Paco Ibáñez Gorostidi no tuvo una infancia fácil. Nacido en Valencia, en 1934, hijo de vasca y valenciano, su madre huye a Francia con sus hermanos y él en plena Guerra Civil. En 1939, su padre, anarquista, sale de España y se reúne con ellos. Poco durará la vida familiar, ya que en 1940 su padre es arrestado por el gobierno colaboracionista francés y enviado a un campo de trabajo junto a numerosos republicanos españoles. La madre coge a sus pequeños y marcha a vivir a San Sebastián y manda a Paco con sus abuelos al caserío Apakintza. Allí, entre otras cosas, aprenderá euskera, una lengua en la que luego hará grabaciones. En 1948, atraviesan clandestinamente la frontera para reunirse en Perpiñán con su padre. Por esos años Paco entra a trabajar de aprendiz de ebanista y estudia violín y guitarra. Hacia 1952, la familia se establece definitivamente en París. En esta ciudad conocerá pronto a George Brassens, que le impactará y Paco comienza a musicar poemas y cantarlos, una actividad que ya le acompañará durante toda su vida. En aquellos primeros 50 llegará a tomar clases de otro exilado, el gran concertista de guitarra, Andrés Segovia.
Paco frecuenta el barrio Latino de París, donde paran músicos, escritores y artistas plásticos españoles y sudamericanos. Actúa en L´Escala, donde llega a conocer a Alejo Carpentier, Gabriel García Márquez y al cantautor argentino Atahualpa Yupanqui. En 1956 forma su primer trío, Los Yares, junto a Carmela y Soto, dos venezolanos. A partir de 1958 acompañará como guitarrista a Carmela por varios países europeos y hará con ella sus primeras grabaciones.
En 1966 funda en París el colectivo La Carraca junto a otros españoles residentes en la Ciudad Luz. Representan obras de teatro, actividades musicales, recitales de poesía, exposiciones; siempre con el denominador común de la resistencia cultural española. Paco es entonces el auténtico catalizador y ejemplo para los jóvenes españoles que marchan a París en busca de una bocanada de aire fresco.
En 1964 había realizado sus primeras grabaciones en solitario, que no se editarían en España hasta años más tarde. Se trata de “Poemas de Federico García Lorca y Luis de Góngora” (Polydor, 1967), que se publicará con ilustraciones de Dalí, con el que Paco guardaba gran amistad desde tiempo atrás. Al año siguiente, publica una de sus obras maestras: “Paco Ibáñez 2” (Polydor, 1968) con poemas de Celaya, Alberti, Quevedo, Miguel Hernández y otros. Un disco que pasa revista a las variadas formas de corrupción y explotación, que desde siempre fueron santo y seña de la identidad española. Cada corte es una canción decisiva. Este LP le catapultará en España y actuará en TVE varias veces, eso sí, mirado muy de reojo por los censores y el régimen franquista.
En esta época comenzamos a acostumbrarnos a su eterna imagen de jersey negro de cuello alto, pantalón del mismo color y pie reposado sobre una silla baja para apoyar su guitarra. Continente y contenido concordaban perfectamente con austera dignidad de cantautor eterno. De este segundo LP se extraen varios singles que se venden muy bien e incluso el primero de ellos escala los primeros puestos del hit parade de ventas. Un sencillo con dos auténticas caras A, “Don Dinero / Andaluces de Jaén” (Sonoplay, 1968), al que seguirá “Me lo Decía mi Abuelito” (Sonoplay, 1968).
En febrero de 1968, Paco Ibáñez debuta en España, concretamente en Manresa durante la Primera Trobada de Canço de Testimoni. Esta actuación es casi un simple ensayo para la gira por universidades que acometerá la primavera de ese año. Paco Ibáñez deja Francia y se traslada a vivir a Barcelona. En diciembre de 1968 da un recital histórico en el Teatro de la Comedia de Madrid, que es retransmitido por radio a toda España. No se corta e interpreta todo su repertorio de poemas-canciones semiprohibidas por el régimen. No tardarían en permitir la grabación y venta de sus discos, pero prohibir la interpretación en directo de temas como “A galopar” o “La poesía es un arma cargada de futuro” y otras.
El 12 de mayo de 1969 (primer aniversario de la toma estudiantil de la universidad, que daría inicio al llamado mayo del 68) da un recital en La Sorbona, invitado especialmente por esta universidad y anunciado como: “Paco Ibáñez, la Voz Libre de España”. En diciembre de ese mismo año, actúa en el mítico Olympia de París, él solo con su guitarra en perfecta consonancia con un público entregado. De este recital se editará un doble LP en directo que algunos consideran el mejor de su carrera. “Paco Ibañez en el Olympia” (Polydor, 1970). Esta edición prácticamente se solapa con su tercer álbum de estudio en solitario, “Paco Ibáñez 3” (Polydor, 1970) encabezado por aquel himno vibrante “A galopar” sobre un poema de Rafael Alberti al que Paco puso música. De él, se extraerá el sencillo “Como tú / Palabras para Julia” (Polydor, 1970). Este último tema con letra de José Agustín Goytisolo adquiere gran notoriedad.
