Recién llegado del servicio militar, Carlos Treviño –Fray– decide ponerse manos a la obra y comienza a buscar a un «batería suicida» que le acompañe a él y a sus amigos Maciá y Xavier Vilaró, que tocan la guitarra, en su intento de formar una banda. Al anuncio ofreciendo el puesto, responde Miguel Alférez, que tocaba en una banda pachanguera. El puesto es suyo, y finalmente el del bajo será para su hermano Manuel Alférez –Manolo-, músico también en el mismo grupo que Miguel. Aunque en un principio funcionaron bajo el nombre de dB -abreviatura de decibelio- terminarán decantándose por el nombre completo. Pocos meses después, Maciá se va, dejando el grupo. Decibelios comienza su andadura como cuarteto, formado por Fray, Xavi, Miguel y Manolo.
El primer concierto de la banda tiene lugar el 13 de abril de 1980 en un pub del Prat de Llobregat llamado Negrito. En sus comienzos, el sonido de la banda, autodenominado por ellos mismos como «rock putrefacto», tenía mucho de rock duro impregnado de aires punk. Para sus actuaciones hacen uso de disfraces, pelucas y todo tipo de atuendos posibles. En un esfuerzo por impactar en la audiencia, no dudan en utilizar vísceras, carne cruda de animales y herramientas variadas como motosierras, extintores, televisores etc. Muchos medios los llegaron a tildar de repugnantes. En cualquier caso, la banda, aun reconociendo lo duro de su apuesta, aclaró en más de una ocasión, para evitar que las exageraciones se tomasen por ciertas, que nunca se llegó a matar a ningún animal.
A pesar del recelo que levanta este tipo de actitud, Decibelios consigue un número razonable de bolos por la escena barcelonesa, hasta que llega la posibilidad de grabar su primer sencillo con el madrileño sello discográfico DRO. El acuerdo entre la banda y la compañía en la que milita lo más granado de los grupos que conforman el ambiente musical del Madrid de los 80 resulta posible principalmente por la buena química que se establece entre Servando Carballar, el responsable de DRO y Miguel, encargado, dentro de la filosofía de autogestión mantenida por la banda, de las labores de promoción y contratación. El resultado es el primer vinilo de la banda, el sencillo «Paletas Putrefactos» (DRO, 1982), título con el que recogen dos de los aspectos principales con los que el grupo pretende identificarse en esta primera etapa: su condición y origen obrero, trabajadores de extracción humilde y el carácter provocador, repulsivo y escabroso que caracterizan sus letras y actuaciones. El sonido del grupo, todavía en estado de gestación, da claros síntomas sin embargo, de toda la rabia que pueden llegar a transmitir.
Al debut discográfico sigue la salida del grupo de Xavi, aparentemente motivada por la poca gracia que le hacía a su novia la participación de éste en un proyecto como Decibelios. Su despedida se produjo tras el concierto que dio la banda como teloneros de Dr.Feelgood en la plaza de toros Monumental de Barcelona. Será sustituido por Manel Domènech, que había tocado ya en diversos combos punk de Barcelona.
En febrero del 1983, la banda vuelve a grabar un nuevo sencillo «Paletas… y Bolingas» (DRO, 1983). Para la ocasión se desplazan a Madrid, y como relata Fray en la carta incluida en la biografía del grupo escrita por Carles Viñas «Botas y Tirantes: Una Historia de Decibelios» (Street Music Publishing, 2008), la experiencia incluyó más actividades aparte de la estrictamente musical: «La verdad es que pasamos los días de los estudios Track yendo al bar y del bar a los estudios, por lo menos recorrimos treinta bares diferentes. El diploma de bolinga se lo llevó el Manel, que casi rompe un tabique de la pensión de un cabezazo debido a que perdió su centro de gravedad al intentar ir al váter a mear. No veas la cara que pusieron los del estudio cuando nos vieron entrar con los instrumentos y una caja de treinta cervezas«. La incorporación de Manel al grupo, amén de para disputar los primeros puestos en las competiciones internas para determinar al mejor bebedor, supone un importante empujón en el cambio de rumbo experimentado en el estilo de la banda. Su experiencia resultó vital para la incorporación de registros ska en el espectro musical de la formación.
