“He sold his soul for rock´n roll”, rezaba el anuncio del film de Brian de Palma “El Fantasma del Paraíso” en 1974. “Si te gustan los Modern Lovers, Sparks, Vainica Doble, Brian de Palma, Buñuel, Blondie, Patti Smith, Incredible String Band, Lovecraft, el Realismo Fantástico, Sisa, Juan Perucho y Woody Allen, tienes menos de 18 años y tocas guitarra o bajo, un ex-vocalista y letrista de KAKA DE LUXE te busca para formar grupo”, el de Fernando Márquez en Disco-Express en el verano de 1978 (también disponible la versión reducida, “Si quieres ser estrella del pop y eres bajista, guitarra o teclista (sin órgano) llama al 4453838” en Onda2).
La idea del Paraíso nace, como el propio Zurdo explicaría, como evolución personal de Kaka de Luxe, lejos de esa invasión de petardeo superficial y anodino que tanto aborrecía, y que cada vez era más influyente a medida que se acercaba la partida de Nacho y Enrique al Servicio Militar. Así, tan sólo unos días antes de la salida del EP de Kaka, El Zurdo anuncia sus intenciones de dejar el grupo tras las actuaciones veraniegas para formar un nuevo proyecto musical junto a… Carlos Berlanga.Y es que conceptualmente ambos fueron los padres de este proyecto con miras al componente naïf del «Egyptian reggae» de The Modern Lovers, antítesis de lo que se cocía en Kaka de Luxe y que Fernando ya había asimilado creando el «Para ti» y otras canciones sacadas recientemente por el sello Siesta.
Pero tras un prometedor comienzo en que Carlos se lanza a coger por primera vez una guitarra y en que esboza unos primeros temas (“No te equivoques” y “Crimen pasional”), tras la vuelta de sus vacaciones, y una vez los músicos han ido llegando, en cierto modo siente que ha perdido el control sobre la banda. Tiene una disputa con ellos relacionada con cómo quería el sonido en una determinada canción que había creado, cuando en realidad tan sólo estaban afinando. Tras esta «humillación», Carlos pretende que El Zurdo eche a todos los músicos presentes, y este, ante la volubilidad de Carlos y el hecho de tener ya una banda formada, se decanta por ellos, algo que Carlos nunca perdonaría y que produciría se desligase del proyecto, si bien es cierto que su influencia tras su salida, no sólo en aspectos estéticos y gráficos, se vería reflejada incluso en alguna canción del grupo.
Tras el citado anuncio, van apareciendo los músicos. Primero llegaría Mario Gil, teclista de tan sólo dienciséis años (aún estaba cursando el BUP) nacido y residente hasta hacía poco en Suiza, y al cual le gustaba tanto la escena punk (Ramones, Sex Pistols, Buzzcocks, Rezillos) como la new wave (Blondie, B-52). Días después llega, tras varios intentos fallidos de montar un combo femenino, Isabel San Gabino, guitarra rítmica y estudiante de Historia. Más tarde, Antonio Zancajo, guitarra solista que ya contaba con amplia experiencia en jams con gente como Dave Thomas, los hermanos Pardo, César Fornés, Paracelso o La Teta Atómica, y que, con sus veinticinco añazos, elevaba la media de edad del grupo. Por último, entraron Paco Díez de Velasco, batería fan de la Velvet y estudiante de Geografía, y su amigo Gregorio Pérez, bajista aficionado al rock sinfónico y estudiante de Filología Hebrea que llegaba sin demasiada convicción. Ambos procedían de una banda llamada Zarathustra, cuyo mayor logro había sido el de telonear a sus amigos los Uhu-Helicopter (germen de Nacha Pop), grupo con nombre de pegamento escolar, en cuyas filas se encontraba Carlos Brooking, Nacho Vega y Jaime Conte.
Habían cogido como local de ensayo un sótano tan cutre en Lavapiés, que Natalia Reparaz, por aquel entonces amiga de Carlos y estudiante de canto en Londres, no había querido entrar en el grupo como corista. Desde un primer momento el abismo entre el virtuosismo de Antonio y Gregorio y las connotaciones naif de Carlos provocan grandes diferencias. Diferencias ante las cuales Fernando hubo de elegir, decantándose por los músicos.
