Estamos en 1980, uno de tantos grupos que surgen con la explosión musical, cultural, ideológica y creativa del posfranquismo -La Movida-, se llaman, en un primer momento, Guapito de Cara y Los Esclarecidos. Poco después, ya se quedarán con el de Esclarecidos, nombre mucho más idóneo para el tipo de sonoridades por el que serán conocidos: cadencias melódicas, aroma clasicista (pop, jazz, bossa), sonido elegante, y por qué no, algo sofisticado.
Al hablar de grupos que se conforman en los años 80 y que perdurarán en los 90 (los menos), e incluso, en los 2000 (con cosas que decir, pocos), todavía nos acordamos, de la dicotomía en que se clasificaban los grupos en aquellos días. Básicamente había dos bandos, por un lado, los innovadores, rupturistas, provocadores y transgresores (para entendernos, los guays, como eran Derribos Arias, Siniestro Total, Glutamato Ye-Yé, etc.) y por otro, los llamados babosos, más tradicionales en las formas musicales, escorados hacia sonoridades más pop, y más defenestrados por ciertos sectores de la crítica y buena parte de los aficionados a la música (Nacha Pop, Mamá, Los Secretos, Mermelada o Los Modelos). Los segundos, acaparan mucho más la atención del gran público, y con el paso del tiempo se les irá reconocido su importante contribución… Quién no tiene grabado en la memoria canciones como «La chica de ayer«, «Déjame» o «Noche de lluvia en Madrid».
Aparte de cualquier enfrentamiento o rivalidad entre ambos bandos que de alguna manera se intentó vender, los grupos y canciones interesantes despuntaban igualmente, con más o menos reconocimiento popular. Así, Alaska y Los Pegamoides, Radio Futura o Gabinete Caligari. El caso es que con el tiempo, quizás una vez pasada la explosión de colores y desenfrenos, los sonidos más clásicos y continuistas ayudaron a los babosos a atravesar largos períodos de tiempo sin quedar del todo obsoletos.
Los Esclarecidos, de alguna manera, tenían un pie en cada bando. A pesar de estar entre los más vanguardistas y nuevaoleros del Madrid de 1981 nunca aparecen entre los grupos destacados (por los factores que sean, no necesariamente musicales) de La Movida. Curiosamente, contaban por entonces con buena parte de los ingredientes que caracterizaba a parte de esos grupos: estética postmoderna con colores llamativos y peinados atrevidos, canciones cantadas en castellano sobre cultura urbana, dosis de hedonismo, escapismo y ácida ironía; además, no tocaban demasiado mal. Lo que no era el común denominador de la época, y por si fuera poco, eran de Madrid. “En aquel tiempo nos considerábamos al margen; luego, a posteriori, es cuando nos dimos cuenta de que estábamos integrados. Pero entonces no nos lo planteábamos, son cosas que hemos analizado después, al sernos cuestionados por la prensa, etc.”, comenta Cristina Lliso, cara protagonista de la formación.
El grupo lo forman un puñado de personajes un poco curiosos, como tres arquitectos y un economista, un matrimonio, y una pareja de hermanos. «Al principio éramos un grupo de amigos, tocábamos casi sin instrumentos, nos divertía la idea… luego uno se compró una guitarra y nos pareció que ya era todo. Esto era hace cinco años. Improvisábamos en la discoteca del pueblo donde veraneábamos y nos tiraban tomates y todo, era un desastre.», diría Cristina. En los inicios son Cristina Lliso (voz), Alfonso Pérez (batería y letras), Nacho Lliso (saxofón), Coyan Manzano (bajo) y Fernando Mata (guitarra).
Debido a que ningún sello discográfico se interesa por ellos, deciden crear un sello propio con gente de Décima Víctima. El sello se llama Grabaciones Accidentales SA (GASA) coincidiendo con otra iniciativa similar, la de Discos Radioactivos Organizados (DRO). La primera referencia de GASA será un single de Décima Víctima, la segunda ya será su primer single: «Música Para Convenios Colectivos» (GASA, 1982). Poco después un single de nombre peculiar: «Pánico en la Convención de Farmacéuticos» (GASA, 1982). Como curiosidad añadir que de la misma época es el sencillo «El Silencio de los Cisnes» (GASA, 1982)Añade este contenido de El Último Sueño, un grupo post-punk, de los primeros de la escudería de GASA, y que erróneamente se atribuye a Esclarecidos.