Quien también entró a formar parte de la plantilla del grupo fue Boris Porter. Por 1982 tocaba en Ultratruita y tras coincidir en conciertos con los miembros de Decibelios, le proponen tocar el saxo en su segundo sencillo. A partir de entonces, su presencia en discos y conciertos le valieron la condición de un componente más de la banda.
Y es que desde este segundo trabajo, Decibelios se orienta por canciones de combate, que destilan rabia y amenaza de acción directa, de violencia callejera. Se encargarán de transmitir la llama encendida por las bandas inglesas oi! surgidas al amparo de la explosión punk vivida desde finales de los 70. De hecho, la banda puede considerarse como pionera y máximo exponente de este estilo, no sólo en Cataluña, sino en el resto del estado. Tal y como relata Carles Viñas en su biografía, a principios de los 80, no era exagerado afirmar que el censo de skinheads en la ciudad condal se reducía, casi exclusivamente a Fray y a Enric -Quique- Gallart, quien fuera con posterioridad cantante de Skatalá. Fue precisamente con la consolidación de Decibelios y del referente que supusieron, cuando empezó a surgir una auténtica escena skin, formada por chavales que vieron en la mezcla de los sonidos combativos del sonido oi! y una personal lectura del ska, la forma ideal con la que canalizar su rabia y frustración. Cabezas rapadas, botas, tirantes y cazadoras bomber comenzaron a ser componentes habituales en la estética recién importada desde Inglaterra por los seguidores de la banda.
La banda graba entonces «Caldo de Pollo» (DRO, 1984), un larga duración que cabría catalogar, aun a riesgo de exagerar, como auténtico hito en el punk-oi! estatal. Un trabajo pionero, en el que se recoge por vez primera, toda la intensidad y rabia que hasta entonces sólo había sido posible escuchar en los vinilos de 4-Skins, Blitz, Cockney Rejects, Sham 69 y demás combos británicos. El disco contenía balazos varios mezclados con ska, una adaptación de «La muerte tenía un precio» y una versión de un tema de Angelic Upstarts. La presentación del disco tiene lugar el 22 de septiembre en la sala Zeleste de Barcelona. Como sencillo, un pildorazo con el tema del larga duración con mayor capacidad para dejar a uno petrificado, «Matar o Morir» (DRO, 1984).
Precisamente y relacionado con el tema de dicho sencillo está la conexión que la banda tuvo con IV Reich de Zaragoza, y más directamente con Isa, su batería y Juanra, el bajista que perdiera la vida en lo que realizaba el servicio militar. A él le dedicaron la canción «Matar o morir«. Además en junio de 1984 acudirían a un concierto celebrado en la capital maña donde también tocarían IV Reich, Golden Zippers, Vómito Social (banda de la misma Zaragoza que no hay que confundir con la de Irún que se llamaría posteriormente Vómito), Shit S.A. y Kangrena.
Llegan a tocar en el mítico Rockola de Madrid, y en algunas de los conciertos que dan en el País Vasco coinciden con La Polla Records y Eskorbuto. En sucesivas visitas a tierras vascas llegarían a tocar también con Kortatu y M.C.D. La conexión de Decibelios con la banda de Bilbao se intensificó a raíz de la relación que en su etapa en Barcelona tuvo Loles Vázquez (Vulpess), hermana de Niko, Bernardo y Karmelo (integrantes y mánager de M.C.D., respectivamente) con Manel. De hecho este último llegó a tocar en algún concierto con ellos por el País Vasco.