Así, tras la salida definitiva de Carlos, Antonio tomaría el timón musical, poniendo sonido tanto a su herencia como a otros temas que ya había compuesto El Zurdo: el “Para ti”, el “Rock para Vitorichi”, una versión primitiva pero genial del “Mongoloide” de Devo (“Hay gente que nace para estrella, y hay otros que quieren serlo pero tienen un cromosoma de más”) y otra de un clásico de los años 30, “Brother, can you spare a dime?” adaptada al castellano como “Tío, ¿me puedes prestar?”.
Pronto Juan Luis empieza también a aportar su granito de arena en la labor creativa componiendo sus primeras canciones, “Jet Acción” y “Estrella de la radio”, arma arrojadiza inicialmente dirigida a Gonzalo Garrido por no haberle invitado a su programa «Dominó» de Onda 2 (y sí a Fernando) y que, con el tiempo, acabaría siendo dedicada a Paco Pérez de Brian, de «El Búho Musical» en Radio Juventud. Con estos temas, más una versión acelerada de “La pluma eléctrica” de Kaka de Luxe, una versión del “Top of the Pops” de los Rezillos, otras dos letras más de Juan Luis musicadas por Fernando (“Vacaciones en la Morgue” y “El horror de Jonestown” –canción sobre la matanza de un millar de fanáticos en torno al reverendo Jim Jones en la Guayana, con un arreglo psicodélico de Gregorio basado en “Careful with that axe, Eugene” de Pink Floyd-) y “Algo le pasa a mi beibi”, tema de Fernando sobre la muerte de la novia de Syd Vicious -que, con el tiempo y otra letra, daría pie al “Taquicardia” de Paco Clavel-, se da forma a un primer repertorio con el cual se comienza un periplo de rodaje en el que se decide utilizar seudónimos para no quemar el nombre.
Así, con tan sólo dos meses de ensayos, llega el primer concierto el 22 de diciembre de 1978 en Psicología de Somosaguas bajo el nombre de Rudy Soplapollas y los Obtusos (parodia de Ian Dury & The Blockheads), y en el que sin ensayo previo e improvisando cada cual a su bola, se suben al escenario un gran elenco de amigos invitados, conformado por Santiago Ulises Montero al saxo, Juan Manuel Ibeas a la armónica, Dris a la guitarra acústica y Carmen Madirolas, María Portuondo y los hermanos Entrena a los coros. La actuación debió ser tan caótica y bizarra, con un sonido tan horripilante, que El Zurdo por primera vez sentiría en sus carnes la dureza de los libros que acostumbraba a lanzar desde el escenario.
Tras esta actuación, Paraíso amplía la formación a diez con la entrada a los coros de los dos amigos de Juan Luis, Carlos Entrena y Sergio Entrena, y la esposa de Antonio, María Portuondo, reforzándose, de este modo, el lado bohemio del grupo hasta ahora únicamente representado por Juan Luis y Fernando. Los Entrena aportaron, además, un «cachondeo escatológico» no reflejable en palabras; lo mejor de todo, vestidos de traje y corbata, como gente respetable, y práctica gabardina para el robo de discos.
Eran buenos tiempos para Paraíso, siendo incluso los grandes protagonistas de un amplio reportaje de Ordovás en Disco-Express frente a otras bandas como Zombies, Pegamoides o Nacha Pop. Quizá por este motivo, amén de por los malentendidos surgidos de las satíricas declaraciones de El Zurdo acerca del infierno que había supuesto su estancia en Kaka en contraposición con el paraíso que ahora gozaba, y de las mofas de la banda hacia Bonezzi, cabeza principal de la nueva etapa kakosa, Paraíso se encuentra sin quererlo en contra de la Nueva Ola madrileña. Rencillas aparte, el 79 empieza bien con un par de buenas actuaciones bajo el elegante pseudónimo de Cadillac Mentolado en M&M y en el Nuevo Ateneo de Prosperidad junto a Tos, a quienes estaban ayudando bastante en sus comienzos.
