“Era joven y estaba llena de energía, con ganas de vivir, con ganas de romper y de llevar la contraria, ahora me tocaba vivir a mi y no sólo cómo los demás vivían”. Así reflexionaba Silvia Escario sobre los comienzos de la banda en que militó desde finales de los 70, Ultimo Resorte. Ese espíritu aplicado como auténtica filosofía de vida definía la visión del punk que Silvia dice haber mantenido a lo largo, no sólo de su carrera musical, sino de su propia existencia. Es por otro lado la determinación con la que regresa de su viaje a Londres en 1977, donde ha tenido ocasión de ver cómo bandas de jóvenes que no tienen idea de tocar instrumentos musicales, son capaces sin embargo de expresar su rabia y descontento formando grupos de punk. No perdió desde luego el tiempo en su estancia en la capital inglesa, ya que de allí volvió convertida en una auténtica leyenda local tras tener un encontronazo con la que era por entonces la pareja de moda: los mismos Sid Vicious y su novia Nancy Spungen. Aparentemente a la compañera del bajista de los Sex Pistols no le gustó nada que Silvia hiciese un par de fotos a su chico en el club londinense en el que coincidieron para ver a Johny Moped, y le tira la máquina fotográfica al suelo. Silvia se revuelve y le suelta una patada en el trasero. Sid interviene y las dos chicas terminan enzarzadas en una pelea. Existen, acompañando a reediciones de sus trabajos, y como refrendo de la anécdota, alguna foto con la pareja instantes previos al manotazo de la musa del punk con la que consiguió derribar la cámara.
A la vuelta de tan intensa excursión, se pone manos a la obra y compone la letra de una de sus canciones pioneras, “Peligro social”. Pero no es hasta 1979 que el grupo comienza de verdad a funcionar. Silvia (cantante), de veintiún años entonces, se junta con Juan Ramón Ferrando Soriano –Juanito– (bajo) de diecinueve, y formará el que será el único núcleo estable de un grupo que pasaría luego a la historia como una de las bandas clave en lo que vino a denominarse la segunda ola del punk catalán. Muchos coinciden en adjudicar los méritos de haber roto el hielo al rock macarra, urbano de una primera hornada formada por grupos como Marxa, Peligro, Mortimer o La Banda Trapera del Río. Sería luego con los aportes de Ultimo Resorte, L’Odi Social, Kangrena, Frenopaticss y similares con los que se consolidaría la escena punk-hardcore catalana de los 80.
A pesar de lo que pudiera parecer, el nombre de la banda no está inspirado en el del grupo británico oi! Last Resort. Aunque también comenzó a funcionar a principios de los 80, Silvia dice haberse fijado en una pegatina que se trajo de su primer viaje a Londres, en el que se anunciaba una tienda.
El debut de Ultimo Resorte se produce en 1979 con Tommy (guitarra) y Miguel Coll (batería) acompañando a Silvia y Juanito. El escenario para tan histórica ocasión resulta ser el hospital psiquiátrico de Sant Boi. Comentaba Silvia, como una de las razones principales para empezar la actividad del grupo: “Todo empezó porque estábamos hartos de todo y no queríamos seguir soportando actuaciones aburridas de grupos chorras que no divertían a nadie”. Y probablemente lo de su primera actuación frente a los internos de dicha institución fue de todo menos aburrida. Tras una sesión que incluía la proyección de la película de «El Zorro» (Guy Williams, 1957), payasos y flamenco saltaron a escena Ultimo Resorte. Éste es el relato de lo que aconteció: “Se cerro el telón, y entonces salí yo soltándoles una introducción a modo de advertencia de que estaban todos en peligro, que se apretaran contra los sillones y que pulsaran el ultimo resorte. De pronto empezaron a sonar la guitarra y el bajo, descontrolados, a toda potencia. Algunos entre el publico gritaron, otros se levantaron y empezaron a correr pasillo arriba, pasillo abajo. Otros abucheaban a los punkies que estaban a pie del escenario, algunos se pusieron a temblar moviéndose como histéricos y otros se quedaron muy serios, muy serios mirando y cada vez que acababa un tema aplaudían con todas sus fuerzas, y entre todo ese jaleo había un cura con sotana filmando todo esto en una película. Quince minutos de bronca y después alguien cerro el telón.” La filmación de la que habla Silvia, de existir, pasaría a ser el único documento grabado que existe del grupo.
