Este LP forma la trilogía de discos más conocidos y vendidos de Los Jets junto a «Spanish Blood” (HMR, 2003) y “Made in Spain” (HMR, 2004). También son los tres de contenido más hispano de toda su amplia discografía y, seguramente, los que mejor definen su estilo, al menos su estilo de esta última década.
Se trata de un disco que representa la madurez del grupo y, tal vez, el punto culminante de su sonido, presidido por la guitarra delicada de Michel Martínez. El principal peligro de un repertorio archiconocido, como el que aquí se incluye, es caer en lecturas verbeneras de los temas. Eso queda soslayado perfectamente por unos arreglos elegantes que huyen en todo momento de lo vulgar.
Puesto a hacer de abogado del diablo, diré que “Amapola”, salvando abismales distancias temporales, me recuerda enormemente a la vieja versión de The Spotnicks, que el ritmo de “El choclo” parece acelerado hasta límites de taquicardia o que no resulta demasiado original el arreglo de “Cerezo rosa”. Sin embargo, el album es del todo impecable y perfectamente recomendable para quien quiera acercarse a la música de Los Jets. El sonido es magnífico, se nota un gran trabajo de preparación de cada tema, la guitarra solista se sale y se percibe que es un disco hecho con mucha profesionalidad y muchísimo cariño hacia lo que se estaba interpretando. Para nada resulta un disco rutinario, a pesar de que los temas contenidos en él los hemos escuchado todos más de cien veces.
El disco fue reconocido con toda justicia en 2006 como uno de los grandes hitos instrumentales del año por varias revistas europeas.
Acompañamos este comentario con los audios de “Desafinado”, “Amapola” y “Breeze”, compuesta por el propio grupo.