En escena, estéticamente, y al igual que el Kaka de sus inicios, ofrecían una imagen nada homogénea, reflejo de la diversidad de gustos musicales de cada uno de los miembros de la banda, mezclándose así los trajes de los hermanos Entrena (Carlos Entrena acabaría creando Ejecutivos Agresivos), el aire bohemio de Antonio y el hippioso de Gregorio, con las pintas teen de Mario y Paco, la estética punk de Isabel, la sensualidad de María y el aire peculiar de Juan Luis y Fernando.
Sea como fuere, dejando atrás los Gilda y los Garbos de turno, el grupo está rodado, y poco antes de la inminente presentación oficial surgen las primeras discrepancias serias, algunas de ellas motivadas por el eclecticismo reinante (a Mario, por ejemplo, sólo le interesaba la new wave, no la psicodelia ni las baladas, y estuvo a punto de pasar a Pegamoides). Se decide expulsar a Isabel del grupo porque la mayoría de los miembros de la banda la consideran poco preparada. El relevo a la guitarra lo tomaría Enrique Sánchez, un amigo y compañero de trabajo de Antonio (ambos serían despedidos por su progresivo desinterés a medida que crecía la actividad del grupo).
Tiempos turbulentos bajo los que llega la presentación oficial, ya como Paraíso: el 28 de marzo de 1979, en el Teatro Martín y de la mano de Mikel Barsa, bajo convocatoria de toda la prensa y competencia de la capital vía quinientos programas de mano editados y distribuidos por la propia banda por Madrid. Se estrenan nuevos temas, como una versión del “Just what I hended” de los Cars; dos versiones satíricas de Kaka, “La alegría de morir”, y “Sé una chica de hoy”, canción que provocaría diversos enganchones con Ramoncín por la mención que en ella se le hace (el más conocido aquel en El Sol junto a su novia Diana Polakov contra Alaska y Eduardo Benavente) y a la que se había añadido una introducción a capella del “Monday, Monday”; el primer tema al completo de Juan Luis (“Drama en spray”) y otra letra suya musicada por Mario (“Lipstick”) así como un cambio de letra en la canción dedicada a Syd, que pasó a llamarse “¿Qué es lo que me pasa, beibi?”. Salvo el arreglo progresivo de “El horror de Jonestown”, que duraba hasta doce minutos, con solos enormes de Antonio aderezados con invocaciones a Satán de los hermanos Entrena, el resto del concierto gustó (Ordovás les dedica una página en Disco-Express y Onda 2 les pone bastante bien), consagrándose el “Para ti”, la “Estrella de la radio” y “Vacaciones en la Morgue”.
El punto culmen de la banda llega el 4 de abril, cuando tras telonear a los Sniff ‘N’ The Tears en el Martín, el periodista musical Rafa Abitbol hace una crónica muy larga en Champú, Peine y Brillantina en la que termina diciendo «y después de Paraíso tocaron los Sniff ‘N’ The Tears».
La cosa gustó tanto al empresario del teatro, Paco Carvajal, que regresaron la semana siguiente, acompañados de Nacha, Alaska y Tos e incluso se graba una maqueta de cinco temas (“Para ti”, “Estrella de la radio”, “Mongoloide”, “Vacaciones en la Morgue” y “Se una chica de hoy”) en Audiofilm que se radia bastante en Onda 2 y que sirve para abrir paso a un montón de grupos noveles. De hecho, en una entrevista para Star, la banda muestra sus intenciones, tras la experiencia positiva con Tos, de ayudar a nivel de management a los grupos de la nueva hornada. Al parecer, sólo recibieron una llamada en respuesta, la de unos tíos rarísimos que ensayaban en una casa de Prosperidad: El Aviador Dro y Sus Obreros Especializados.