Con estos discos, sus actuaciones casi siempre en centros universitarios y sus éxitos en Francia, Paco se convierte en un icono de las protestas y huelgas estudiantiles. En 1971 sus recitales son prohibidos en España y a sus discos se les pone el sello de “No radiables”. Se entera de esto en vísperas de una actuación en Bañolas, muy cerca de la frontera francesa, una frontera que decide cruzar en prevención de males mayores. Sus LPs siguen a la venta en algunos establecimientos y son escuchados con devoción en reuniones de amigos y militantes en toda causa de renovación sociopolítica. Los grupos de folk, entonces en pleno auge lo toman como ejemplo y surgen grupos que ponen música a los poetas de las generaciones del 27 y el 50. Los Lobos, Aguaviva o Jarcha son buenos ejemplos de esto.
Esta prohibición se extenderá hasta finales de 1975 con la muerte de Franco. En esos años viaja y canta en Francia y Sudamérica, donde pasa largas temporadas. No volverá a salir ningún disco suyo hasta 1977 en el que es publicado “Paco Ibáñez Interpreta a Pablo Neruda” (Ariola, 1977). Paco había conocido en 1970 al gran poeta chileno que le había dicho: “Tú tienes que cantar mi poesía. Tu voz está hecha para cantar mi poesía”. Paco Ibáñez sigue en París y rechaza la idea de participar en los conciertos multitudinarios que tienen lugar en esos años en Madrid, Valencia y Barcelona. Solo se planteó una excepción, la de un concierto que celebra la legalización de la CNT, sindicato del que había sido directivo su padre.
En 1978 aparece un nuevo trabajo, basado esta vez en el romancero y en los poetas del Renacimiento: “A Flor de Tiempo” (Ariola, 1978). En 1982, en Madrid, un deseado y esquivo Paco Ibáñez cerrará la campaña del PSOE con un concierto multitudinario en las elecciones en que este partido alcanzará la mayoría absoluta más holgada de la historia de España. Por esas fechas graba un disco al que andaba dando vueltas muchos años, la traducción al español de las canciones más emblemáticas del maestro George Brassens. “Paco Ibáñez Canta a Brassens” (Ariola, 1979) es un buen álbum que hermana a dos de los más grandes cantautores europeos de todos los tiempos y que contiene otra de sus canciones estrella, “La mala reputación”, de la que andando el tiempo Loquillo hará una versión.
En Francia consideran a Paco Ibáñez uno de los más grandes referentes de su cultura y le es concedida por dos veces (1983 y 1987) la Orden de las Artes y las Letras. Las rechaza y una de sus divisas siempre ha sido no acceder a recibir premios o reconocimientos. “Un artista tiene que ser libre en las ideas en las ideas que pretende defender. La única autoridad que conozco es la del público y el mejor premio los aplausos que uno se lleva a casa”. También en España se le conceden distinciones oficiales y privadas, que siempre rehusó, con la excepción de la más alta distinción de la cultura española, la Medalla de Oro de las Bellas Artes, que se le concedió en 2007.
La década de los 80 supone sobre todo un descanso en una carrera, que muchos dan por finalizada, si bien sigue actuando esporádicamente en Francia, donde reside entonces. En 1990 se plantea regresar a España. Vive un tiempo en Madrid y también en Aduna (Guipúzcoa). En 1994 terminará su larga peregrinación para establecerse en Barcelona. Además de algunas colaboraciones y algún disco compartido, en esos años volverá a los estudios de grabación con el CD “Por una Canción” (PDI, 1990). En 1991 vuelve a actuar después de bastantes años en Madrid, ofreciendo varios recitales a aforo completo en el Alcalá Palace.
En 1998 se edita el disco “Oroitzen” (Universal, 1998), con un puñado de canciones cantadas íntegramente en euskera. El título del álbum quiere decir “Recordar” en castellano y se ha querido ver en él un homenaje a su familia materna, a la que siempre estuvo muy unido.
Sus dos últimos discos cierran un círculo personal y es que Paco no es amigo de dejar cabos sueltos. En ellos se imbrica con dos personajes claves en su historia. En el primero de ellos “Paco Ibañez Canta a José Agustín Goytisolo” (Universal, 2002) se reúne con un poeta y un amigo. El segundo es “Fue Ayer” (Universal, 2004) con canciones eternas de autores sudamericanos como Atahualpa Yupanqui, Agustín Lara, Rafael Hernández y Rolando Valladores Paco revisa temas universales junto a Soto, aquel pintor venezolano con el que formó su primer trío musical en el París de 1956. Una bella manera de cerrar un círculo.
Cada año y acercando y con los ochenta años de edad largamente cumplidos, Paco Ibáñez ofrece unos cuantos recitales por España, no muchos, pero sin faltar nunca a sus citas, demostrando también ser el más longevo cantautor.
Gracias a Paco Ibáñez muchos conocimos el sabor de la poesía española de todos los tiempos y especialmente la del siglo XX. Sus discos se escuchaban en reuniones de militantes izquierdistas, en las clases de Lengua y Literatura de institutos y facultades, en España y fuera de ella.
El poeta Gabriel Celaya escribió para la contraportada del disco “A Flor de Tiempo”: “Paco Ibáñez además de cantarse a sí mismo hace algo más amplio, incorpora en su voz a los poetas españoles. Se identifica con ellos dando a cada uno su tono, respetando su estilo e imprimiéndoles a la vez su propia personalidad hasta convertirlos en una comunión perfecta entre letra y música”.
Nota.- En la discografía no se han incluido colaboraciones con otros artistas, antologías y algunos de sus discos compartidos con otros cantantes, ni los que grabó como músico de acompañamiento.
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