Luis con un capote de torero y sombrero cordobés, Rafa en pose de guitarrista flamenco y los otros tres de palmeros, todos vestidos con traje corto delante de la piscina de un hotel aparecen en una portada que define el objetivo vital y musical de este conjunto: distraer a los turistas de paso por Mallorca.
El cuarteto de canciones confirma ese primer vistazo. “Non ho l’età” de la ye-yé italiana Gigliola Cinquetti aquí convertido en una tercera persona que parece cantada por sus tíos y cuñados que aconsejan a la joven enamorada.
Acompañamiento muy correcto y voces con mucho oficio y poca calidad, apoyándose más en el coro que en el solista. Al lado de esta pieza romántica a más no poder, el sarao verbenero del “Porompompero” de Manolo Escobar en una versión a “lo me cagüen”; es decir, a lo que salga, supliendo con jarana las carencias y de nuevo con el acordeón como instrumento principal.
En medio, dos canciones compuestas por el jefe Pérez Javaloyas. “La buenaventura” es una especie de rumba despendolada con trompeta titiritera y letra bufa.
El otro tema entra de pleno dentro de la canción turística, cantando las delicias geográficas de la isla mallorquina a ritmo de calipso e interpretación a varias voces y casi sin intervención solista. En suma, un disco muy flojo para este regreso al vinilo tras cerca de tres años de ausencia