Tras el buen sabor de boca del teloneo a los Sniff, se empieza a trabajar en nuevos temas, incluyendo “Y al final (Carolina)” (tema de Fernando como respuesta al “Caroline says” de Lou Reed y con dedicatoria moralista a Alaska) y “No quiero mirar (otra vez atrás)”, segundo tema completo de Juan Luis dedicado a una Ana Curra pre-Pegamoide y aún no integrada en la modernez. Musicalmente, la cosa sigue funcionando a un ritmo frenético, consiguiéndose el 2º Premio en el II Villa de Madrid en la Casa de Campo, por detrás -al igual que Kaka- del Wyoming y su nueva banda, Paracelso. Tocan en el Teatro Martín con los Cucharada de Manolo Tena, sonando bastante bien gracias a la mesa de mezclas de estos, en una serie de conciertos llamados Jaque al Muermo, con Radio Futura, Alaska y los Pegamoides, Rebeldes… Sin embargo, los problemas en la banda continúan. En este mismo mes, Fernando intenta que entre en el grupo como solista Carmen Madirolas, situación ante la cual, los Entrena se enfadan por desagravio hasta el punto de querer influir más en el apartado musical, proponiendo una criba ultrapop de los temas que menos les gustaban.
En el ensayo del día siguiente Fernando apareció con una carta dando un ultimátum: o se íban los Entrena o se iba él. Los músicos, apoyaron a Fernando y el desenlace de la historia concluye con la salida de los Entrena de la banda. Carmen Madirolas tampoco entra en el grupo como solista y más tarde sería la cantante de Rebeldes (tuvo que cambiarse el nombre a Bólidos), el grupo que formaría Isabel tras su marcha de Paraíso y con el cual compartían local. Por si esto fuera poco, justo por esta época se desarrolla un conflicto personal entre Antonio, María y Gregorio que marcaría para siempre el devenir del grupo. La marcha de María no aligera las tensiones y en el Paraíso, poco a poco, nadie se puede ni ver.
Es justo en medio de este panorama que se acaba grabando un poco a la desesperada con Chapa el single “Para Ti / Estrella de la Radio” (Zafiro, 1980), consiguiendo una colaboración corista de lujo que se mantendría durante unos cuantos meses: Alaska y Carmen Madirolas. Grabado en los estudios Eurosonic, el resultado no es nada malo, a pesar de Luis Soler, el productor adjudicado por Zafiro, gracias a la producción bajo cuerda de un Manolo Tena a la sazón en Cucharada, grupo de Chapa. Los de la compañía de discos pensaban que el “Para ti” era muy dirigible al Festival de Benidorm, y ordenan no difundir la maqueta. Fernando estaba exultante y veía como el éxito se les acercaba, además con su canción. Pero el resto, no lo veía tan claro, y Juan Luis, le pasa la cinta a Abitbol, quien tarda medio segundo en radiarla, algo, al parecer, descalificante para el festival. A partir de ahí la casa de discos empieza a dudar del proyecto Paraíso.
La frescura que aportaría la presencia de las potentes coristas y la grabación del single no es suficiente para borrar tanto desánimo. El Zurdo, que ve que el asunto se le escapa de las manos, un poco para evadirse, otro poco para intentar satisfacer los distintos gustos musicales de los componentes de la banda, monta dos proyectos paralelos. El primero, Piernas Ortopédicas, junto con Berlanga y Canut, no serviría más que de caldo de cultivo de nuevos temas para Pegamoides (como “Tokyo”) y desaparecería una vez firmaron éstos con Hispavox. El segundo, Biscúter, junto a Antonio y Gregorio, de blues-folk-rock, tan sólo llegaría a telonear a Paraíso en un par de ocasiones.
