lista de ventas. Seguirán “Buenas Vibraciones” (La Voz de su Amo, 1967), un buen EP que también incluye versiones de Spencer Davis Group, The Rolling Stones y un tema propio.
No se contentan con versionar a The Beach Boys, es que además le dan batalla en su propio terreno y componen una muestra de sonido californiano en pleno Mediterráneo. “Mágicos Colores” (La Voz de su Amo, 1967) es el más conocido de los temas compuestos por Pérez Javaloyas y Nebot; es decir, por ellos mismos y vuelve a situar a Los Javaloyas en el top 10 nacional de ventas. Son sus años de oro. Rivalizan con Los Mustang a la hora de versionar los éxitos foráneos, hacen bastante televisión y actúan por toda España.
Y de The Beach Boys al Sonido San Francisco hay un paso. Siguen su racha de ventas adelantándose a la versión original de Flower Pot Men y haciendo una magistral lectura de “Vamos a San Francisco” (La Voz de su Amo, 1967), que traía en la cara B “Cuando salí de Cuba” y que es probablemente el single más vendido de la historia del grupo.
Seguirá la racha con “Un Eterno Amor” (La Voz de su Amo, 1968) y sobre todo con “Honey / Don Simon” (La Voz de su Amo, 1968) que sería número uno en Venezuela y propiciaría una gira sudamericana. A su regreso se edita el LP “Los Javaloyas” (La Voz de su Amo, 1968).
A finales de 1968 se produce el único cambio significativo en la formación. Después de casi quince años en el grupo, Antonio, el batería, lo deja y es sustituido por Alfonso Jiménez.
A partir de 1969 la popularidad del grupo se resiente, pero siempre les queda su isla y allí siguen partiendo el bacalao y editando singles que van del costumbrismo a la pachanga. Su mercado es entonces casi en exclusiva el turismo y son muchos los turistas que en su viaje de regreso llevan en su maleta algún disco de Los Javaloyas.
En los 70 sus ventas descienden vertiginosamente y poco hay que destacar de su producción. Lo más notable hay que buscarlo en “La Chica de la Ladera” (EMI Odeón, 1971). Su último single será un olvidado “Murió la Flor” (EMI Odeón, 1974).
A partir de 1976 han existido formaciones con el nombre de Los Javaloyas que amenizaron las noches mallorquinas como muchos otros grupos de baile, pero el periplo de este histórico conjunto puede darse por concluido. Tan solo Serafín Nebot siguió en la música como solista algunos años. Los Javaloyas siguieron ejerciendo como orquesta de baile bajo la dirección de Luis Pérez Javaloyas hasta 1994 cambiando algunos de sus miembros. Años después los hijos de Luis reflotaron el grupo, pero todo eso ya poco tiene que ver con los genuinos decanos de la música española.
En el siglo XXI han recibido numerosos homenajes como grupo y en la figura de su fundador y líder, Luis Pérez Javaloyas. El Govern Balear y la prensa de las islas los homenajeó en 2001 como la mejor banda de la historia del archipiélago y a Luis en 2006, un año antes de su muerte, la Asociación de Intérpretes y Ejecutantes le otorgó su premio por toda una vida dedicada a la música.
Si el Recreativo de Huelva es un equipo que siempre anduvo entre la primera y la segunda división nacional al que nadie puede quitar el honor de ser el club de fútbol más antiguo de nuestro país, otro tanto puede decirse de Los Javaloyas, que aquella remota temporada 53-54 en que inició su periplo se convirtió en el conjunto decano de la música española. Unos profesionales sin tacha que supieron adaptarse a múltiples estilos y a los que nunca faltó el trabajo y el reconocimiento a su labor.
Luis Javaloyas falleció en Palma de Mallorca en 2007 y el otro valenciano del grupo, Rafael Torres se fue en abril de 2020.
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