Aunque la mayor parte de las bandas gallegas que alcanzaron el reconocimiento a finales de los 80 y principios de los 90 fueron las de la costa, en el interior de Galicia, y concretamente en Orense, también surgieron grupos como La Rosa o Cosecha Roja que pusieron a la ciudad de Las Burgas en el mapa pop rock.
La Rosa nace gracias al ingenio creativo de Magín Blanco –guitarras y voz-, compositor de unas letras con un alto contenido poético y una gran carga emocional. Pasajes presididos por cielos oscuros, brisas otoñales, la humedad del invierno y una soledad cargada de nostalgia.
Desgraciadamente estamos ante una banda que pese a estar sobrada de talento no logró alcanzar la repercusión que realmente merecía, una banda que conjuntó las guitarras acústicas con las eléctricas y hermanó el pop, el rock y el blues para dejarnos una gran colección de canciones que siguen latiendo con fuerza pese al paso del tiempo.
El primer antecedente de La Rosa fue Alcatre -allá por el 82- el primer grupo de Magín. Luego vendría Voyeur, en él ya encontramos también a Juan Bellet -bajo- y Joel Bayolo -batería-. En el 87 se forma La Rosa, con Magín, Bellet y Bayolo y ese mismo año graban dos canciones para el recopilatorio del sello madrileño La Rosa “La Rosa se Abre” –“Me llevas a la luz” y “La casa del jardín”-.
Vuelven a participar en otro recopilatorio, “O Pulso do Tempo” (Caskabel, 1988), incluyendo dos cortes -“O fin do romance” y “Tren de sucre”-. Un disco editado por la Xunta y la Diputación de Coruña que reúne bandas locales que presentan sus canciones en gallego. Los dos cortes serían posteriormente regrabados en castellano e incluidos en su segundo largo.
A finales de año se autofinancian su primer LP, “La Rosa” (EDIGAL, 1989). Joel ya no está con ellos por lo que lo suplen con una batería programada –en los créditos aparece Francisco García aunque no participa realmente de la grabación-. Grandes canciones esconde este primer largo, alguna como “Gotas de lluvia” y “Tejadito blues” formaría parte del single “Gotas de lluvia / Tejadito Blues” (EDIGAL, 1989), eso sí, regrabadas con la compañía de Josele Santiago –Los Enemigos– a la guitarra, El Reverendo al órgano y el también enemigo Fino Oyonarte que se encarga de la producción.
No hay que esperar mucho por su siguiente largo, ya que unos meses después lanzan “Tren de Azúcar (Vitamina / EDIGAL, 1990). Su sonido se enriquece con violines y teclados gracias a la brillante producción de Alberto Gambino, su propuesta se amplía al rhythm and blues, al rockabilly y al folk-rock, y se acercan un poco más a la Velvet Underground y a Van Morrison. Francisco se asienta a la batería y Magín firma unas letras impecables.
La vuelta de tuerca definitiva llegaría con “El Sueño del Camaleón” (Sons Galiza, 1992), sin duda su trabajo más oscuro y pesimista. Basta ver el título del primer corte “Cansados de vivir” y escuchar sus primeros versos –“Rasgo las venas de mi muñeca / un solo corte claro y preciso / estoy flotando en mi bañera / pronto estaré en el paraíso”- para darse cuenta de ello. De la producción se encarga Segundo Grandío –Siniestro Total-, José Luis Prieto se incorpora a la guitarra.
Su último trabajo lo entregan en el 94, “En el Arco Iris” (Mobil / ECD, 1994), una despedida en forma de once grandes canciones, con una bonita ranchera –“Maldito viento”- y la versión de “El rey del pegamento” de Surfin’ Bichos. En la grabación cuentan con José Martín Sierra y Alberto Gambino en la producción artística.
La Rosa se marchita pero Magín continúa ligado a la escena, en 2005 edita su primer trabajo en solitario, “Ella…” (PAI, 2005) y en el 2008 presenta junto a la banda orensana Burgas Beat –antes Cosecha Roja- “Clic” (PAI, 2008)Añade este contenido, un brillante trabajo de pop tradicional luminoso y atemporal.
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