En estos primeros escarceos de la banda, cabe señalar la aportación de Scotty, violinista y posteriormente pintor, que conoció Silvia en sus años mozos en Sant Boi. Llegó a contribuir incluso en la redacción de la letra de una canción “La bruja”, una de las pocas que no es obra exclusivamente de la cantante.
Pronto se producen los primeros cambios: Jorge Guber –Gabardino– pasa a encargarse de la guitarra y Patrick Boissel de la batería. No sería este el único moviemiento en la formación; y es que lo complicado de la convivencia con el eje Silvia-Juanito y la tensión que rodearía a la banda por lo extremo de su propuesta y provocación, genera los continuos cambios que caracterizarán la trayectoria de Ultimo Resorte. Con esta segunda formación, en febrero de 1980 tocan en el Texas, un bar de alterne, junto a Clinic Humanoids y 1984, dos grupos locales de similares características. El cartel anunciador avisaba de que el concierto transcurriría de 6 de la tarde a 3 de la mañana. Al parecer, con las 150 ptas del precio de la entrada tenía uno derecho a consumición. Patrick provenía de un grupo llamado Lemo, que enterado de que un grupo punk nuevo necesitaba batería, no dudó en presentarse en su local de ensayo. En sus crónicas, Silvia reconoce ser el responsable de haberles dado a conocer la música de bandas como The Dogs o Pere Ubu.
Poco tiempo después se produce un nuevo relevo en la guitarra, que pasa a ser propiedad de Jorge Tremosa –El Choly-. El nuevo guitarra sería el autor, junto a Patrick, de la música y letra de “No sintonizo”. Tocan en el Orquídea como teloneros de Mortimer, en un concierto del que Silvia destaca la presencia de un elemento del público que aprovechó la actuación para masturbarse. Como técnico de mesa entra Germán, que en un arranque, subió los botones de la misma a tope en una actuación en Década, arrancando con los ecos y reverberaciones los alaridos de la concurrencia.
Tras un nuevo cambio, esta vez en la batería, donde entra Jorge Yepes, se graba en abril de 1981 una maqueta en los locales Rius i Carrio. Los temas de la misma son los que pasado el tiempo, se editaron en el disco “Post Mortem” (Tralla, 1994), que acompañado por un libreto en el que generosamente se incluían fotografías de la banda, un escrito de Silvia y demás información constituye un trabajo de lo más interesante.
Es entonces cuando la banda, junto con un grupo de seguidores entre los que se contaban Loquillo y Xavi Shock, cantante de Frenopaticss, se va en tren, en un viaje de unas catorce horas a tocar en el concierto celebrado en Briviescas (Burgos), junto con Paraíso y los Escaparates, grupo liderador por Eduardo Benavente junto a su hermano Javier, embrión en cierto modo de Parálisis Permanente. El propio Loquillo le dedica uno de los capítulos-reseña de su libro “Barcelona Ciudad” (Ediciones B, 2010) a relatar la experiencia. La actuación tuvo lugar en una plaza de toros casi vacía, ya que la mayoría del público prefirió la seguridad de un montículo en el exterior para contemplar a las bandas.
En noviembre de 1980 se hacen un hueco, por invitación de Alaska y Los Pegamoides, en el concierto del Palacio de Deportes de Barcelona. Aunque fueron muchos los gestos de amistad entre ambas bandas, lo cierto es que la airada reacción de Silvia (“Hay una gran diferencia: las muñequeras de Alaska sólo sirven de adorno y las mías son para pegar”) cuando alguien le sugirió posibles similitudes con el grupo madrileño, ensombreció algo las cosas. Y es que Ultimo Resorte tuvo cierta fama de banda complicada en lo que a mantener buenas relaciones con algunos de los grupos con los que coincidieron se refiere. Es conocida la animadversión entre ellos y Frenopaticss, otra de las bandas barcelonesas del momento, o al menos como puntualiza Silvia: “(…) los celos y las envidias entre Frenopaticss y Ultimo Resorte (…) se limitaba concretamente a las personas de Xavi y su novia y a Juanito y a mi”. Al respecto de todas estas cosas, la cantante establecía, en uno de los varios memorandum que ha escrito sobre el grupo: “(…) Ultimo Resorte, que siempre contó con un montón de seguidores en sus conciertos, y que debido a una multitud de micro-estupideces tanto por parte nuestra como por parte de los demás, éramos un grupo envidiado al mismo tiempo que despreciado por todo el mundo”.
