Con grabaciones realizadas en Francia en 1964 y 1965, se edita aquí en 1967 el primer LP de Paco Ibañez, que en algunas referencias aparece titulado como “Paco Ibáñez 1” y otras veces como “Poemas de Federico García Lorca y Luis de Góngora”, ya que está dedicado a estos dos poetas españoles, separados por tres siglos y unidos en su elegancia basada a menudo en temas populares. Todo un guiño a esa generación de 1927 que ese año se reúnen ante su tumba para celebrar el entierro de don Luis de Góngora y que para muchos es el pistoletazo de esta generación poética que tiene a Garcia Lorca como su más universal representante.
La contraportada del disco viene ilustrada por Salvador Dalí. Paco le había conocido en 1956 cuando algún amigo hizo llegar al pintor una cinta con sus poemas musicados y el pintor pidió conocer al autor de aquel trabajo. Desde entonces, mantuvieron una cercanía que se consolidó con los dibujos que el genial Dalí hizo ex profeso para la edición de este disco.
Paco Ibáñez pone música flamenca a ese “Romance de la luna, luna” o con una guitarra rezumando tristeza en “El lagarto está llorando” y con intimidad casi de nana en “Casida de las palomas oscuras” o el famoso poema de “La señorita del abanico” convertida casi en una canción infantil. Todas ellas sobre poemas de García Lorca. Al que dedica la cara A.
La cara B es para Góngora, el poeta conceptista del Siglo de Oro y su métrica perfecta. El irónico y crítico “Y ríase la gente”, que canta al hombre práctico que prefiere las buenas morcillas a todos los mandatos reales y a las patrañas políticas. El aviso festivo, que es todo un faro vital que apremia a vivir de “Se nos va la Pascua, mozas”. En la misma línea la ingeniosa y saltarina “Bien puede ser, no puede ser” cargada de ironía que trasciende cualquier siglo.
Paco Ibáñez demuestra en este, su primer LP la línea que seguirá toda su vida que es la de poner música a los poemas de la lengua castellana, una música nada repetitiva, rica en matices vocales dentro de su voz viril y siempre un punto airada, contestataria decíamos por entonces en un adjetivo que los jóvenes usábamos con profusión. También demuestra ser un excelente guitarrista de amplia paleta sonora que le exime del uso de otros instrumentos para subrayar sus canciones de estructura simple solo en apariencia.