Tildadas ahora de conservadoras y ñoñas, en su momento las chicas yeyé supusieron un revulsivo en la pacata sociedad española de principios de los 60. Eran mujeres, casi niñas, que tomaban la iniciativa en la moda y la música, saltándose a la torera algunos convencionalismos atávicos. De todas ellas, la más destacada, la que más discos vendió y la que ha tenido una carrera más larga, ha sido Karina. Nacida en Jaén, se traslada con su familia a Madrid a finales de los 50. Son años difíciles en los que la mayor juerga dominical consistía en pasear por las calles del centro mirando escaparates.
En 1961 la joven María Isabel Llaudes gana un concurso radiofónico en La Voz de Madrid y lleva a casa tres mil pesetas, cantidad nada despreciable. Aquel triunfo hace que se fije en ella la RCA con la que graba un par de discos con versiones de canciones participantes en el Festival de Benidorm de aquel año, manteniendo su verdadero nombre y apellido. También pone su voz en jingles publicitarios para la radio y se patea las emisoras madrileñas en todo concurso canoro que se organizase. Pero su carrera no acaba de despegar.
En 1963 un cantante cubano afincado en España, Juan Pedro Somoza, la recomienda para entrar en el elenco del programa televisivo Escala en Hi-Fi, un mítico espacio presentado por Mochi en el que jóvenes actores y actrices hacían play back de las versiones originales de las canciones que triunfaban, siguiendo un endeble hilo argumental. Ellos y ellas movían la boca, lucían palmito e intentaban aparentar que eran Silvie Vartan, Elvis o The Beatles, pongamos por caso. Esta actividad, que cada domingo por la tarde inundaba los televisores en blanco y negro, hacía famosa la imagen de aquellos jóvenes. Por eso en 1963 Maribel Llaudes, rebautizada Karina por Torrebruno en un programa de radio, es fichada por Hispavox y comienza auténticamente su carrera.
En sus primeros discos abundan covers de éxitos foráneos. Connie Francis, Peter, Paul & Mary, Marie Laforet, Rita Pavone, Françoise Hardy y otros son versioneados por Karina, rodeándose en grabaciones y actuaciones de los mejores conjuntos madrileños del momento, tales como Los Pekenikes, Los Continentales o Los Jaguars, éstos últimos formados por militares norteamericanos de la base aérea de Torrejón. Son años ingenuos en los que el pop español daba sus primeros pasos y que casi todos sus protagonistas recuerdan como los más felices de sus vidas. En poco se diferenciaba entonces la carrera discográfica de Karina de otras chicas ye yé.
Su primer éxito importante va a venir de los inevitables festivales de la canción, concretamente del Festival de Palma de Mallorca de 1965, donde triunfa con una canción de Alberto Cortez: “Me lo dijo Pérez”. Es una de las canciones de aquel verano, pero también el autor e intérprete citado y Los 3 Sudamericanos hicieron versiones que vendieron tanto o más que la de Karina.
Por entonces, la jiennense recríada en Madrid representaba un perfecto equilibrio entre lo nuevo y lo clásico. Pícara pero buena chica, moderna pero sin estridencias rompedoras, alegre pero recatada. Karina estaba sentando las bases para gustar por igual a dos generaciones muy distantes en sus concepciones vitales. Su mánager, Emilio Santamaría (por cierto, padre de Massiel) dirige su carrera lentamente, pero sin pasos atrás.
En 1966 va a conocer a Rafael Trabuchelli, que ve en ella grandes posibilidades. Prepara para ella “Concierto para enamorados”, versión de un tema norteamericano basado en una melodía de Bach. El disco no es un bombazo, pero afianza la carrera de nuestra artista. Ese mismo año obtiene por votación popular el título de mejor cantante yeyé. Karina está preparada para el gran salto. Por otra parte, se le conoce su primer novio serio: Tony Luz, guitarra de Los Pekenikes, que luego tendría una larguísima carrera en bandas como Zapatón y Bulldog.
Ese salto al que antes nos referíamos va a venir por una doble vertiente: el cine con “Los Chicos del Preu” (1967) de Pedro Lazaga, película coral en la que también interviene un casi desconocido Camilo Sesto. La otra vertiente va a venir con la canción: “Romeo y Julieta”, que no alcanzará el nº 1, pero que pasará semanas y más semanas en el top 5 de ventas.
