En varios medios de comunicación se habían recibido discos promocionales de Zafiro-Novola con la etiqueta y la funda en blanco acompañados por una escueta nota que remitía a un programa de televisión. Por las mancebías musicales corría el rumor del inminente regreso del exiliado y vetado Joan Manuel Serrat. Luis del Olmo pincha el disco y es apercibido de multa. Son los primeros meses de un convulso 1976. José María Iñigo en “Directísimo” hace una presentación de medias palabras, augurando una sorpresa. La pantalla vira a negro mientras se inicia el tema, después siluetea con tijeras electrónicas una figura, se ceba en la espalda del cantante. Los espectadores se restriegan los ojos. Están oyendo al prohibidísimo Serrat. La cámara por fin hace una toma de frente. La canción se titula “Condesa de cristal” y el que la canta es Paco Martín. Al día siguiente su disco está en todos los escaparates y emisoras, pero Paco apenas es consciente de la jugada que ha protagonizado. Una jugada que le reportará beneficios inmediatos, pero que quemará su carrera futura.
Paco había nacido en Cáceres el 20 de agosto de 1949. Estudió en los Carmelitas y en el Colegio San Antonio. Adquiere su cultura musical a partes iguales en la Rondalla del San Antonio y en la discoteca Acuario. En aquellos años forma algunos conjuntos, destacando Los Saltos en los que alterna con un muchacho que pasó algún tiempo en aquella ciudad llamado Pedro Almodóvar.
En 1969 viaja a Madrid para estudiar Preuniversitario e ingresar en la universidad madrileña. Consigue ambas cosas. En la pensión donde se aloja un vecino le hace conocer a Serrat y le traduce sus canciones al castellano. Eso hará cambiar las perspectivas musicales de Paco, que comienza a componer sus primeros temas. En 1971 vuelve a Extremadura para cumplir con su servicio militar. Su único entretenimiento castrense es pasar las tardes componiendo y cantando para sus compañeros. Precisamente uno de ellos le pasa un recorte de la revista Ama en la que figura una convocatoria para participar en el programa televisivo “La Gran Ocasión”, un programa de nuevos talentos dirigido por Miguel de los Santos. Paco ve una ocasión para sacarse un permiso y canta un tema de Serrat y otro propio. Tiene que cantar acompañado por una orquesta dirigida por el inflexible Ibarbia. Pasa la eliminatoria y al día siguiente, de regreso en el cuartel, recibe una llamada de Hispavox y otra de EMI. Ha gustado y mucho. Habla con su capitán para que le dé otro permiso y se presenta en semifinales, donde es eliminado.
Finalizada la mili, vuelve a Madrid para continuar sus estudios de Publicidad y comenzar su carrera. Sale su primer disco con dos temas propios: “Mujercita / Te Hiciste Mujer Antes de Tiempo” (Hispavox, 1974). Nadie se da por aludido, aunque llama su atención el extraordinario parecido de su voz con la de Joan Manuel. Al año siguiente le proponen grabar un nuevo single: “No te Quiero Perder” (Hispavox, 1975) con canciones de Parera Fons. Paco lo tiene claro. Él es ante todo cantautor y no está dispuesto a desgastarse en temas ajenos. Pide la carta de libertad y como este segundo sencillo no se vende nada, Hispavox accede gustosa.
Ficha por Zafiro que prepara la estrategia de presentación que ocupa el primer párrafo de esta biografía. Lo que se calla Zafiro es que Serrat ha roto contrato con ellos y está a punto de fichar por Ariola, buscando en Paco un sustituto de urgencia que le permita seguir haciendo caja.
Se publican simultáneamente el single “Condesa de Cristal” (Novola, 1976) y el LP “Añoranzas” (Novola, 1976), producidos por Juan Carlos Calderón. Ambos venden lo suyo y se cuelan en sus respectivas listas de ventas. El asombroso parecido con el Noi del Poble Sec no oculta un ramo de magníficas canciones: “Nenas”, ”Has nacido en España”, “En casa”, “Un perrillo extremeño”… La crítica anda dividida. Unos lo alaban como un gran cantautor y otros le tachan de advenedizo que trata de desbancar con malas artes a un Serrat en el exilio. Solo del LP se venden más de treinta mil copias y sus apariciones en galas se multiplican.
El sello quiere rentabilizar su fichaje y enseguida graba un segundo long play, esta vez a las órdenes de Ricardo Miralles, que había producido a Serrat y Mari Trini. Se da una buena simbiosis entre ambos y nace “Volar” (Novola, 1977). No desmerece en calidad de su anterior trabajo, pero por alguna razón las ventas descienden. Su estilo de cantautor intimista y su fino olfato para la crítica social no se corresponden con una época, la de la transición, que demanda de los cantautores soflamas políticas y canciones inflamables.
El segundo LP supone un frenazo a sus aspiraciones. Inicia en 1978 la grabación de lo que sería su tercer larga duración. Un trabajo que inicia junto a Ricardo Miralles y que termina Eduardo Leyva con unas ideas musicales muy distintas. La grabación se dilata y la edición se eterniza. Cuando ya nadie lo espera ni apenas recuerda a Paco Martín, aparece: “A Paso Descubierto” (Zafiro, 1980). Un disco casi predestinado al fracaso y que no está a la altura de los dos anteriores. En esos años inicia una carrera en Hispanoamérica y actúa en el famoso Talk of the Town londinense.
Paco Martín aún seguirá actuando algún año más e incluso realiza alguna grabación más que no serán editadas. Se le invita a establecerse en México donde goza de cierta popularidad, pero prefiere finalizar sus estudios y se aleja progresivamente de los quehaceres musicales. Hacia 1983 se plantea la retirada y comienza a trabajar en su profesión de publicista. Bien entrada década de los 90 regresará a su Cáceres natal, donde monta una agencia de representación y promoción artística que le permite seguir ligado al mundo de la música y el espectáculo.
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