Al calor de la oleada musical desatada en el País Vasco aquellos años, dos quinceañeros de Irún, Daniel Bordonaba (batería) y Claus Groten (bajo) decideen montar un grupo con el que descargar toda la rabia que acumulan. Un amigo común, Miguelón (Anti-Régimen) les presentaría a Víctor Pérez (cantante), que a su vez trae a Mikel Martínez –Johnny– (guitarra). Como nombre, se decantan por Vómito Social.
Tras debutar en marzo de 1984, graban en septiembre su primera maqueta, que titulan “Los Gobiernos Pasan, las Sociedades Mueren Pero la Policía es Eterna” (1984), con diez canciones a tono con el punk rock de protesta que se facturaba entonces. La lista incluía ya alguno de los temas, que grabados en mejores condiciones técnicas y englobados en trabajos posteriores, llegarían a convertirse en clásicos de la banda, como “Fuerzas de seguridad”, “Vómito social”, “Ley de vida”… Las sesiones de grabación tuvieron lugar en el local de ensayo de un grupo de verbenas, Ohiana, germen de lo que luego vendría a ser Baldín Bada, a cargo de Katu, cantante de estos últimos.
Animados por esta primera entrega, y tras sustituir Joseba López Zubeldia a Mikel en la la guitarra, que se vuelve a Pamplona en 1985, graban su segunda maqueta “¿No es Esto Terror?” (1986). Además, deciden acortar el nombre y quedarse simplemente en Vómito. El nuevo trabajo, en el que presentan once canciones, sigue en la línea propuesta en la primera maqueta y funciona muy bien.
Las dos maquetas verían mucho tiempo después la luz, de la mano del sello valenciano VómitoPunkRock Records, en formato de vinilo en una cuidada edición que venía acompañada de un completo fanzine elaborado para la ocasión: «Demos 1984/1986» (VómitoPunkRock, 2013).
El grupo va consolidándose y ganando reconocimiento con sus cada vez más frecuentes actuaciones. Esta popularidad les hace merecedores de la invitación por parte de Discos Suicidas a entrar en el recopilatorio “Skalherria Punk” (Discos Suicidas, 1986), junto a Korroskada, Virus de Rebelión y Txomorro. La inclusión de Vómito en este disco, uno de los incunables del género, respondió, más que a cuestiones estilísticas (ya que la banda no tenía un solo tema ska en su repertorio), a la posible sugerencia de Pablo Cabeza, periodista destacado de la escena que vino a llamarse Rock Radical Vasco, a la discográfica. En cualquier caso, el recopilatorio de marras permite a la banda editar cuatro grandes canciones: “Ley de vida”, “Fuerzas de seguridad” (estas dos ya incluidas en su maqueta de debut), “Ley antiterrorista” y “Me da igual”. Críticas contra la policía, el sistema judicial y la sociedad en general, tocadas en clave punk-rock hardcore descarnada, y cantadas de forma característica, con Víctor ralentizando el tema para poder paladear los insultos a todos estos elementos agresores de las libertades individuales más esenciales (“Perros guardianes del orden y la ley / asesinos a sueldo / abuso del poder”).
El resultado del disco, que supuso al grupo un solo día de grabación, y por el que la compañía pagó diez pesetas por copia vendida a cada una de las bandas que participaron en el recopilatorio, fue positivo. Discos Suicidas les ofrece ahora la posibilidad de grabar un vinilo en solitario. Es así como se gesta “Vómito” (Discos Suicidas, 1987). Un buen disco, reflejo de la época, lleno de cantos de inadaptación social crónica (Víctor alerta de su condición de bomba nuclear y peligro de explosión delante de los demás), de estado de alerta máximo ante posibles violencias externas, cercano a la paranoia persecutoria. En la línea de las grabaciones anteriores, la aparente lentitud con la que se ejecutan las canciones no les resta ni un ápice de intensidad. Incluye el “Vómito social” de su primera maqueta. El paso del tiempo lo convirtió en un trabajo imprescindible para entender los comienzos del grupo y el entorno musical en el que se elaboró. Canciones como la propia “Fuerzas de seguridad”, “Soy una bomba” o “Ratas de ciudad”, por citar sólo unas pocas, entrarían sin dificultad alguna en un hipotético recopilatorio con lo mejor del punk vasco de los 80.