El siguiente disco, publicado un año después, «Oi!» (DRO, 1985), con tan sólo nueve temas, los confirma como banda puntera del género. Concebido por la banda como un modo de «romper un poco con la historia de ‘Caldo de Pollo’«, apuntala sin embargo los logros del primero. No tiene un momento de desperdicio, y como versión, en esta ocasión, la banda incluye un tema de 4-Skins. Zeleste fue de nuevo la sala elegida para su presentación en directo. Como promoción sale el sencillo «Ningún Nombre de Mujer» (DRO, 1985), una de las mejores canciones compuestas por el grupo. Fue precisamente con un videoclip de esta canción con la que aparecieron en el programa de «La Bola de Cristal» (TVE). Realizado en tono burlesco, presentaba a la banda emparejando a Fray con una vaca a las puertas de lo que parece un cementerio. La participación en otro programa de televisión, «Auanbabuluba-Balam-Bambú» (TVE), dirigido por Carlos Tena, recoge un momento anecdótico, cuando Decibelios interpreta junto al mismísimo Servando Carballar, sin la cobertura de sus trabajadores especializados, una versión de «Monkey man«, tema habitual del repertorio de The Specials. Cuestiones estilísticas aparte, la buena relación con el responsable de DRO fue una constante que perduró hasta la grabación del que sería el último disco de Decibelios.
El tercer disco de larga duración constituye una verdadera ruptura con el estilo duro desplegado en los trabajos anteriores. Preguntados por su entonces recién estrenada «Vacaciones en el Prat» (DRO, 1986), la banda manifestaba «ya nos habíamos comprometido bastante. Y aparte de esa dureza o la denuncia que podía contener creíamos que también debía ser divertido y tener bastante coña«. Y desde luego lo intentaron desde la misma portada. Nadie diría a partir de la foto de los integrantes del grupo simulando su llegada a una playa, que se trata de los mismos que perpetraron el derroche de rabia, ira y energía reflejado un par de años antes. La banda sigue dedicando parte de sus esfuerzos a críticas varias e incluso se permite ramalazos como los de antaño, pero efectivamente el tono violento ha dejado paso, bien a un palpable ambiente de juerga o incluso a cierto aire entrañable para hablar de su barrio, del lugar donde iniciaron su carrera, o su pertenencia a los bares. La nota negativa del disco la puso la inclusión del tema «Estos macarrones aún no están hechos«, versión del tema «Angelitos negros«. Grabada como resultado de una propuesta hecha a la banda en el programa de Carlos Tena, hizo que la banda fuese demandada por los familiares de Manuel Álvarez Maciste, autor de la música original. Como resultado, se condenó al pago de una fuerte multa, costeada por el grupo y la compañía DRO, y a destruir las copias que incluyesen la canción, por lo que el disco tuvo que ser reeditado de nuevo sin ésta.
A pesar de la crítica contenida en «Achuntament«, el tema en catalán del disco anterior, consiguen, mediante constantes presiones en la concejalía correspondiente, un concierto en la Plaza de Catalunya del Prat de Llobregat, para presentar el nuevo álbum. La banda compartió el escenario con Shit S.A., también de Barcelona, en una actuación en la que dicha plaza se llenó hasta rebosar. El grupo tiene ya para entonces cierta experiencia en lo referente al ejercicio de medidas de presión para poder tocar en directo: trataron de irrumpir, sin conseguirlo, cargados con sus instrumentos, en el concierto que daba la Orquesta Mondragón en las fiestas patronales de la ciudad, llegaron a tocar en mitad de la Gran Vía barcelonesa sin permiso alguno…
El tono de burla del disco continúa en muchas de sus apariciones, que a veces encuentran a la banda actuando en programas de televisión impensables en el principio de su carrera. Un ejemplo es probablemente la representación en play-back de su tema «Camaleón» en una cadena autonómica. En la misma ponen en práctica, ante una audiencia que difícilmente puede llegar a captarla, la que parece una broma privada suya consistente en el intercambio de papeles: Miguel, pelo teñido de platino, y que llega a marcarse unos pasos de baile agarrado a una señora del público entrada en años y kilos, hace las veces de falso cantante, Fray y Manolo simulan la sección de vientos. Muchos de sus seguidores no entienden el cambio de rumbo emprendido por el grupo y Decibelios se ven en la tesitura de tener que aclarar una y otra vez en distintos medios que la banda no se ha vendido a nadie ni a nada para hacerse más comercial. En cualquier caso, sí reconocen haber abandonado el lenguaje crudo, de la calle, con el que se expresaban en sus primeros discos.