A partir de ahí, todos los discos de Karina van a alcanzar posiciones punteras hasta llegar a “La Fiesta / Las Flechas del Amor” (Hispavox, 1968), que a principios de 1969 estará siete semanas consecutivas en el nº 1. Karina es en esos momentos la cantante española más popular, y esa popularidad llega con todo su esplendor a Sudamérica. Entre tanto ha ido consolidando una carrera cinematográfica con películas de consumo juvenil como: “La Chica de los Anuncios” (1968) de Pedro Lazaga. También fue muy importante para la popularidad de esta artista la promoción añadida que supuso la edición de sus discos para fines publicitarios por parte de la marca de brandy Fundador y refrescos Mirinda. Estas ediciones, que se regalaban con estos productos, llenó de discos de Karina los hogares españoles.
A finales de 1970 es seleccionada para participar en el programa televisivo Pasaporte a Dublín, una especie de OT para consagrados, que durante todo aquel invierno en hora de máxima audiencia se asoma a las pequeñas pantallas para obtener el premio de representar a España en Eurovisión. El plantel es espectacular: Nino Bravo, Rocío Jurado, Junior, Encarnita Polo, Jaime Morey, Los Mismos… Karina podrá con todos y será la elegida para Eurovisión con una canción de su novio Tony Luz: “En un mundo nuevo”, con la que quedará segunda en la cita irlandesa. Esa canción vuelve a colocarla en el nº 1 absoluto de ventas durante dos semanas. Al tiempo, su LP, “Pasaporte a Dublín” (Hispavox, 1971), se convertirá en un hit entre los discos que giran a 33 r. p. m. y vendrá acompañado de película: “En un Mundo Nuevo” (1971) de Ramón Torrado.
A partir de ese momento la carrera de Karina va a iniciar el declive. Sus discos ya no se venden como antes, las galas poco a poco escasean. En 1973 se casará con Tony Luz para separarse poco después. En 1974 nos va a brindar un nuevo destello con su álbum: “Lady Elizabeth” (Hispavox, 1974), título con el que quiere evidenciar que ya no es la yeyé de antaño, sino una señora de la canción hecha y derecha. A pesar de su originalidad y buena factura, el disco no la devuelve a los primeros puestos.
Desde 1976 su carrera se oscurece por completo y a principios de los 80 se establece durante un tiempo en México, donde sigue grabando discos que aquí ni siquiera se editan. Casada y separada en tres ocasiones, debe enfrentarse a finales de esa década a un cáncer. Son años durísimos en los que todos le dan la espalda. Recuerdo una actuación en una discoteca de mi pueblo hacia 1992 o 1993 en la que se presentó con su hermano Paco y música pregrabada sobre la que cantaba sus viejos éxitos, mientras el escaso público le hacíamos los coros con otro micrófono.
Vencida la enfermedad y la insidia de los que la tratan como un juguete roto, serán sus compañeros las que la rescaten en 1994 para el espectáculo Mágicos 60 junto a Tony Ronald y Micky, entre otros. El show recorre toda España y la princesa del pop vuelve a granjearse el aplauso del gran público. Vuelve a televisión y sus reediciones y recopilatorios en formato CD se venden aceptablemente. Realiza nuevas grabaciones de históricas canciones de los 70 y mantiene su tirón en el circuito de oldies. Es requerida como consejera y jurado eurovisivo. Hoy nadie duda que Karina ha sido una de las más grandes del pop español y una historia de nuestra música es simplemente imposible sin su participación y reconocimiento.
Durante los 90 y ya en el siglo XXI Karina siguió grabando discos con un repertorio basado fundamentalmente en versiones de clásicos de la música sudamericana y viejos éxitos de los albores del pop. Ninguno de ellos tuvo una excesiva repercusión, aunque sus recopilatorios siguieron siendo una apuesta segura en cuanto a ventas se refiere. En 2010 recibió el homenaje de la AIE. En la actualidad trabaja en el anhelado proyecto de preparar un musical con el que despedirse de los escenarios. Este mismo año ha aparecido en varias televisiones recordando sus grandes canciones de siempre.
Para no hacer excesivamente amplia y repetitiva, no se han incluido en la discografía anexa las recopilaciones (más de veinte) que se han publicado con los éxitos de su época dorada (1967-1971) y las reediciones en CD de sus discos.
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