Durante la primera mitad de los años 60 existió en Madrid un conjunto llamado Los 4 Jets, que alcanzó una cierta notoriedad. El cuarteto actuó en varias ediciones de las matinales del Price y vio publicados tres EP en el sello Polydor, consiguiendo un éxito importante con su tema «Zorongo». Pasaron los años y en 1981 el jefe de protocolo de la compañía Campsa se pone en contacto con ellos y les convence para que hagan una actuación en las fechas navideñas. Dos de sus fundadores: Santiago González (guitarra rítmica) y su hermano José María (bajo) más Eduardo Bartrina y José Antonio Soler (guitarra de punteo), ambos habían militado en los años 60 en Los Rangers, aceptan el reto y preparan un repertorio a base de números instrumentales de The Shadows y algún tema rock cantado por Santiago. De aquella actuación se efectúa una grabación en directo, que es editada bajo el título “Los Jets. 20 Años Después” (Marfer, 1982).
A estos músicos les ha picado el gusanillo y deciden que no van a conformarse con una sola actuación. Comienzan a ensayar, sustituyendo a su guitarra solista por Julián Sacristán, un pionero del rock madrileño que en sus años juveniles había formado parte de Los Flaps y Los Pekenikes. Hacen alguna actuación más hasta que en 1983 el traslado de Eduardo a Estados Unidos por motivos de trabajo disgrega de nuevo al grupo. Durante ese tiempo el sello Cocodrilo va a sacar al mercado dos álbumes históricos de los antiguos 4 Jets, uno con todas sus grabaciones oficiales y otro con algunas maquetas que en su día no se pusieron a la venta.
A su regreso a España, Eduardo decide echarse el grupo a la espalda. Vuelve a reunir a su gente y graban el LP “Vuelo Rasante” (Iris, 1988), un buen trabajo que va a dar a conocer al grupo en Europa. Entre 1989 y 1995 se suceden las grabaciones para diferentes sellos, regresando Tony Soler a la formación. El grupo se prodiga en trabajos de estudio; sin embargo, apenas realiza apariciones en directo.
En 1997 se rompe esta dinámica y comienzan a hacer apariciones en directo con una formación compuesta por Santiago, Eduardo, Julián, Alberto Nuevo, que había sido bajista en Los Flaps más de treinta años antes, y Julio Touza (teclados). Juntos van a grabar otro LP, el único en que el grupo canta: “The Jets are back” (Harmony, 2000). Al año siguiente, Julián y Julio dejan el grupo y son fugazmente reemplazados por Rafael Laviada y Elena Senderos, que habían anteriormente formado parte de la banda de acompañamiento de Camilo Sesto. Pronto ambos serán sustituidos por el guitarrista Michel Martínez y el teclista Javier Honrubia respectivamente. También Alberto cederá en 2002 su bajo a Antonio Reyes y más tarde a Raúl Rodríguez.
El citado CD les abre definitivamente las puertas de Europa. Los Jets se patean en los primeros años de este siglo los circuitos oldies de Alemania, Francia, Holanda y Gran Bretaña. No hay festival de rock instrumental en estos países donde no actúen, mientras que en España son unos ilustres desconocidos.
Sendas producciones de estos Jets de segunda o tercera generación son designados dos años consecutivos, como mejor disco europeo de rock instrumental por la revista inglesa Pipeline, biblia de la especialidad, por sus discos “Spanish Blood” (HMR, 2004) y “Made in Spain” (HMR, 2005). Se suceden los cambios en la formación, tomando el relevo jóvenes músicos de manos de los veteranos Jets y sucediéndose los reconocimientos. En 2005 la casa Fender bautiza una línea de su famosa Stratocaster con el nombre de Jets. También en 2006 su CD “Latin Breeze” (HMR, 2006) obtiene el reconocimiento de otras publicaciones especializadas como disco instrumental más destacado de ese año.
Pasan por el grupo otros nombres ya de última hora como Antonio Umbría, Germán Villanueva, Fernando Calderón, Manuel Gómez y el veteranísimo, Ángel Arriba, aquel rubio guitarrista de Los Continentales, casi todos ellos con breves estancias en la formación.
En marzo de 2008 realizan su última gira europea y editan su lujoso trabajo “50th Anniversary” (HMR, 2008) que incluye un DVD con retazos de actuaciones de todas las épocas. Este trabajo volvió a ser designado Mejor Album Europeo en la división de rock instrumental. El 31 de octubre de 2009, se despiden con un concierto ofrecido en el Palacio de Congresos de Madrid. Poco antes se había estrenado en Hollywood y Londres una película en la que dieciocho de sus temas son incluidos como banda sonora. Se trata del documental ambientado en el mundillo del surf “300 Waves” (Leslie Grivin, 2008).
El 31 de octubre de 2009 cerraban su carrera en directo con un memorable concierto en el Palacio de Congresos de Madrid que sería grabado en CD, trasluciendo que la emoción de la despedida estaba por encima de cualquier otro aspecto. Una velada emotiva en plena consonancia con su público, como no podía ser de otro modo para la ocasión.
En lo musical, Los Jets practican un rock instrumental bien realizado, que cumple al pie de la letra con la forma de interpretar que imperaba en la década de los 60, sin realizar apenas innovaciones. Pero no se conforman con versionear los éxitos de siempre, sino que aportan a este estilo un tanto cerrado nuevos temas que no desmerecen de las grandes creaciones de Shadows, Tornados, Ventures, Spotnicks y otros grandes.
Tal vez retomaran la música por casualidad o por morriña, pero fueron mucho más que un grupo de veteranos músicos en plena operación nostalgia. Sus grabaciones están llenas de detalles de gran calidad y conforman por sí solas la recuperación de una manera de entender y hacer música que tal vez pueda parecer trasnochada, pero que está cargada de virtuosismo y sinceridad.
Seguramente en la discografía adjunta no esté toda su prolija obra realizada en estudio y en directo, pero la muy amplia muestra de su producción esperamos que sirva para rendir tributo a un grupo español en el que se cumple aquel desdichado refrán de “Nadie es profeta en su tierra”.
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