Junto con este larga duración, Decibelios publica dos sencillos «Sangre Dorada» (DRO, 1986) y «Vacaciones en el Prat» (DRO, 1986). En el primero de ellos, auténtica oda a la cerveza, utilizan para su portada, el logo de la cerveza Estrella Dorada, de la casa Damm. La compañía cervecera, encantados con semejante publicidad, les ofrecerá la posibilidad de grabar el correspondiente videoclip promocional en sus fábricas. Para la ocasión, los miembros de la banda, en traje como ejecutivos de la marca, simulan guiar una visita por las dependencias de la misma.
Pero los verdaderos problemas de Decibelios con sus seguidores estallan un año después, en 1987, cuando el grupo decide acometer la grabación del que luego sería su disco en directo «Vivo’s 88» (DRO, 1988). Para la ocasión, se elige la sala Zeleste. El día del concierto empezó con muy malas premoniciones. Por un lado, aparecieron pintadas en contra de la banda en las proximidades del recinto. Además, un aviso de bomba obliga a una inspección minuciosa del lugar. Solucionados estos contratiempos y algunos ajustes con respecto a la iluminación, llega el momento de la gran cita. Y al poco de comenzar la banda a tocar, y a pesar de las rigurosas medidas de seguridad impuestas para el acceso a la sala, una treintena de jóvenes, aparentemente pertenecientes a las Brigadas Blanquiazules del equipo de fútbol del Espanyol, se hacen con el protagonismo desde las primeras filas. Una de las fotos recogida en la biografía de Carles Viñas sobre el grupo muestra bien a las claras cómo el público abre un claro en la sala para desmarcarse de los bárbaros que pretender reventar el acto. Y de hecho consiguen que los numerosos medios de comunicación presentes para cubrir el evento atiendan mucho más a los desmanes que a lo Alex y sus drugos está causando el grupo de extrema derecha. El grupo hace caso omiso de las provocaciones y sigue tocando hasta concluir la grabación de los temas previstos.
Y es que, junto a la escena que se ha ido formando alrededor de Decibelios desde sus comienzos, y atraídos por sus provocativas proclamas de violencia callejera, aparecen elementos de tendencias filonazis, prestos a buscar en el grupo la banda sonora alentadora de su conducta agresora. Mucho se ha discutido acerca de la posible ideología de la banda. Son pocos los que cuestionan la veracidad de lo manifestado por todos ellos en numerosas ocasiones de una total ausencia de afinidad política por corriente alguna. En ese sentido, el caso de Decibelios nada tiene que ver con el de otras bandas del panorama skin británico, por ejemplo, que se colocaron sin pudor alguno en la vertiente más rabiosamente politizada hacia la margen derecha del espectro político: Skrewdriver, que tras su refundación en los 80 se dedicaría a veleidades acerca de la pureza étnica; Last Resort, con discos llenos de Union Jacks (la bandera británica) y cánticos de exaltación al nacionalismo inglés; Condemned 84, que cantaban contra los agresores que vienen a quitarles sus tierras… nada de esto se puede encontrar en la propuesta de Decibelios. Las críticas más encendidas contra el grupo sin embargo están dirigidas contra la aparente permisividad con las demostraciones como las vividas en el concierto de la sala Zeleste.
No fue ésa la única vez en la que el grupo desaprovechó la oportunidad de desmarcarse o condenar in situ el apoyo de este sector de sus seguidores. Dos años antes por ejemplo, durante el concierto dado en la barcelonesa sala Nekronomikon, ante la irrupción en el escenario de uno de estos ultras, Fray no reacciona, y de hecho, sigue cantando con la bandera que le da éste.