Al año siguiente publican su primer mini-LP, «Esclarecidos» (GASA, 1983) de siete temas. Producido por Paco Trinidad (ex bajista de Ejecutivos Agresivos), que más adelante entrará a formar parte del grupo en algún que otro periodo de su larga existencia. “Nosotros trabajamos en otras cosas: hay tres arquitectos, un economista, etc… Paco es el único que vive de la música como productor. Esto se nota en lo poco que ensayamos. A veces vamos a grabar y estamos tan verdes como al principio. El LP se iba a llamar ‘Ensayando’ por eso”, decía Cristina.
Si bien en el grupo se pueden hacer las cosas como se quieran y cuando se quiera, y si no hay respuesta del público, da igual, en el sello la cosa es diferente. Así, al publicar el primer disco de Derribos Arias “En la Guía, en el Listín” (GASA, 1983) se hacen más copias de las que la mesura aconsejaba. Ello, junto con la bancarrota de su distribuidora (Pancoca), hace que GASA esté a punto de desaparecer. El sello se renueva, ya no será una comuna, sino una empresa discográfica, que luchará por mantenerse en su actividad y para generar unos determinados rendimientos económicos con todas las servidumbres y limitaciones que ello inevitablemente conllevará. GASA será absorbida por DRO en 1984, y con el tiempo, llegará a ser el sello de capital español con más fuerza durante buena parte de los 90.
El hecho de no depender para vivir de la música hará que hagan las cosas lentamente y cuando realmente les venga en gana. Esto hará que se desmarquen muy pronto de las corrientes musicales del momento… Aunque en el primer disco largo, «Esclarecidos 2» (GASA 1985), de nuevo producido por Paco Trinidad, se perciben claramente las influencias new wave que miran de reojo a Talking Heads, Elvis Costello y Blondie. Aparece una de sus primeras grandes canciones, «Arponera» («yo quiero ser arponera / y pescar tus pensamientos«), donde se inician en las baladas de arquitectura pop majestuosa, de belleza clásica, de magia emotiva e íntima, uno de sus mayores rasgos distintivos.
En «Por Amor al Comercio» (GASA 1987), el tercer disco, también producido por Paco Trinidad, ya perfilan un estilo muy propio y personal. Incluye una de sus grandes canciones, «Por amor al comercio«, con una letra de amor diferente a los cánones habituales y una melodía con perfume clásico todavía más inusual. Paco Trinidad entra a formar parte del grupo. Una curiosidad es su portada, con una foto de la cantante, Cristina Lliso, lo que no pasó ni pasará en los otros discos, -normalmente ocupa sus portadas una ilustración-. “No existe ninguna intención de ocultarnos, es un invento vuestro. Lo de las portadas sí que es algo deliberado, casi siempre aparecen dibujos, motivos que no tienen nada que ver con la imagen del grupo, salvo en el tercer elepé, que salía la cara de Cristina”
El grupo cosecha muy buenas críticas entre la prensa especializada. “Si, nos ha tratado maravillosamente. Lo peor que nos han llamado es pedantes. Pero a mi me gustaría saber qué ocurriría si Esclarecidos vendiera de repente quinientas mil copias haciendo el mismo tipo de canciones”. En el siguiente trabajo, «De Espaldas a Ti» (GASA 1989), producido por Gonzalo Lasheras, se instalan en un clasicismo envidiable. Melodías cálidas, apacibles, ensoñadoras. Exquisitos temas como «Una sorpresa«, «El club de los inocentes» y «Cita en Igueldo» (dedicada a Donosti).
Salen del grupo Paco Trinidad (productor y multi instrumentista) y Alfonso Pérez (batería y marido de Cristina Lliso), que dejará la batería, aunque seguirá firmando las letras de las canciones para dedicarse de lleno a dirigir GASA.
Hasta el 1992 no sale el siguiente disco, «Rojo» (GASA 1992), producido por Gonzalo Lasheras de nuevo, que sería una continuación de los dos discos anteriores. Con un tono aún más marcado de tardes de camilla, de frío tras los cristales empañados, de recuerdos en paradores de invierno. La canción que sobresale es «No hay nada como tú (soberbia)» («Si te quieres ir / yo no sé qué haré / me vendaré el corazón / espero que el parador no cierre los inviernos»). Sale del grupo uno de los fundadores Fernando Mata (guitarra) que, desafortunadamente, poco tiempo después, fallece.