El servicio militar e ingreso en un hospital militar de Choli y Juanito respectivamente, provoca un parón de las actividades de la banda. Tras el regreso del último y la entrada en la formación de Rosa Artesero Sánchez (sintetizador), Juan Antonio Recio –Strong– (guitarra) y El Panko (batería) comparten escenario con Zoquillos en el Ateneo Sanboyano en un concierto organizado por la propia banda. La noche acabó en trifulca entre los punkies que habían acudido y un grupo de “manguis”. También tocaron tres noches seguidas en el Magic de Barcelona, pero la banda no recibió retribución económica alguna porque el coche del dueño del local apareció pintarrajeado.
Ultimo Resorte hacía gala de lo que se podría denominar “agresividad controlada”. Ante el tono grisáceo, mortecino de la Barcelona de la transición, la propuesta del grupo pasa por ser una bofetada, un puñetazo a los protagonistas del insulso día a día de una sociedad alienada: “Digamos no, perdamos la cabeza / no pasar inadvertidos / es tan divertido, viaja en autobús / la gente me provoca, me miran alelados / y veo en sus labios sonrisas Marylin / Borraría sus bocas, conformistas / cómo pasan los años, monotonía / mongos mudos / ciegos sordos” cantaban en “Barcelona es diferente”. Para un punk eran corrientes las peleas con “makis, cholos”, los maleantes de las capas más bajas de la sociedad. Y es que, como contaba Strong en una entrevista a Maximum RockandRoll: “Entonces se juntaban un poco la gente que venía por la música, por la estética (…) con directamente los malos, la gente peligrosa”. Esa “violencia como forma de relación” se extrapolaba también en los conciertos a los que acudían como público: Trifulcas organizadas como espectadores de La Banda Trapera del Río, o de Kaka de Luxe, y, cuando menos, fueron testigos de excepción de los disturbios en un concierto de Brighton 64.
Aunque no estaba clara la implicación política del grupo, se confesaban “en contra de prácticamente todo”. En el caso de Silvia, como mujer al frente de un grupo punk, se unía una apuesta decidida a no ceder a cualquier convencionalismo. Así, no era raro verla en las actuaciones con ropajes de confección totalmente casera bien con los pechos al aire, o cubiertos con transparencias o redecillas: “(…) no buscaba más que eso, no dar crédito al sentimiento preconcebido del pudor y a la imposición de la vergüenza a los cuerpos desnudos, que eran las reglas básicas de la moral que nos regía en aquel entonces, y que yo intentaba derrocar infructuosamente, además de intentar por todos los medios producir emociones fuertes”. Una actitud similar se podía observar en la explosión de sensualidad en escena de Tere, la cantante de Desechables. Casos como el de Tere o Silvia encabezaban una lista de artistas femeninas (que la propia cantante de Ultimo Resorte se encargaba de completar en uno de sus textos sobre el grupo con Magda Redondo, batería de Xeerox y Rosa Arruti, guitarrista en Los Erizos y Tendre Tembles) que dinamitaba la imagen que cantantes como Marina Rossell o María del Mar Bonet brindaban a la escena de la época. El precio a pagar por apuesta tan marginal fue alto como lo prueba la insistencia de Silvia en confesar haber sufrido su pertenencia a la banda, el no haber “tenido un día feliz”; “lo pasé fatal, yo nunca me divertí”.
Rosa y Strong iniciarian posteriormente un proyecto paralelo: Drama del Horror, que aunque comenzó como un fanzine de orientación política a modo de los Crass ingleses, “un rollo para ordenar las ideas”, pronto tuvo su correspondiente soporte musical.
Del local de ensayo en la calle Rius i Carrió conocieron a Peter Punk en unas actuaciones con Necrofilia y Disturbio, y a pesar de su incapacidad para con la batería, le fichan para el grupo en sustitución de El Panko, que abandonó el grupo para formar Attak. Así es como graban su primer sencillo, “Cementerio Caliente” (Flor y Nata, 1982), un trabajo que a pesar de su corta duración contenía la friolera de siete temas. De hecho la banda se vio obligada a acelerar las canciones para poder incluirlos todos. En algunos casos, como el de la famosa “Peligro social”, es Strong el que canta, ya que consigue meter más palabras en menos tiempo. “Toda una experiencia, había una luz roja en el estudio que se iluminaba cada vez que la aguja saltaba de un surco a otro, de lo juntos que estaban y había que volver a empezar”. A pesar de lo precario del sonido, constituye uno de los trabajos históricos del punk nacional.
La experiencia de Peter Punk haciéndolo lo mejor que puede a las percusiones dura poco y tras su vuelta de cumplir su servicio militar, Miguel, el batería original, se reincorpora a la disciplina del grupo.
