Los Javaloyas demuestran que sus largos años de aprendizaje por Europa y Oriente les ha servido para algo. Hacen una lectura por la cara del famoso cuple “La violetera”, que compuesto a principios del siglos XX, sirvió para el rotundo triunfo de Sara Montiel en 1958 en la película homónima de Luis Cesar Amadori. Aquí la trivializan y la llevan a un ritmo caribeño pródigo en vientos y percusiones hasta hacerla casi irreconocible.
De mamá cumbia y papá merengue nació el ritmo del merecumbe que a finales de los 50 triunfó en Sudamérica gracias sobre todo a “Ay cosita linda”. Los Javaloyas que en esos momentos se habían anunciado en Austria y Alemania como una orquesta tropical le dan el ambiente festivo que la pieza requiere. Otro tema que parece escapado directamente de un cabaret de la época. Otro merecumbe que ha vivido durante medio siglo en el repertorio de las orquestas de baile y que ellos introdujeron en nuestro país fue el “Chipi chipi”, otra frenética descarga caribeña cantada por Luis arropado por el coro de sus compañeros, por la percusión de Antonio y el acordeón de Rafa.
Las canciones de este disco habían sido previamente en Austria por la casa Amadeo el año anterior con estos mismos intérpretes como protagonistas. Belter se limitó a comprar aquellos derechos y ponerle su sello. Nos da una certera pista sobre lo que este grupo andaba haciendo por esos mundos en la década anterior.