No es hasta tres años después que Vómito publica un nuevo larga duración. En ese tiempo, la formación experimenta cambios apreciables: por un lado, Bingen Arcas (sugerido a Victor por el locutor de radio Javi D.) y Álvaro Emparanza –Pato– sustituyen a Joseba y Daniel en 1988 a la guitarra y batería, respectivamente, y en 1990, para la grabación de “A un Paso de la Locura” (Discos Suicidas, 1990), se produce la incorporación de Fermín López –Txitxo-. Se consigue así un sonido mucho más intenso y guitarrero. Y es que este nuevo disco de Vómito supone una evolución sorprendente desde los sonidos ásperos y primigenios que facturaron en sus principios; sin duda uno de los cambios más interesantes experimentados por una de las bandas del Rock Radical Vasco. En el nuevo disco se conjugan sonidos oscuros, guitarras poderosas junto con letras inspiradas en la literatura (con referencias a Orwell, Lovecraft, Bukowski), los tebeos (historias de Alan Moore) y un continuo giro alrededor de la locura, las pesadillas y desvaríos similares.
La afición por los tebeos de terror, fantasía y ciencia-ficción viene principalmente por Claus y Victor. Este último colabora con otro ilustre de Irún, Fermín Muguruza, disueltos ya Kortatu, en movimientos de autogestión, como la apertura de la tienda Bertso-Hop, cuya sección de tebeos corre a cargo precisamente del cantante de Vómito. Juntos habían compartido inquietudes políticas que les llevaron a militar en grupos maoístas (caso de Víctor) o anarco-abertzales (caso de Fermín), y juntos, en el almacén de dicha tienda, decidieron “practicar el juego macabro de la ruleta rusa en la que se había convertido aquello que llamaban SIDA y que todavía nadie sabía qué coño era”. Sigue contando Fermín en la reseña que escribió para Víctor: “Nunca habíamos sido yonkies, pero los dos habíamos cabalgado las suficientes veces como para agarrar el revólver, ponérnoslo en la sien y apretar el gatillo”.
La actividad política de Víctor en sus comienzos no fue obstáculo para encontrar a Vómito entre las bandas que de forma más decidida se opusieron a quedar encuadradas como “prolongación musical de un partido político”. De hecho, su valoración de todo aquel movimiento social y musical es que “en su momento estuvo bien, cuando empezó a mediados de los 80. Pero enseguida la monopolizaron los grupos más cercanos a HB y esos fueron los que más se beneficiaron. Normal por otra parte. Luego empezaron a meter músicos en sus folletos pidiendo que se les votara y aquello empezó a tener demasiado tufillo a propaganda electoral.” En entrevista reciente en el blog Adios Lili Marlén, Claus indicaba: “Aunque al principio de la campaña Martxa eta Borroka (…) sí tocamos en uno o dos festivales, después del asesinato de Yoyes o el atentado de Hipercor, que nos parecieron repugnantes, no volvimos a tocar en ninguna movida para HB. No nos hubiéramos sentido cómodos”. Con todo, el grupo no se cierra a la inclusión de algunos de sus temas en recopilatorios auspiciados por el periódico Egin (“En realidad no se nos consultó. Creo que fue un tema que trataron directamente con Suicidas. De todas formas, nos pareció de puta madre. En aquella época (…) todos leíamos los viernes el ‘Bat, bi, Hiru’, el suplemento musical del Egin, que era donde se publicaban todos los conciertos, los artículos sobre grupos y discos… No lo vimos como una cosa política.”)
La amplitud y variedad de influencias del nuevo trabajo tiene una muy buena acogida de crítica y público. De “A un Paso de la Locura” se extrae un sencillo promocional con “Mamá le ha cortado la cabeza a papá» en la cara A, y «Mirando al abismo” en la B. Se seleccionan, acertadamente, dos de los mejores temas del larga duración, basados, respectivamente, en un siniestro caso de decapitación doméstica con un hacha, que el grupo leyó en el periódico de sucesos El Caso, y en los tebeos de The Watchmen, del americano Alan Moore.
