El pretexto fue el festival navideño organizado por la petrolera Campsa, en su auditorio de Madrid, para despedir 1981. Esto dio pie para reunir dieciséis años después de su última actuación a dos antiguos fundadores de Los 4 Jets, Santiago y José María, más el guitarra solista Tony Soler y el batería Eduardo Bartrina, que en los 60 había pasado por varios grupos, entre ellos, el antes citado.
En un ambiente familiar y festivo discurre la actuación casi por completo dedicada al repertorio de los ingleses The Shadows, con un único tema cantado por Santiago y sin incluir ninguna canción de los viejos 4 Jets. Las guitarras suenan con sabor a instrumental primitivo y la grabación queda lo suficientemente bien como para que Eduardo, vinculado ya por entonces a la producción musical, consiguiera que la casa Marfer se interesara en ella. Fue editado en el doble formato LP y cassette.
Este disco se vio bastante por las tiendas y sirvió para que algunos jóvenes descubrieran no sólo a este viejo-nuevo grupo, sino también para que descubrieran el rock instrumental más primigenio. A sus cuatro protagonistas también les sirvió para descubrir que entre sus dedos quedaban aún muchas notas escondidas. Lejos de conformarse con esta actuación para familiares y amigos, se propusieron formar de nuevo un conjunto de rock.