Tampoco ayudó en nada a calmar posibles suspicacias lo confuso de las aparentes provocaciones lanzadas por Fray. En concreto, las banderas españolas de la camiseta que lució en el vídeo de la canción «Botas y tirantes» para la película «Gritos a Ritmo Fuerte» (José María Nunes, 1984) o del vídeo «Oi!, oi!, oi!» en su local de ensayo, y en especial la camiseta con motivo del European Tour de Adolf Hitler, causaron estupefacción en gran parte de los seguidores de la banda. Esta camiseta, utilizada en sesiones fotográficas de promoción, incluía a modo de broma macabra, la relación de países conquistados por el ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial con la fecha de la ocupación, de igual forma que los grupos musicales especifican el nombre de las ciudades o países visitados en sus giras. Países que no llegaron a caer bajo el yugo alemán, como Inglaterra o la extinta URSS aparecían como fechas «canceladas» en el tour del dictador. Si bien dicha prenda no es producto exclusivo de tiendas de tendencias filo-nazis, no es descabellado que su utilización por parte de una banda skinhead lleve, cuando menos, a levantar sospechas acerca de las tendencias políticas de la misma. Sobre el grupo empieza a planear el espectro del final al que se vieron abocados bandas como Sham 69, Cockney Rejects o incluso los mismos 4-Skins, que fagocitados por la fracción racista más extrema del movimiento skin, vieron como les llegó a resultar imposible actuar en directo sin que se produjesen disturbios.
La fractura abierta entre el grupo y una gran masa de seguidores es cada vez mayor. Unos, decepcionados por su poca firmeza en alejar incómodos compañeros de viaje, otros por su presunta frivolidad para dejar atrás la contundencia y energía desplegada en sus primeros trabajos y algunos pocos por no encontrar en ellos los referentes políticos extremos que quisieron leer en su actitud violenta, parecen dar la espalda a Decibelios.
Repuestos a duras penas de las adversidades surgidas tras la grabación de «Vivo’s 88», vuelven a la carga incorporando a un nuevo guitarra, Antoni Hernández -Tony-, que aporta una imagen mucho más rockera. Y es que su nuevo trabajo «Con el Tiempo y una Caña» (Twins, 1989), grabado con una nueva compañía tras dejar a DRO, a la que la banda acusó de poco apoyo en la convulsión que siguió a los incidentes del directo en Zeleste, es una nueva vuelta de tuerca en su evolución musical. Grabado con un productor impensable años atrás, el mítico Rosendo, el disco presenta a Decibelios en su versión más cercana al rock duro, guitarrero, leñero.
A finales de 1989, Manel deja el grupo al no poder compaginar su actividad en Decibelios con la nueva formación con la que colabora: Las Flores del Mal. Será sustituido por David Ocaña. La banda, tras la pobre acogida que ha recibido su último trabajo, entra en un período de inactividad, y salvo un par de apariciones en televisión, apenas se prodigan en directo. Su último concierto, en febrero de 1990, quiso ser un homenaje a los diez años de vida del grupo. El evento, para el que se llama a Manel, «chocó contra un muro de frialdad» tal y como recoge la crónica del Periódico de Catalunya. Los intentos de resucitar la banda en 1995 no funcionaron, y desde entonces, salvo la publicación de una serie de directos y recopilatorios no hubo señales de vida de los Decibelios en su versión original.
Sin duda, resultaba triste final para una banda vital en el panorama punk y oi! nacional. Su reconocimiento internacional del grupo ha sido importante. Sus primeros trabajos han sido reeditados en Francia, Argentina o Alemania. Hubo incluso un intento, con la banda todavía en activo, de publicar algún trabajo en Inglaterra, que no llegó a fructificar por falta de empeño propio.
Sin embargo en 2013, David y los hermanos Alférez participan en el proyecto Subtrabelios, formado junto a Morfi (La Banda Trapera del Río) y Boliche (Subterranean Kids) que es quien se encarga de la batería. El supergrupo, en el que Miguel comparte con Morfi las labores de voz principal, da una serie de conciertos con un repertorio formado por temas de los tres grupos implicados. La participación de los componentes de Decibelios sirve de rodaje, ya que junto a Fray, deciden resucitar al grupo.
Se programa la gira «¡A Por Ellos! 2014» que arranca con la presentación ante una audiencia reducida con amplia presencia de medios en la sala El Monasterio de Barcelona el 24 de julio. Fray, interlocutor de la banda con el exterior, se muestra rotundo a la hora de desmarcarse de cualquier intento de posicionar a Decibelios con la derecha y de hecho, radicaliza el discurso antisistema denunciando la corrupción de una clase política que en cambio da vía libre a los bancos para desahuciar familias.
