Vaya por delante que, en la humilde opinión de un servidor, lo mejor que le ha pasado nunca al pop español es “Veneno” (CBS, 1977), el primer (y último) disco de aquel grupo irrepetible de talentos que formaron a finales de los setenta Kiko Veneno y los hermanos Amador. Antes de aquella maravilla ya había habido contactos fructíferos entre el rock y el flamenco, como se demuestra en la obra de los también pioneros (y sevillanos) Smash y Triana.
Sin embargo, lo que se coció en “Veneno” fue algo completamente nuevo. Allí brillaba con fuerza la estrella de la música callejera y surreal de Bob Dylan. Si el viejo Zimmerman exorcizaba sus (hermosos) demonios a través del blues, los Veneno lo hacían a través del flamenco: las formas diferían, pero el espíritu era el mismo. El caso es que en el preciso instante en que apareció “Veneno” se sembró una semilla que le ha dado muchas alegrías a la música española.
Una de esas alegrías son Los Delinqüentes, discípulos aventajados de Kiko y compañía. La historia de Los Delinqüentes comienza cuando Marcos del Ojo, El Canijo, y Miguel A. Benítez, Er Migue, se conocen en el instituto Caballero Bonald de Jerez:
“Nos conocimos cuando chicos en el instituto porque escribíamos cosas raras. Además compartíamos ideas con nuestros demás colegas y montamos una pandilla que era la peña Los 7. Hacíamos teatro y conciertos en institutos y demás salas. También cantábamos nuestras canciones por los bares, Los Caños, diversas localidades gaditanas y otros lugares perdidos.
En 1998 formamos Los Delinqüentes (Miguel y Marcos) y grabamos una maqueta de cuatro temas nuestros. En ese momento empezamos a disfrazarnos y a ir corriendo por la calle.”
Ese mismo año de 1998 Migue y Marcos van a un concierto de Palocortao, grupo en el que por aquel entonces militaba Diego Pozo. ¿El motivo?: quieren que Diego les dé clases de guitarra flamenca. De ese modo empiezan los tres a tocar juntos, y a Diego le gusta tanto la maqueta que ya tienen sus compañeros que decide mostrársela al productor Josema García Pelayo. El contacto con García Pelayo supone el nacimiento de La Banda del Ratón, el grupo de magníficos músicos que a partir de entonces acompañarán a Los Delinqüentes.
Con García Pelayo graban una segunda maqueta, en la que se incluye el tema “El duende garrapata”, canción que se utiliza como banda sonora de la campaña publicitaria de los Juegos Ecuestres Jerez 2002. Por este motivo, Los Delinqüentes empiezan a ser conocidos en Jerez y en gran parte de Andalucía.
García Pelayo pone en circulación una tercera maqueta, grabada en directo, pero después de un infructuoso tira y afloja con BMG Ariola Los Delinqüentes se lían la manta a la cabeza y se van a Madrid a hablar cara a cara con las discográficas. Sony llega a hacerles una oferta, pero al final se deciden por Virgin “porque su gente nos pareció más freak”. Ahí queda eso.
Para Virgin, y también bajo la producción de Josema García Pelayo, Los Delinqüentes y La Banda del Ratón graban “El Sentimiento Garrapatero que nos Traen las Flores” (Virgin, 2001), un disco extraordinario de principio a fin, con estribillos irresistibles, letras jugosísimas y, sí, surreales y callejeras al más puro estilo Veneno. Bulerías rockeras, arranques blueseros y rumbas muy flamencas conforman el banquete musical con el que nos agasajan los jerezanos en este disco. La guinda la pone la voz nasal, potente y rockera hasta los tuétanos de Migue.
“El Sentimiento Garrapatero que nos Traen las Flores” llega al disco de oro, catapulta a Los Delinqüentes a las radiofórmulas y crea una legión de fieles seguidores del grupo que no encuentran reparos a la hora de llamarse a sí mismos “los garrapateros”.
El grupo se toma un tiempo para digerir el éxito, y en 2003 publican “Arquitectura del Aire en la Calle” (Virgin, 2003), un trabajo quizá no tan brillante como el debut, pero lleno de canciones magníficas. Como novedad hay que señalar que Migue y Marcos se reparten al 50% el rol de cantante. A estas alturas Los Delinqüentes son dueños de una personalidad única e intransferible, de un sonido propio. El éxito de la banda se cimenta también sobre un directo arrollador, festivo, que los afianza como una apuesta segura para todo tipo de festivales veraniegos.
Durante la gira del segundo disco empiezan los problemas. Los excesos de Migue comienzan a pasarle factura y el cantante llega incluso a sufrir trastornos esquizofrénicos. No tarda en producirse la tragedia: el 6 de Julio de 2004 fallece Miguel A. Benítez, Er Migue, cantante, compositor y cabeza visible de Los Delinqüentes, uno de los grupos españoles más prometedores de su generación.