En Vallirana tocaron con Desechables, en una actuación que de nuevo terminó con disturbios y carreras detrás de los seguidores punks hasta pueblos cercanos.
Pero quizás sean los problemas surgidos durante el concierto que dieron en el Rock Ola madrileño los que mayor trascendencia tuvieron. Ultimo Resorte iba a tocar con C-Pillos, pero tras apenas cuatro minutos de actuación las cosas se torcieron. Amén de la consabida lluvia de flemas y salivazos con los que se solía acompañar a los grupos punk que tocaban en la sala (veánse por ejemplo los documentos gráficos de los primeros conciertos de Siniestro Total), a Silvia le quitan el micrófono desde las primeras filas del público. Al intentar recuperarlo, consiguen arrastrarla desde el escenario y tirarla abajo; comienzan entonces a rasgarle la camiseta con la intención de desnudarla. Juan, airado, reacciona repartiendo mandobles con el bajo. Así lo relataba Strong en una entrevista: “Tú imagínate: Lapos, violencia, le quitan el pie del micro y ella va tras él, la tiran al suelo y Juanito empieza a golpear a la gente con el bajo. Silvia sube sin la camiseta y a partir de ahí la cosa se lió un poco más y encima ese micro lo robaron y nos lo querían cobrar a nosotros, 35 o 40 mil pelas nos pedían”. Juan se justificaba “Por cierto que no éramos así, no íbamos a los conciertos a romperle la cara a la gente”. Así, tras lo que M. A. Mediero describía como “(…) uno de los espectáculos más hilarantes, y a la vez lamentables” en La Guía del Mundo Musical, el grupo terminó la velada en comisaría sin haber cobrado un duro.
Forzados a cambiar en más de una ocasión de local de ensayo, les tocó utilizar una discoteca llamada Milady, que también sirvió para conciertos autogestionados, como el que dieron con Frenopaticss. Finalmente terminaron acogidos en el local habitual de otra banda mítica del punk catalán: Kangrena. Precisamente, de la época en la que compartían cuartel general, es el denominado Carnaval Musical que, organizado por la banda, reunió a Shit S.A. Minoría Local, Dog Clown y Kangrena. El evento tuvo lugar en el Bar Cal Ignasi el 12 de febrero de 1983. Según rezaba el cartel correspondiente la entrada fue gratuita.
La banda constituyó, junto a un puñado más de grupos, una auténtica célula activa de la explosión punk que se vivió en los 80 en la música catalana, y que sentó las bases sobre las que se cimentó, unos años después, una de las escenas hardcore más importantes del país. La comunicación con otro de los epicentros principales de aquel terremoto, Euskadi, fue bastante fluida, con continuas visitas de bandas de un lado a otro. Por invitación expresa de Javi Sayes (del fanzine Destruye de San Sebastián) Ultimo Resorte consiguieron invitación para participar en uno de los conciertos-festivales históricos del punk de estas latitudes: el que se organizó el 16 de abril de 1983 en el frontón de Oñati. El cartel incluía grupos como Odio, Basura, Vulpess, Cirrosis, R.I.P. y Cicatriz en la Matriz. El recuerdo que guarda la banda de la actuación y de la gente que la organizó es muy bueno. Únicamente Strong señalaba el regusto amargo que le causó el haberse visto envuelto en una pelea de tortillas y demás comida (presuntamente iniciada por Fray, cantante de Decibelios) justo enfrente de la gente que se había encargado de preparar algo para que las bandas pudieran comer antes de tocar. “Entonces ahí fue donde empezaron mis dudas para según que historias y me supo fatal”. El grupo pudo cerrar su gira por Euskadi con una actuación organizada por las Vulpess en la sala La Jaula de Bilbao.
En abril de 1983 fue cuando firmaron con Flor y Nata el contrato para poder grabar el que fue su maxi “Una Causa Sin Fondo” (Flor y Nata, 1983). Silvia comenta en su blog haberse encontrado por primera vez con Ernesto y Luis, los responsables del sello independiente, en el antiguo bar Zurich de Barcelona. El nuevo trabajo de la banda, grabado sólo un mes después, salió a la calle en el verano. Supone un cambio en el sonido del grupo, con la introducción del sintetizador de Rosa y efectos como el de doblar la voz de Silvia en algunos temas. Sin perder un ápice de la intensidad de siempre, con cortes trepidantes como “Presos”, los nuevos aires les acercan en algunos temas a Siouxie and The Banshees.
