Cristina había publicado tres sencillos cortados por el mismo patrón y no había pasado nada. Se habían escuchado por radio, habían propiciado alguna aparición televisiva, pero no habían supuesto nada parecido a un gran éxito. Y a la cuarta fue la vencida. Nos encontramos a una Cristina que clava el estilo de Los Stop. Se olvida de orquestas, vuelve al formato grupo con instrumentos amplificados y coros masculinos y a los temas pegadizos y un punto pachangueros.
“Viva la vida” había sido grabada por su creador Palito Ortega y por Los 5 Musicales, pero sería la versión de Cristina la que llegaría al hit parade, aupada por una voz que desborda alegría y ritmo y por un órgano electrico juguetón y unos coros masculinos poco elaborados, pero efectivos. Es decir, justo haciendo lo mismo que había hecho con Los Stop.
La cara B, también con un acompañamiento similar es una buena canción que tiene un lejano tufillo a blues y que resulta bailable según los cánones de la época.
Aunque editada en el 1969, sería a principios del año siguiente cuando se metería durante varias semanas en el top 20, lugar que esta cantante no visitaba desde más de dos años atrás, cuando aún era la cara visible del conjunto barcelonés de Los Stop.