Ismael y Joaquín Díaz son los dos próceres del folk español. Ambos tienen bastantes cosas en común. Son castellanos viejos, nacidos en pequeñas aldeas a finales de los años 30, enamorados de la etnografía y el folclore y cantantes por necesidad de transmitir su fe en el pueblo y sus tradiciones. En cambio, su vida fue al principio bastante distinta, ya que mientras Joaquín siempre anduvo apegado al terruño. Ismael vivió en el extranjero bastantes años hasta el punto de ser mucho más reconocido fuera que dentro de nuestras fronteras. Tampoco su visión del folk y de su papel social fue la misma, al menos en sus inicios.
Ismael Peña Poza nació en 1936 en Torreadrada (Segovia), un pueblo de apenas doscientos habitantes en el que su madre trabajaba de maestra y en el que no había electricidad ni teléfono. Ese aislamiento jugó a su favor. Las mozas y mozos escribían las letras de las canciones heredadas de sus abuelas en sus libretas escolares y las cantaban en cualquier festividad. En ese ambiente extremadamente rural pasó sus primeros años. De ahí a Segovia para estudiar bachiller y a Madrid para estudiar Filosofía y Letras.
Pero Ismael puso pronto tierra por medio y en 1960 marcha a vivir y trabajar a París donde se empapa de las canciones de los cantautores franceses. En la capital del Sena da sus primeros recitales basados en temas populares castellanos y en los cancioneros renacentistas españoles. Hace sus primeras grabaciones y en 1965 gana el “Grand Prix Charles Cros du Disque” con su primer LP: “Canciones del Pueblo, Canciones del Rey”, que no sería editado en España. Aquel éxito le lleva a profesionalizarse y recorrer con sus recitales países francófonos: Bélgica, Suiza, Marruecos… Por esa época pone música a poemas de Miguel Hernández, bastante antes que lo hiciera, entre otros, Joan Manuel Serrat.
En España siguen sin enterarse de su existencia y solo un sello de segunda fila edita casi a escondidas alguno de sus discos. El primero que aparece por aquí es un EP: “La Tarara” (Riviera, 1966). El sello en cuestión era una modesta división de la francesa Barclay. La conocida canción popular que lo encabeza se escuchó, no obstante, y en ambientes universitarios se comenzó a hablar de Ismael.
En 1968, Movieplay va a editar por fin un LP del cantante, en el que se incluirán los cuatro temas del anterior EP más una colección de canciones populares y romances de los siglos XV y XVI, bajo el título de “Florilegio de España” (Movieplay, 1968). Eran las canciones que este folclorista había paseado por Europa y norte de África en años anteriores en un recital-espectáculo de igual título que el álbum. Pero Ismael en esos momentos ya andaba por otros rumbos, escribiendo temas propios de fuerte contenido social, entroncados en lo que llamábamos canción protesta. “Últimas Noticias / Después del Silencio” (Movieplay, 1968) sería su primer sencillo de esta nueva faceta de cantautor Su popularidad va en aumento, aunque las autoridades franqusitas lo tienen en el punto de mira. Ismael será el único cantante solista que aparezca en la delirante película sicodélica “1, 2, 3, Al Escondite Inglés” (Iván Zulueta, 1969), cantando precisamente “La Tarara” y en las antípodas del resto del elenco de aquella cinta.
Personalmente, la primera vez que oí cantar a Ismael fue en clase de Religión en mi instituto. Un joven sacerdote nos ponía alguno de sus discos y es que en esos momentos el contenido social y religioso de algunos de sus temas era más que evidente. En esos momentos universidades y, en menor medida, institutos eran hervideros de los cambios que se avecinaban en este país y algunos jóvenes profesores se referían con pocos tapujos y graves riesgos personales a un futuro democrático, alejado de la dictadura. Era un tiempo en que las profesiones vocacionales creían que podrían cambiar el mundo. Poco o nada que ver con lo que esas mismas instituciones educativas son ahora. Supongo que uno de los discos que nos ponía nuestro profe era “¿Dónde Vas, Carpintero?” (Odeón, 1971) que supuso la entrada de Ismael en los primeros puestos del hit parade. Antes había aparecido un nuevo y controvertido LP titulado “Ismael en España” (Penélope, 1969) en el que musicaba poemas de Machado, Hernández, Salinas y otros poetas del siglo XX.
En 1969 Ismael cesa el trasiego de idas y venidas entre Francia y España para afincarse en Madrid primero y en su Segovia poco después. Su figura enjuta, un punto quijotesca, con la cota de mallas de un jersey tipo fórmula, se asoma regularmente a programas de televisión y sus discos comienzan a venderse en cantidades apreciables.
Los sencillos de Ismael aparecían en las listas. A su conocido carpintero, le sucederían “Alondra” (Odeón, 1971) y “Cuestión de Piel” (Odeón, 1972).
Se reeditarían algunas de sus grabaciones francesas y en 1973 aparecería su LP más personal y ambicioso “Alzo la Voz” (CBS, 1973) con composiciones del propio Ismael, arreglos de Juan Carlos Calderón y producción de José Luis de Carlos con el que el cantante da una nueva vuelta de tuerca a su carrera.
Ismael hará algún disco más en solitario, pero en 1974 debutará en un programa de TVE titulado “La Banda del Mirlitón” dedicado al folk español, que se emitía todos los sábados por la mañana. El programa se mantendrá casi cinco años en antena y será altavoz del folclore español. Dado su éxito, el cantante dedicará sus mayores esfuerzos a la creación del grupo Ismael y la Banda del Mirlitón (pronto pasaría a denominarse simplemente La Banda del Mirlitón), oscureciendo notablemente sus discos en solitario, cada vez más espaciados.
En 1976 participará en la grabación y produciría un LP básico en el folk castellano: “Segovia Viva” (1976) junto al padre del folk, Agapito Marazuela, que contaba por entonces 85 años de edad, el dulzainero Joaquín González, y el grupo Nuevo Mester de Juglaría.
A partir de la década de los 80, Ismael se entregaría en cuerpo y alma a la causa del folk español y su trabajo de campo. Recopilará numerosos objetos, instrumentos, publicaciones, canciones populares, etc. Su colección etnográfica es una de las mayores de España y ha organizado numerosas exposiciones aquí y en el extranjero. También ha dado conferencias e impartido cursos en prestigiosas universidades españolas y francesas. Entre los numerosos galardones que han venido a reconocer su esfuerzo, recibió en 1999 el Premio Nacional de Folclore.
No nos resistimos a incluir algunas apreciaciones que sobre Ismael y su obra hicieron algunos gigantes de la cultura de su tiempo:
“En Ismael, lo oído hace desear lo no oído; en él admiro su arte de raíz popular y flor culta” (Salvador de Madariaga).
“Ismael es el nuevo juglar de la poesía española. Es un esteticista y un hombre que ha conseguido, por fin, cantar la poesía con temor y temblor” (Francisco Umbral).
“Ismael es el cantante místico vertical más elevado de la Tierra” (Salvador Dalí).
“Pocas veces el compositor termina el poema del autor. En el caso de Ismael, el compositor, el intérprete, el artista, han puesto el último verso del poema con su música (Gloria Fuertes).
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