En 1980 la crisis se aviva tanto que vista la insostenible situación, El Zurdo plantea la expulsión de Gregorio del grupo, ya que, musicalmente, era mucho más fundamental Antonio. Tras una surrealista tarde en la que Joe Borsani, fan fijo de la banda, hizo de árbitro, Paraíso se queda sin bajista. Tras ponerle música a Paco Clavel en la Fiesta de la Campana, se participa junto a lo más granado del pop español de entonces (Nacha Pop, Tos, Trastos, Pegamoides, Mamá, Rebeldes, Mario Tenia, Mermelada) en el famoso homenaje a Canito, batería de Tos muerto en accidente, siendo las cámaras de TVE testigo de la última colaboración sin previo aviso de Olvido y Carmen (mítica la introducción de El Zurdo al “Vacaciones en la Morgue”: “Puede que a algunos les resulte, o les parezca inoportuno. Creemos que Canito tenía más sentido del humor que todos vosotros, por eso lo incluimos”). A decir verdad, terminaron cansándose por el elevado ritmo de actuaciones, ya que, como casi nunca cobraban, no paraban de llamarlos. Había dinero para unos grupos y no para otros y la diferencia era tener o no tener mánager. En Paraíso, u organizaban los conciertos directamente Fernando, Juan Luis o Antonio, o gentes caóticas como el Colectivo María (los nuevos La Cochu, célebre grupo de actividades artísticas centrado en el barrio de Chueca).
El ahora sexteto paradisíaco comienza a grabar en Zafiro unas maquetas para un hipotético LP y el 15 de abril se presenta el single en la sala El Sol. La casa, no escatima esfuerzos para convocar a toda la crítica nacional, pero, sin embargo, no sonoriza la sala, con lo que, tocando con el equipo de ensayo, el resultado es terrible. Dicen que sonaron tan mal que no parecía haber diferencias entre canciones. Como castigo, se les retira la promoción y se distribuye mal el disco, eliminándose la más remota posibilidad de LP (de hecho los masters de esa maqueta son inencontrables porque al parecer regrabaron encima). La prensa especializada (Ordovás, Costa, Julián Ruiz) y las FM (Onda2 y Radio3), claman indignadas pidiendo la cabeza de los auténticos responsables. En la presentación debutaron Manolo Martínez (un bajista amigo de Enrique) y Mar Dorado (una corista quinceañera con voz de niño de San Ildefonso -como se puede comprobar en el “Y al final (Carolina)” que editó en el 83 Nuevos Medios-), que pasarían de forma intrascendente por el grupo.
Entre finales de abril y primeros de mayo, se recupera el crédito perdido en El Sol, actuando durante seis días en El Escalón. La Banda de Moebius publica, gracias a las gestiones de Eduardo Haro Ibars, el primer libro de El Zurdo, y en el suplemento de El País le hacen una larga entrevista sobre la nueva ola. Entre unas cosas y otras, Paraíso era de nuevo motivo de constante actualidad. Los dos últimos días de mayo actúan en el Martín teloneados por sus nuevos protegidos, Los Coyotes. El 26 y 27 de junio graban para Popgrama cuatro temas –«Makoki», «Vacaciones en la Morgue», «Carolina» y «Lipstick»– que se editarían por Nuevos Medios en el 83 aprovechando el tirón de La Mode, “Paraíso” (Nuevos Medios, 1983). En 1982, casi coincidiendo con el final de Pegamoides, Zafiro ya había publicado un curioso maxi, «Kaka de Luxe / Paraíso» (Zafiro, 1982), en el cual se recogían las canciones del primer EP, más «Pero que público más tonto tengo», y las dos del único single de Paraíso en activo.
El caso es que tras el fracaso en la presentación de El Sol, pasaron todo el verano pegándose con Zafiro, pidiendo o LP o carta de libertad. El resultado es que en septiembre, Paraíso ya no existe. Antonio, Mario y Paco se unen a Rubi (esta los botaría al poco tiempo por no acatar ser sus casinos) y El Zurdo, escarmentado de grupos tan numerosos, emprendería el proyecto Pop Decó.
El 2 de octubre, Paraíso hace su primera despedida oficial en El Sol y, como no podía ser de otro modo, la cosa falla estrepitosamente. Un Juan Luis etílico se olvida de las letras y se pelea con Mario (nunca concibió no tocar como era debido) dentro y fuera del escenario, la corista y el bajista no salen a escena por considerar el grupo que no eran representativos… el sonido no estuvo mal. El 21 de marzo de 1981, se produce en Caminos una segunda despedida de Paraíso, ya sólo con Fernando, Antonio, Mario (los tres ahora en La Mode) y Paco, junto a Coyotes y Bólidos. Según se dice fue la vez que mejor sonaron.
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