Marcos y Diego se reponen a duras penas del terrible palo y finalmente deciden continuar con la singladura de Los Delinqüentes. En 2005 publican “El Verde Rebelde Vuelve” (Virgin, 2005), trabajo en el que colaboran nombres tan ilustres como Kiko Veneno, Gualberto, Diego Carrasco o Rafael Amador, y en el que Marcos asume plenamente el papel de cantante del grupo. En temas como “Después” (dueto con Bebe) queda patente la voluntad de dejar atrás los malos momentos del pasado, siempre desde el recuerdo emocionado al Migue. En cualquier caso, este disco difícilmente soporta la comparación con cualquiera de los anteriores.
En 2005 comienzan la gira “Tour no te Jartas”, y en 2006 aparece “Recuerdos Garrapateros de la Flama y el Carril” (Virgin, 2006), un recopilatorio de grandes éxitos en el que se incluyen “Somos (Laboratorio de ritmo)” y otros tres temas inéditos. Este recopilatorio se completa con un DVD que contiene videoclips y actuaciones en directo.
Ese mismo año, después de una pequeña gira por México donde se habían publicado sus dos primeros discos, se enfrascan en una aventura casi por casualidad. Acuden al programa de televisión Ratones Coloraos de Jesús Quintero donde lo que empezó siendo un encuentro casual acabo siendo un proyecto musical. De ahí nace el grupo G-5, que englobaba a Kiko Veneno, Tomasito, Muchachito Bombo Infierno y a Los Delinqüentes. En un tiempo récord, menos de una semana, graban “Tucaratupapi” (Elemúsica, 2006) hasta la fecha único disco de la formación a pesar de los intentos posteriores de reunión de Kiko.
En los inicios de 2007 siguen girando por diferentes países de Europa y América, participando además en festivales como el Viñarock, el Rock in Rio, o el Extremúsica. A mediados de año entran en el estudio de grabación para dar forma a su cuarto álbum, sin contar el recopilatorio, que se llamará «Bienvenidos a la Época Iconoclasta» (El Volcan, 2009). Pero a pesar de que a inicios de 2008 el disco estaba acabado, problemas con la discográfica encallan el álbum. En un acuerdo entre todas las partes implicadas, EMI/Virgin sólo se encargaría de la distribución del álbum mientras que Los Delinqüentes y el sello El Volcán de todo lo demás.
En 2010 deciden dar un giro a su carrera, quizás es sólo un desvío en el camino, y vuelven a sus orígenes para grabar con Tomatito “Los Hombres de las Praderas y Sus Bordones Calientes” (El Volcán, 2010) donde dejan aparcado su lado más experimental para acercarse más al flamenco. El nombre lo sacan del “Manifiesto de lo Borde” escrito por el grupo Smash. En septiembre de ese mismo año abren un bar en su Jerez natal, el nombre lo dice todo, Tio Zappa. Es así en honor a Tío Borrico y a Frank Zappa, toda una declaración de intenciones.
Para celebrar el décimo aniversario del lanzamiento de su debut, “El Sentimiento Garrapatero que nos Traen las Flores” (Virgin, 2001), Los Delinqüentes deciden reeditarlo en formato especial. La idea la llevaban pensando un par de años pero nada mejor que esperar a una cifra redonda para llevarla a cabo. En esta cuidada reedición podemos encontrar su debut totalmente remasterizado más la inclusión de las maquetas del grupo, versiones y temas inéditos. Todos ellos grabados en esos primeros años.
Diez años son muchos, y a comienzos de 2012 el dúo decide tomarse un descanso. Los motivos los explican ellos mismos en la nota de despedida que dejan escrita: «Desde nuestro paraíso garrapatero, nuestro Jerez de la Frontera, Los Delinqüentes os decimos hasta luego.
Ya son más de diez años garrapateando dentro y fuera de España. Muy buenos momentos, grandes discos, colaboraciones mágicas y algunas heridas en el corazón se fraguaron en este crisol nuestro de los Delinqüentes. Diez años compartiendo nuestro veneno con amigos garrapateros. Diez años que nos colmaron de felicidad.
Pero ahora queremos tomarnos un merecido descanso. Es una siesta andaluza que provoca la flama en el carril de estos diez años de trabajo, una pequeña parada de “Los Delinqüentes” como grupo. Canijo y El Ratón quieren explorar por separado diferentes caminos musicales despeinando la galaxia con sus acordes envenenados. Sí, amigos, nos apetece investigar por separado otros caminos. Sin malos rollos, cada uno por senderos diferentes, queremos presentaros nuevos proyectos con trabajo y con la ilusión del primer día. Nos apetece experimentar el vértigo de la individualidad»
Si es un hasta luego o un adiós definitivo sólo el tiempo lo dirá.
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