Dos años después (espera debida entre otras cosas a una estancia de Claus en Berlín con una beca artística), el grupo se embarca en la grabación de un disco en directo “El Ejercicio del Crimen” (Discos Suicidas, 1993). El proyecto es el resultado de una oferta de la propia compañía de discos y para la ocasión, se elige la sala Barrabás de Amorebieta como escenario y repetir con Aitor Amezaga en la producción. El lugar, supervisado previamente por el propio Claus, fue elegido por sus dimensiones reducidas. Allí también se grabó un directo de Skalope, con un resultado bastante desigual. No fue este el caso de Vómito, que solventaron la papeleta con muy buena nota en un concierto dado en diciembre de 1992. El disco da cuenta de trabajos de sus principios, los temas del recopilatorio “Skalherria Punk”, de su disco anterior y de cuatro canciones inéditas entonces (“Al borde de la carretera”, “Hoy hay luna nueva”, “Radio Terror” y “El ejercicio del crimen”). El directo es prueba evidente del cambio de sonido de la banda desde sus orígenes. Como respondían en una entrevista con ocasión de la edición de este trabajo: “Se ha bajado al trabajo del rock’n’roll y ahí entran las guitarras, los arreglos de bajo, la voz… todo. La base ha cambiado y eso lo trastoca todo. (…) Cuando se pasaron los de la casa de discos para ver cómo iban las mezclas, había algunas canciones de las viejas que de primeras les costaba reconocerlas, porque les sonaban muy distintas a como las conocieron en los discos anteriores”. El flamante nuevo trabajo se acompañó con el correspondiente sencillo de igual portada que el larga duración, con “Al borde de la carretera» en la cara A y «No puedo parar” en la B.
Es a finales de este año, 1993, cuando empiezan a manifestarse los síntomas de la enfermedad de Víctor. Aunque son varios los que coinciden en negar su adicción a la heroína, su consumo hasta el 1986 fue suficiente para que adquiriese la enfermedad que acabaría con él dos años después. Ante los signos evidentes de debilidad es el propio Víctor el que sugiere la conveniencia del relevo al micrófono, pero el grupo decide mantener la formación hasta el final, con puntuales ayudas de Claus en ensayos y conciertos si era necesario. A pesar de lo adverso de las condiciones, el grupo comienza la grabación de un nuevo disco: «La Circulación en el Laberinto» (Discos Suicidas, 1995). Además, pocos días después de iniciar el trabajo de estudio, se produce el relevo de Bingen por Mikel González –El Gordo-, “debido a discrepancias creativas con el resto de la banda”, como explican en su myspace.
El disco es una colección elaborada y cuidada de composiciones arropadas por una omnipresente producción de corte rockero, cercano a los registros más duros. La aparición del nuevo trabajo está acompañada, desgraciadamente, por la muerte de Víctor en junio de 1995. Para homenajearle ese mismo año, se celebraron varios conciertos, como el que dieron en septiembre, Eskorbuto y Sálvate si Puedes en Abetxuko (Vitoria), en el que las dedicatorias se extendieron a Pedro Cicatriz y a Iosu y Jualma Eskorbuto. Un mes después, en el pabellón Artaleku de Irún en noviembre, bandas amigas como Anti Régimen, Baldin Balda, Dut o Legaleón T rindieron tributo al desaparecido cantante. En todas estas ocasiones, Vómito, por su parte, contribuyó con Claus al micro. Con este formato, en el que Javier Área a la batería y Mikel Irazoki la guitarra, aguantan un tiempo más, hasta que en 1998 parecen aceptar que el grupo no tiene continuidad sin el registro vocal y presencia en el escenario característicos de Víctor, produciéndose la separación de la banda.
Claus intentaría seguir con Radio Terror, un proyecto forjado a partir de las cenizas de Vómito y que empezó con trabajos en estudio con El Gordo. Con los refuezos para la voz principal, batería y guitarra venidos desde Talium DL, llegarían a grabar incluso un LP para Discos Suicidas antes de parar.
En el 2008 aparece una recopilación de trece temas grabados entre 1987 y 1996 en diferentes directos y tomas en el local de ensayo a la que titulan “Siempre fue Terror” (Puzkarra, 2008). Las canciones vienen acompañadas por un libreto con fotos, recortes de prensa, entrevistas y colaboraciones como las de Fermín Muguruza, que lo convierten en un disco imprescindible en la colección de todo seguidor de la banda que se precie.