Sacan un recopilatorio de los primeros doce años del grupo, «Un Agujero en el Cielo» (GASA 1993), donde hay una versión de «A flúor» de Derribos Arias que había aparecido en un disco recopilatorio en ayuda de su carismático cantante, Poch, que padecía una grave enfermedad. Una deliciosa versión soulera de «Heaven» de los Talking Heads, llamada «Cielo» que, a más de uno ayudó a que se enganchara al universo esclarecido. Y se recupera un tema de su primera maqueta de 1981, «Los papeles«. El disco se lo dedican al primer Esclarecido, Fernando Mata.
«Dragón Negro» (GASA 1994), penúltimo episodio por fin producido por su gran amigo Suso Saiz, que es considerado un esclarecido más, podría definirse como su obra más redonda, mágica, íntegra, especial, a la que tal vez sólo se podría reprochar una producción un poco excesiva y algunos arreglos (percusiones, teclados, solos de guitarra) que con el paso del tiempo denotan de manera explícita la fecha de su grabación. Las letras son aparentemente sencillas, como siempre, pero llegan a radiografiar los días cotidianos, las preguntas difíciles de pronunciar, los nudos en el corazón, la soledad, la finitud, el amor con una precisión y encuadre en blanco y negro como muy pocos grupos han llegado a plasmar en sus discos. De entre las destacadas, mencionar «La mala rosa«, de nuevo con letra del maldito Javier P. Corcobado, balada en torno a una femme fatale.
“Estamos en esto para disfrutar con la música, para explicarnos por medio de las canciones. La música no es nuestro trabajo, sino nuestra pasión. Además, como persona no estoy dispuesta a aceptar todas las imposiciones del mundo de la música, y hay cosas a las que no quiero renunciar por ser una estrella. Siempre hemos sido sinceros.”, espetaba Cristina.
En el último disco, «La Fuerza de los Débiles» (GASA, 1996), producido nuevamente por Suso Saiz, el grupo da un golpe de timón y cambian bruscamente su sonido. Recogen las influencias de las corrientes internacionales del momento que van desde el llamado trip-hop que llega vía Bristol (Portishead, Massive Attack, Tricky), el post-rock americano (Tortoise, Lambchop) y la electrónica de moda del momento de gente como Everything But The Girl o Björk. Apuestan por vestir con ropa actual su particular forma de andar en la música.
En 1997 el grupo da por finiquitado el proyecto inaugurado en el explosivo Madrid de los 80 con un doble CD de remezclas electrónicas de las canciones que forman parte de su último disco. El trabajo se titula «5658» (DRO, 1997) que fue el número de días que transcurrieron desde el primer concierto hasta el último, del 22 de julio de 1981 en el mítico Rockola hasta el último, el 17 de enero de 1997, en la sala Caracol, también de Madrid. Las remezclas corren a cargo de gente como Fangoria, Vanguard, Corcobado, etc. convirtiendo sus canciones en sonoridades del momento: drum’n’bass, techno-house, acid jazz, eurobeat… Podemos decir que el círculo se cierra. Ese mismo grupo que en 1980 forma parte de la música del momento y contribuye junto con otros en su nacimiento y eclosión, diecisiete años después continúa con la misma filosofía, apostando por el presente y absorbiendo, disfrutando y transmitiendo vida, pasión y entusiasmo.
Incomprensiblemente no llegaron nunca al gran público, y cuando se acercaron a las tendencias más actuales fueron incomprendidos, incluso por sus propios seguidores. Tal vez, algún día se les reconocerá su particularísima aportación y se hará evidente su importancia en el pop más lustroso, personal, creativo y sensible del país.
En 1998 se pone en funcionamiento un nuevo proyecto llamado simplemente Lliso, un dúo formado por Cristina Lliso y Suso Saiz. Las sonoridades de «La Fuerza de los Débiles» continúan en este proyecto pero remarcando la tendencia transgresora, atrevida e innovadora. No quedan restos de los Esclarecidos clásicos. Hay rock modernista, loops y sampleados, y mucha imaginación en la composición o descomposición de las canciones. El proyecto pasó algo desapercibido.
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