Cuando Cristina graba sus primeros discos como solista es ya una voz conocida. Es más, esta catalana es una de las voces más populares de la música moderna española. Años antes había triunfado al frente de Los Stop con varios temas que subieron a los primeros puestos del hit parade. Durante 1969 grabará discos con un nuevo y efímero grupo llamado Cristina y Los Tops. Simultáneamente edita algunos singles ya como Cristina a secas o si lo prefieren como María del Carmen Arévalo Latorre, que es su verdadero nombre.
El nuevo estilo de esta cantante abandona bastante el pop pachanguero de sus inicios para adoptar una línea más melódica y de mayor calidad. Pero sobre todo Cristina es presencia habitual en todo tipo de festivales, casi siempre con un papel destacado. Solo en 1969 pasa por los festivales de Malta, Mallorca, Singing Europe y Benidorm.
No obstante su primer disco firmado como Cristina no tiene origen festivalero. “Pruébalo / Nací Enamorada” (Belter, 1969) contiene dos canciones procedentes de cantantes inglesas. Poco después vendrá “Son San Juan” (Belter, 1969), canción con la que compitió en el Festival de Mallorca. Son dos discos que se escuchan mucho y se venden no tanto. Menos todavía se vende “Luz del día” (Belter, 1969)Añade este contenido. Pero a finales de año, Cristina da con la tecla y “Viva la Vida” (Belter, 1969) la devuelve a las listas nacionales de éxitos y ventas. Se trata de una canción desenfadada y muy pegadiza compuesta por el astro argentino, Palito Ortega.
Sigue su buena racha con “Me Gusta, me Gusta / Cambiemos el Color del Cielo” (Belter, 1970) y con su primer larga duración “Cristina” (Belter, 1970), que es simplemente una reunión de sus anteriores grabaciones a 45 r.p.m. que ahora giran a 33 r.p.m. sin aportar mayores novedades.
Será “Todas las Cosas” (Belter, 1970), una buena versión en español de la ganadora de Eurovisión 70 “All kinds of everything”. Vende tanto o más que el original y la sitúan otra vez en las clasificaciones de sencillos más vendidos. Esto se produce en buena medida por su cara B “Concierto para una voz” cargada de originalidad y que fue tanto o más apreciada que la canción de la cara principal.
Pero el verdadero aldabonazo llegará a finales de año. TVE busca representante eurovisiva para la edición de 1971 y reúne en el programa Pasaporte a Dublín a lo más granado de las voces jóvenes. Durante cuatro sábados a la hora de mayor audiencia de la semana, Nino Bravo, Karina, Rocío Jurado, Los Mismos, Junior, Encarnita Polo, Cristina y algún otro compiten por ir a Eurovisión. Karina será la elegida y Cristina quedará en la segunda posición. Todos ellos verán lanzadas sus carreras gracias al empuje televisivo.
Juan Pardo escribe dos canciones para ella que aparecerán en el single “El Último Día de Amor” (Belter, 1971) y completará el año con la versión de una cancion que triunfaba por doquier, “Amarillo” (Belter, 1971), en la voz de Tony Christie, un émulo de Tom Jones que tuvo corto recorrido. Los dos discos se venden bien sin romper en éxito, pero la vida de Cristina pide un stop. No me refiero a su antiguo conjunto, sino a que Cristina acaba de ser madre y prefiere retirarse momentáneamente para cuidar a su hija y descansar de tanto ajetreo musical.
Retomará la actividad en 1973 a través de una serie de canciones con una cierta temática social. Su disco de regreso es “La Voz de un Niño / Barco a Vela” (Belter, 1973), compuestas por Camilo Sesto y Juan Pardo respectivamente, que viene acompañado de todo un LP: “Mis Amigos me llaman Cris” (Belter, 1973). En él además de temas firmados por los citados autores, también hay varias canciones de los dinámicos Arcusa y De la Calva. A pesar del gran despliegue de autores y canciones, el regreso de Cristina no resulta tan exitoso como esperaban. Termina el año con la edición de un nuevo sencillo “Vamos al Circo” (Belter, 1973) que pasará desapercibido. Y mucho más desapercibido aún pasará “Tábata” (Belter, 1974), que marcará el final de la relación de Cristina con un sello Belter ya herido de muerte.
Busca una nueva discográfica para trabajar con Danny Daniel como productor. Gana el IV Festival de la Paz, que se celebraba en Valladolid, y edita el disco con las canciones que presentó a ese evento “Soldaditos de Papel / De Igual Color” (Ariola, 1975). Este disco es el primero y último con Ariola, que la pasa a un sello de segunda fila asociado. Ahí va a reencontrarse con su gran amigo Manolo Galván, el que fuera líder de Los Gritos y luego desarrollaría una amplia carrera como solista. Cristina y Manolo ya habían grabado una canción a dúo en la época de Cristina y Los Tops. Son dos vidas paralelas que propiciará una intensa colaboración personal y musical hasta la muerte de él. Publica un muy buen disco “Durmiendo en la misma Cama / Una Gitana” (Beverly, 1976). Dos canciones que también serán grabadas y editadas en catalán. Varios años después y con muy escasa promoción, Cristina cumplirá su deseo de grabar un LP completo dedicado a las canciones de Manolo Galván, titulado “Niño del Año 2000” (Beverly, 1980).
Poco después Cristina abandona los escenarios y las grabaciones y pone un negocio de peluquería. También pone un aparente, solo aparente, punto final a su carrera.
Regresará en 1999 ya en el circuito oldies dentro del paquete Fórmula Diablos, actuando de nuevo por toda España y efectuando un viaje a Miami, adonde volverá en otras ocasiones, hasta que en 2005 vivirá allí por un tiempo, actuará junto a otros veteranos como Tony Landa, Karina o Los Mitos. Durante 2006 y 2007 realiza giras junto a Manolo Galván por Estados Unidos y otros países americanos.
Tras su última estancia en Miami, regresa definitivamente a España y adopta el nombre de Cristina Stop con el que realiza el CD homónimo “Cristina Stop” (2007). Desde entonces ha seguido haciendo actuaciones puntuales y apariciones en programas de televisión, siendo una de las pocas supervivientes en relativo activo de la época dorada del pop español.
Cristina puso voz a varios de los mejores autores españoles de su generación, supo reinventarse en momentos difíciles y siempre imprimió a sus grabaciones una fuerza, una riqueza de matices y un desparpajo de las que otras cantantes carecieron. Hoy es una de las más longevas voces femeninas españolas en activo.
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