Decibelios visitaría Bilbao el 15 de noviembre donde tocaría con Suspenders, San Sebastián de los Reyes (Madrid) el 22 de noviembre junto a Proyecto Kostradamus y volvería a Barcelona donde el éxito de venta de entradas le obliga a un doble pase, 6 y 7 de diciembre compartiendo escenario con Malas Cartas. La banda aprovechó para reencontrarse con un público que llenó los conciertos y supo sobreponerse a los contratiempos surgidos en Madrid con cambio de sala y amenaza de suspensión horas antes de tocar. Repasaron toda la discografía y primaron la presencia de un trío de viento, en el que estaba su inseparable Boris. Conscientes de la importancia de que todo transcurriera bien en su reaparición ante el público, Fray agradecía en la capital el comportamiento de una audiencia que superaba con creces el aforo permitido de la sala Charango de San Sebastián de los Reyes, sin olvidar a la hora de acompañar temas como «Oi! Oi!» las llamadas a la unidad entre todas las tribus urbanas en su lucha contra el sistema.
Aceptan entonces la oferta de Malicia Records, filial de VomitoPunkRecords para material de bandas que no sean de los 80, de editar un sencillo para vender durante los conciertos. Antes de ponerse en la carretera, en septiembre, entran en el estudio Cal Jaume para registrar dos temas: «Barna 92» y «Voca de Dios» que conformarán el vinilo «¡A Por Ellos! 2014» (Malicia, 2014). La elección de sólo un par de canciones no resultó tan difícil como cabría esperar de un grupo con repertorio tan extenso como Decibelios. «Fue bastante unánime, se propusieron esas dos y hubo consenso», nos cuenta Miguel. Tampoco cree que respondiera a un intento de evitar los temas más combativos: «No, no ha sido nuestra intención, los temas combativos siempre están presentes y es un sello de identidad de Decibelios«, y de hecho en sus conciertos se tocaron prácticamente todos. «Matar o morir«, por ejemplo, sirvió como excusa en Bilbao para invitar a Mamen de Vulpess y a Manolo (La UVI) en Madrid para acompañar al grupo sobre el escenario. El sencillo supuso una oportunidad de escuchar a Decibelios en su vuelta además de los escenarios, como adelanto del CD/DVD de la gira que el grupo firmó con Maldito Records.
Lo que inicialmente iba a quedar en esa gira de conciertos puntuales en 2014 tendría, sin embargo, continuación. O al menos eso entendía Fray, pero no los hermanos Alférez. Es por ello que el cantante y, desde entonces, director artístico y responsable de las letras, lleva a cabo una restructuración de la banda, por la que pasará una serie de componentes distintos.
Se monta incluso una gira por México en la que Decibelios presenta la siguiente formación rodeando a Fray: Jaume Orriols a la guitarra, Yoan Pimienta -Mescalito- al bajo, Pato a la batería y Rulo al saxo, e incluso se edita un disco con uno de los directos que dan por aquellas tierras. «México 2017» (Petra, 2017) recoge el directo que el grupo da en febrero de 2017 en Texcoco (México), en lo que parece un ejercicio demasiado tardío de certificar el tirón que la mítica banda pudo llegar a cosechar en el mercado transoceánico.
En 2017 fallecía David Ocaña, y a él le dedicaría Fray el disco que graban en invierno de 2018 en los estudios Forte Music para, trabajando bajo la tutela técnica de Miguel Ángel Forteza Rey grabar los temas que compondrían «Insurgents» (Autoproducido, 2018). El resultado final resulta algo desconcertante pues si bien comienza con un prometedor «Tambores de guerra», a propios y extraños, o, al menos, parece dar la razón a los escépticos ante la solvencia de mantener la firma Decibelios en estas condiciones.
Portada con aires indigenistas, mexicanos, con poco o nada que ver con el pasado de la banda, más bien con el viaje que al país azteca habían realizado un año antes. Fray, en las líneas interiores anima a disfrutar de un «disco variado» en el que se vuelve a la esencia del Oi! latino. Y efectivamente el trabajo es colorista y con múltiples incursiones al ska. Otra cosa es que logre su objetivo de estabilizar un proyecto estable sobre la denominación de origen de la banda.
En 2020 fallece Manuel, como consecuencia del cáncer que padecía.
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