El nombre de Manolo Díaz sonará a muchos como uno de los grandes gerifaltes de la industria musical. Presidente, primero de CBS y después de Sony Music para España y Portugal, Vicepresidente de Sony Music Europa, Presidente de Polygram para América Latina, Presidente de la Federación de la Industria Fonográfica de América Latina… Pues bien, todos esos cargos nos traen aquí al pairo, ya que ante todo queremos centrarnos en Manolo Díaz intérprete y compositor; dos cosas en las que ha dejado tras de sí una herencia bien importante.
Manuel Díaz nació en Oviedo de una familia con antecedentes musicales por parte de madre. Muy niño se traslada a Madrid, donde su padre trabaja como economista en el Canal de Isabel II. A los seis años ya está matriculado en el conservatorio madrileño. Allí estudiará piano, aunque sus mayores esfuerzos juveniles irían destinados al estudio de la Ingeniería de Obras Públicas.
Sus primeros pasos en la música moderna los da como guitarrista del conjunto Los Sonor, uno de los principales grupos pioneros madrileños. Pero no va a durar mucho con ellos, pues en 1962 se va a trabajar a Liberia, un remoto país del África tropical, donde trabaja como topógrafo en la construcción del ferrocarril. Tras una corta estancia en Estados Unidos, regresa a Madrid. De vuelta a casa, retomará la música para formar parte de Los Polaris.
Sin embargo, Manolo traía de sus viajes por más de medio mundo un saco lleno de canciones. En 1965 participa como compositor en el Festival Hispano-Portugués de Aranda de Duero y uno de sus temas alcanza el segundo puesto en la voz de un casi debutante llamado Dyango. Su primer éxito va a venir de la mano de otra debutante, conocida por Massiel y la canción “Rufo el pescador” con la que concurre al Festival de Mallorca de 1966.
Ese mismo 1966, junto a Alain Milhaud, organiza la operación Los Bravos y escribe para ellos ocho de los temas que formarán parte de su primer LP. Títulos históricos de nuestra música como “La moto”, “Los chicos con las chicas” o “La parada del autobús” son composiciones suyas. A partir de ahí no da abasto. Escribe para sus amigos Los Pasos algunas de sus mejores canciones: “Ojo por ojo”, “No me gusta decir sí” y otras.
A finales del año siguiente decide dar el paso a la interpretación. Prepara un memorable LP titulado “Retablo” (Sonoplay, 1967), uno de los mejores álbumes de cantautor hechos jamás en España, aunque fue grabado en París. Manolo Díaz se apunta a la canción protesta y critica la hipocresía de la sociedad española en la que vive. Lo va a hacer con inteligencia y sutileza. Nada de dinamita en las estrías o músicas descuidadas al servicio de letras con mensaje socio-político. Lo suyo es la ironía, los acompañamientos orquestales bien manejados en segundo plano y una elegancia formal solo comparable a Jacques Brel, seguramente el mejor cantautor europeo de todos los tiempos. Manolo Díaz nos hace comprender que pueden decirse cosas tremendas sin recurrir al vocerío mitinero y a la guitarra huérfana de otros cantautores. En el citado LP vamos a encontrar las canciones más recordadas de toda su trayectoria como cantante: “Bibi”, “En la universidad”, “Postguerra”, etc. Manolo Díaz se convierte en una figura de culto para los progres y su single de tres canciones: “Postguerra” (Sonoplay, 1967) entraría de lleno en las listas de ventas.
En los años siguientes va a hacer lo que le da la gana. Y lo que le da la gana son una serie de singles conceptuales: “La Ciencia-Ficción de Manolo Díaz” (Sonoplay, 1967), “La Navidad con Manolo Díaz” (Sonoplay, 1967), «Viejos y viejas / Niños” (Barclay, 1968). Poco a poco se alejará de la interpretación para pasar a la producción. Fichará por un nuevo sello Acción y su primer trabajo importante será dar a luz al grupo Aguaviva a los que produjo sus tres primeros LP. Vainica Doble o Pablo Guerrero fueron otros dos nombres fundamentales a los que produjo en los primeros 70.
En 1972 va a hacer su segundo LP y obra más personal. Un disco cantado en inglés del que será intérprete, autor y productor. En él, cada canción va a estar dedicada a un político del siglo XX. Hitler, Stalin, De Gaulle… “A Divided Family” (Acción, 1972) es censurado y se retira de la venta, al menos de la venta oficial. Muchos años después será recuperado para incluirlo en el recopilatorio “Manolo Díaz. Todas sus Grabaciones” (Rama Lama, 2003).
A partir de ese momento, Manolo va a abandonar del todo la interpretación y tras un periodo apartado de la música, regresará a ella para empujar carreras tan importantes como las de Mocedades, Víctor Manuel, Azúcar Moreno, etc. Después, se dedicará ya decididamente a dirigir discográficas; por cierto, con muy notables réditos.
Manolo Díaz ha sido uno de los mayores talentos compositivos de la música española. Capaz de tocar la tecla comercial con precisión de cirujano y de escribir duros alegatos contra un establishment político que perdía poder y credibilidad con el paso de los años. A sus canciones nunca les faltó ese punto de elegante mordacidad que las hacían irrepetibles. No importaba si su ropaje era pop banal o la interpretaban unos airados universitarios. Siempre conseguía verbalizar la idea que muchos jóvenes de su época teníamos en la cabeza. Y lo conseguía, colocando, de paso, sus temas en el hit parade de ventas.
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