Para quien había estado siguiendo la trayectoria de Derribos Arias en sus singles y EP previos, la aparición de “En la Guía, en el Listín” (GASA,1983) les parecería un paso absolutamente coherente. Al menos es como se puede observar a día de hoy, con la perspectiva que da el tiempo.
Pero las cosas no fueron así. Una oleada de decepción se palpó en el ambiente y el recibimiento fue menos cálido de lo esperado.
Y puede que cueste entenderlo porque no es más que la culminación de todas las fantasías extravagantes de Poch. Letras desquiciadas como «Europa», con un sonido arrastrado que puede remitir al post-punk, o incluso a grupos como Bauhaus, eran una revisión de su imaginario anárquico. Fuera de la lectura política simplista que se pueda hacer de ella (parece dudoso que esa fuera la intención) las rimas infantiles, los chistes un poco escatológicos, muestran las cartas de que por mucho que ellos pensaran lo contrario, nunca iban a ser un grupo que triunfase.
Grabado en condiciones bastante lamentables, a intervalos muy desiguales a lo largo de meses, y con los miembros de la banda más centrados en cuestiones vitales (pasarlo bien, disfrutar de su juventud y parcela de fama) que en dar de si todo lo posible, su escucha produce sensaciones encontradas. Algunos les acusan de haberlo dado todo en las grabaciones previas y tener ya poco que ofrecer.
Bien es cierto que el disco pierde brillantez frente a esos singles. Los himnos brillan por su ausencia, cosa que no ocurría en las grabaciones anteriores preñadas de canciones extrañas, sí, pero con un punto coreable, o al menos tarareable. De hecho lo más fácil de asirse es a la versión de la Velvet que hacen muy suya (Poch era un gran fan de Lou Reed) retitulada como “Pobre Cowboy Bill”.
Como en muchas bandas de la época, como Siniestro Total, sorprende como poco, visto a dia de hoy, la libertad de encadenar versos realmente provocativos (dudo que provocadores, Poch era un ser más natural mucho más allá de la simple pose) como algunos de los contenidos en este disco. En la adictiva “Crematorio” tienen versos como “En el crematorio hace mucho calor / en Auschwitz te hacen jabón”. Inimaginable en un grupo que era radiado con cierta regularidad en las emisoras de radio nacionales.
Lo mejor del lote se lo lleva la cancion que más remite a sus grabaciones anteriores, “Aprenda alemán en 7 días”. En su arritmia, que parece marcada por el tic-tac de un reloj, quedan posos de «A flúor». Por cierto que a principios de esta década Meteosat grabó una versión de la misma en un disco homenaje al locutor radiofónico Juan de Pablos.
Quizá a día de hoy la música del disco está demasiado anclada a una época y a un sonido muy determinado. Pero es difícil encontrar en el pop español de la época (o de cualquier época) versos tan lúcidos y terribles como los de “Intima decoración”, que mostraban a las claras que Poch estaba muy por encima de la imagen de fantoche o de payaso ingenioso que algunos le adjudicaban. La angustia que encierran versos como “Es inusual la presión que hay en esta habitación. Todo ello a pesar de los tres metros que hay entre los dos”, es muy difícil de encontrar en unos letristas que, o bien tendiendo a la abstracción absoluta (se me ocurren varios posibles herederos como Sr. Chinarro), o a la búsqueda de algo similar forzándolo (los muy interesantes Claustrofobia) buscaban expresar universos similares.
«En la Guía, en el Listín» no es recomendable como puerta de entrada al universo de Derribos Arias, y mucho menos al de la totalidad de la obra de Poch. Irregular, con ramalazos de genialidad, pero austero (“Misiles hacia Cuba” parece hecha con instrumentos de juguete) puede hacerse pesado a pesar de su escasa duración. Pero es el único larga duración que nos dejó esta banda imprescindible. Quizá por eso, por reconocer su singularidad e importancia aparece regularmente en la lista de mejores discos del pop español en diversas publicaciones de tendencias musicales muy diversas. El grupo, a imagen y semejanza de Poch, no es definible en un estilo, en un segmento musical determinado. Por lo tanto es reivindicado desde ambientes siniestros, poperos, intelectualizados o rockeros inquietos.
Un universo por descubrir.