Se presentó con varias actuaciones en la sala Zeleste, y mereció una encendida reseña a favor de la banda (“Ultimo Resorte, y no creo que nadie se atreva a negarlo, son una de las bandas más leales que el punk ha tenido por aquí”) y del disco por parte de Jaime Gonzalo en Rock Espezial (aunque en el libreto de la primera edición de “Post Mortem” aparece erróneamente acreditado a la revista Rockdelux). Dicho artículo se titulaba de la misma forma en la que acababa: “No es Fácil ser Punk”. Años después, el lema inspiró el título de un trabajo de reedición de temas del grupo “Qué Difícil Es Ser Punk!” (Outline, 2001). “Una Causa Sin Fondo” se reeditaría en “Five Old Spanish Punkrock Twelve Inches” (KBD, 1999), juntos con los 12” de Toreros After Ole, Espasmodicos, La Broma de Ssatan y Larsen.
Se producen entonces las salidas del grupo de Rosa y Strong, sustituido este último por Marc Viaplana. Sobre su salida de Ultimo Resorte, el guitarrista comentaría: “Era muy duro, era jodido. Yo no lo dejé tanto por el grupo en sí como por el entorno. Me sentía incómodo”.
Tras telonear a los norteamericanos MDC, en Zeleste, junto con Kangrena, el grupo termina por disolverse. Juan comentaba, a toro pasado, que el final de la banda se veía venir al poco de entrar Marc. “Se iba muriendo todo, demasiados cambios de batería, guitarra, (…) Aquello empezó a ser una obsesión”.
Juan y Miguel (incluso Strong más tarde) se embarcaron en un nuevo proyecto, GRB, que terminó por ser otra banda de referencia de aquellos convulsos años del punk catalán en los 80. Mucho después, Juan se involucró en otros combos, como Periferia Rock o Supongo Cariño. Silvia tras la disolución de la banda, manifestaba sentirse “viva sin poder reprimir mi creatividad”. Escribió alguna letra para GRB. Tal y como describe ella, “por el 88 volví a nacer, fue justo cuando logré escapar del infierno de mi esquizofrenia galopante”. Repuesta, no fue hasta mediados de los 90 que volvió a la escena musical con Berlín 80, grupo formado en 2000 inicialmente con Wilko, Joan Grip (de La Conjura de los Necios) y Jou, que adoptaba el título de una de las canciones de Ultimo Resorte. Tras algún cambio en la formación llegaron a editar un año después un disco. En 2005, junto a Wilko, Joan Grip, Alice Go y Oskar El Guiri formó Algo Tóxico.
En 2006 moría Rosa, que vivía en Amsterdam. El grupo, con una formación en la que aparecían Silvia, Juanito, Miguel, Strong y Marc, dio una actuación el 13 de mayo de ese mismo año. Fotos de ese homenaje y la poesía que le dedicó Silvia en su memoria y con la que además inició su blog, se incluyeron en la reedición que Radikal Records hizo de “Post Mortem”.
Último Resorte, a pesar de su corta pero intensa trayectoria, fue sin duda alguna pieza clave en el desarrollo del punk por estas latitudes. Prueba de su relevancia son las numerosas reediciones que se han realizado hasta la fecha de sus grabaciones. El último ejemplo es el de «La Larga Sombra Del Punk» (La Vida es un Mus, 2009), donde se recuperan los dos trabajos de la banda, el sencillo «Cementerio Caliente» y el maxi «Una Causa Sin Fondo». Además su música ha tenido eco internacional: Se les incluyó en la cinta “Spanish HC” (BCT Tapes, 1984), junto a R.I.P., MG15, Frenopaticss y Anti / Dogmatikss, editada tras mandársela Boliche, batería de Frenopaticss y posteriormente de Subterranean Kids al sello californiano BCT Tapes. También fueron portada del número 289 de junio de 2007 de Maximum RockandRoll Magazine. La entrevista que les hicieron fue incluida luego en «La Larga Sombra Del Punk».
En 2012 se produce la edición de «Demo 1980 – Directo 11983 (Bilbao)» (Vomito Punk Rock, 2012), un vinilo, segunda referencia en el pequeño sello valenciano Vómito Punk Records, en la que se recuperaba la primera maqueta que grabara el grupo para enviar al programa de radio de Jesús Ordovás y el concierto que dieron en 1983 acompañados de las Vulpess en la sala La Jaula de Bilbao. Material de innegable valor histórico y documental que permitía escuchar a Ultimo Resorte en un modo ligeramente más relajado en comparación a otros trabajos.
Ahora, una vez echado el telón, nos queda su música y las reflexiones de Silvia de aquellos días al otro lado del teclado.
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