A pesar de haber manifestado no sentir nostalgia del escenario, y asegurar estar centrado en sus trabajos de cine, teatro, pintura y en el taller de arte que dirige con su esposa, Claus, sucumbe a las invitaciones para dar conciertos y reune a Pato, Mikel -El Gordo- y Txitxo en 2009. Comienza así una serie de bolos y se graban una serie de temas con perspectivas de edición en CD. De entrada, se registra el sencillo «Regreso a la Escena del Crimen» (Potencial Hardcore, 2009), donde recuperan «Niños terroristas» en versión del nuevo siglo y dos píldoras de rock contundente y convincente.
Una segunda oportunidad para una de las formaciones míticas de los años 80 en el punk estatal, que de momento, en una actividad casi frenética, les ha llevado a compartir escenarios con ilustres del panorama internacional como Exploited. Tras su contribución a un homenaje a The Clash en 2009, se dispusieron a sacar a la calle nuevo material.
Y efectivamente, sólo un año después, y tras la renovación generacional inyectada por el cambio en la batería, que pasa a ser propiedad de Ibán Martínez, el grupo edita «En la Zona Zero» (Potencial Hardcore, 2010), un disco que con ciertos guiños al atentado del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas de Nueva York, condensa la energía y contundencia de la propuesta de la resurreción de la banda. Con guitarras poderosas, que bordeando territorios más cercanos a las propuestas de Barricada, pueden ponerse quejumbrosas como las de Extremoduro o seguir satisfaciendo a los seguidores amantes de los tonos siniestros a ritmo de punk-rock.
El disco se presentó en los foros y revistas especializados con gran expectación y llevó a la banda a ponerse de nuevo en la carretera para presentarlo. Terminada la gira correspondiente, Vómito entró en la que, bajo la denominación de Monsters of Punk, paró durante el año 2011 por las principales ciudades de la Península. Para la ocasión, el grupo iba acompañado por Espásmodiscos y Piorreah!, salvo las sustituciones que hubo que hacer de los madrileños por convalecencia de su batería, Magüu, en las que se invitó a Odio.
Es precisamente, en el curso de esta macrogira, que a modo casi de sorpresa, Vómito presenta «Paralizando 13» (Potencial Hardcore, 2011), un CD con trece versiones de Parálisis Permanente. Preguntado Claus por el origen del disco, el cantante nos informa que ya a modo de entretenimiento, a mediados 2009, en lo que preparaban las canciones para «En La Zona Zero», gustaban de hacer alguna versión del repertorio de la mítica banda madrileña. En concreto, nos menciona «Unidos» o «Sangre» como alguna de las primeras canciones grabadas. Se animaron a enviarle a la misma Ana Curra una muestra con las mismas. La respuesta de la diva de los 80 madrileños es entusiasta y nada les frena a facturar un disco entero.
El CD es una pequeña maravilla que debería gustar a los seguidores de ambos grupos. Ajustándose de forma fiel a la estructura original de los temas, los vascos consiguen sin embargo desarrollar líneas esencialmente propias, no sólo con las guitarras habituales sino con instrumentación «experimental» como teclados, acordeones francesas, violines, cellos, una voz tenor… Confesaba Claus haber dejado de lado de forma premeditada varias canciones ampliamente revisadas, como «Autosuficiencia» o «Un día en Texas«, o no dedicarle demasiada atención en directo, salvo que se decidiera hacer algo especial con Ana Curra en una eventual a a la capital madrileña.
Intrigantes como nos gusta ser, enfrentábamos a Claus, ante la posible paradoja que supone que una de las formaciones del denominado Rock Radical Vasco, mostrara interés público por uno de los grupos protagonistas de la, a veces, antagonista escena del Madrid de La Movida. El cantante se zafa fácilmente recordando los gustos que de siempre han manifestado por la «temática siniestra, oscura y morbosa» (él mismo, con Radio Terror ya hizo versiones de Parálisis Permanente) y aclarando que las críticas que alguna vez pudiera verter al respecto, iban siempre dirigidas a «la repercusión que se le dio a La Movida en los medios«.
El bajista encaró el comienzo de 2013 enfrascado en la grabación de nuevas canciones para Inox, grupo que forma, entre otros, con Iban Martínez, quien en vez de la batería como hacía en Vómito, se dedica a la guitarra rítmica. Se le ve derrochando las mismas ganas e ilusión que cuando puso en marcha Vómito.
Por si acaso quedasen dudas de las energías con las que siguen, amenaza con más novedades en un plazo de tiempo no demasiado largo.
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