UNA DÉCADA DESPUÉS, «ELECTRO SPAIN» EN EL OCHO Y MEDIO: L-KAN Y CHICO Y CHICA

UNA DÉCADA DESPUÉS, «ELECTRO SPAIN» EN EL OCHO Y MEDIO: L-KAN Y CHICO Y CHICA

Hace ahora casi una década de la edición de aquel recopilatorio «Electro Spain» (Subterfuge, 2004) que englobaba a veintiuna bandas de lo que vino a llamarse electro-pop o electroclash. Intento o no de institucionalizar una escena o un tipo de sonido, el disco ha sobrevivido al paso del tiempo como escaparate válido de todo aquello. Subterfuge se ofreció como catalizador del proyecto pero hubo más sellos que personaron a diferentes bandas a la cita: Austrohúngaro, Elefant, Click New Wave, Mad Düdo…

Oído después de tanto tiempo el CD conserva bastantes momentos interesantes. Es posible escuchar por ejemplo cómo la electrónica puede ser recubrimiento ideal de intimismo y dulzura (La Monja Enana) o campo de experimentación utilizando los instrumentos más insospechados (Superputa). Hay aciertos a la hora de integrar influencias de Aviador Dro (Ciëlo, Lo-Fi, Margaret Astro) o de la elegancia de Carlos Berlanga (Gore Gore BoysAñade este contenido, Lemonfly). Eso sí, también queda de manifiesto el riesgo de no encontrar la voz adecuada con la que combinar teclados y pregrabados o de que la vena «petarda» de McNamara no funcione en cualquier situación.

A pesar de la abundancia de aparente «desparpajo» exhibido en muchas de las canciones algo no termina de resultar en tanto canto al apetito sexual; algo hace que las ofertas de felaciones, estados de ansiedad continuo y desfallecimientos por no «mojar» en la escena indie (gays y tetonas como los mayores enemigos a batir) suenen poco creíbles. Todo demasiado pop, quizá.

El caso de Baby Horror merece un comentario. Provenientes de vertientes mucho más duras, el grupo vive precisamente en Subterfuge su versión más tecno; el punk pop de esta época, que lo acercaría por ejemplo al universo Fangoria no desentona con lo propuesto en el recopilatorio. Eso sí, para participar en el mismo deciden versionar la canción de Larsen «Lucha contra el tekno» de la manera más electrónica posible. ¿Caballo de Troya en el disco, rebeldía ante tanto teclado o esfuerzos por domesticar la fiereza del punk?

De todos los participantes del «Electro Spain», L-Kan y Chico y Chica fueron de los de mayor recorrido. El pasado viernes día 15 de noviembre se vivió una jornada con algo de aire nostálgico de aquella escena en el concierto que dieron los dos grupos en la sala Ocho y Medio de Madrid.

Los primeros, que abrieron el cartel de la noche, tuvieron bastante de responsables precisamente de dicho recopilatorio. Al menos, tal y como reza la información interior del CD, en la producción ejecutiva y dirección artística. En el Ocho y Medio juegan en casa y en ese escenario han hecho de anfitriones de multitud de grupos que visitan la capital. Las dos ocasiones más recientes quedaron emparejados por ejemplo con Aerolíneas Federales y Stereo Total (de los que se declararon fan en la letra de una de sus canciones).

Para la cita del viernes apostaron por sus mejores bazas. Belén, B Kan, su cantante, no entiende una actuación sin vaciarse físicamente, incluso aunque tuviera recomendación expresa de su neumóloga para que vigilara cualquier exceso que agravara el asma que venía sufriendo la semana previa. De nada sirvió la mirada vigilante de Luis, L Kan, ya que esprintó en vacío, deambuló por todo el escenario, fracasaba en su intento de mantener puestos los disfraces que puntualmente le iba pasando su compañero al microfóno Olav, O Kan, para cada canción… Pero todo ello va en la esencia del grupo, de su electro-tonti-pop, de su humor mongolo, y Belén, abanderada de todo ello, tan pronto se lanza sobre el público para que la lleven en volandas como rompe los tímpanos de Maru, M Kan, el bajista y teclista que llevaba los auriculares puestos para controlar monitores.

En el «lo tomas o lo dejas» que han propuesto desde siempre, aquellos que se convencieron con sus canciones, letras y actitud, lo siguen estando irreversible e incondicionalmente. Quien no lo esté tendrá que reconocer de todas maneras los grandes momentos de actuaciones como las del otro día. Tocan naturales, asumen los posibles deslices en escena de forma simpática como parte del show sin grandes dramatismos. Olav, por ejemplo, mucho más racional en la dosificación de sus esfuerzos, se ganaba ingeniosamente al respetable felicitándole por su manera de cantar acompañando al grupo, dudando de si las punzadas que sentía eran pálpitos en el corazón por su comunión con ellos, dolor en el bazo o simplemente que tenía gases.

Garantizaron el recorrido por lo más destacado de su repertorio, que pueden presumir de poder acompañar casi con un vídeo por canción. Incluyeron, claro, «Aburrida de estar tan salida«, el tema con el que participaron en el «Electro Spain», y presentaron su nueva canción «Me gustas más sin el wifi«, para la que tienen ya también videoclip. Gustaron mucho, especialmente cuando imprimieron los tiempos más acelerados, tanto que cuando le tocó el turno a «Todo lo que no«, una pequeña gema a lo Belle & Sebastian, me pareció notar al presentarla incluso cierto deje de disculpa por ralentizar puntualmente el ritmo.

El plato fuerte de la velada se lo habían reservado para Chico y Chica. El universo de sus canciones es el de la grandilocuencia en la toma de decisiones tan fundamentales como la de adquirir un estilo propio, o la de la creación de lazos personales. Con la presencia de Alicia en escena, en la que se desenvuelve desde antes de ninguna aventura musical (como Olav y Belén de L-Kan) hierática, tajante, diva, o parafraseando un momento de su actuación: en actitud fenicia. Tiene algo de diálogo teatral el que mantienen uno y otro, de cabaret, de declamación. Fingió ella estar haciendo una entrevista a un grupo que representaba José Luis, hablaba de «su editorial», en definitiva, actuaban.

Sólido arrope el de la electrónica que brinda él. En los momentos en los que confía todo al piloto automático de lo grabado, se hace con un micro y encara a Alicia. Ya como interlocutores, amigos, confidentes, se confiesan qué le conviene al otro o hablan de las excelencias de la bomba latina, o de las exclusividades de comprar donde traen todo de fuera (con su «Lady Olé» que era precisamente el tema que incluían en «Electro Spain»). Arrebatadores a la hora de imponer sello personal de glamour… Convincentes.

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