Surfin’ Bichos

A mitad de los años 80 Albacete, una ciudad aparéntemente lejos de ser el ombligo musical español, fue la que vio dar los primeros pasos de Fernando Alfaro como compositor. Junto a su primo, José María Ponce, que ya militaba en la banda local de punk Cortejo Fúnebre, se convirtieron en el primer germen de Surfin’ Bichos, trabajando sobre unas canciones que Alfaro tenía escritas hacía tiempo y que, por pudor, no había mostrado aún.

En mitad de la eferevescencia de grupos que vivía la ciudad, encontrar compañeros de viaje no parecía difícil. Precisamente, Carlos Cuevas y Joaquín Pascual militaban en Los Dedos, un grupo de aires country, como cantante y guitarra, respectivamente. Primero ficharían a Joaquín y más tarde a Carlos como batería provisonal, pues Alfaro iba venciendo su miedo, cantando al menos delante de sus compañeros. Asi el grupo queda formado con el nombre de Los Bichos.

En 1988 ya tenían su primera maqueta, a pesar de las pausas que vivió el grupo por varias razones, entre otras, la banda paralela en la que en un principio tocaban todos menos Alfaro, Trollstones. Esa primera maqueta fue enviada al concurso Villa de Madrid bajo el nombre de Surfin’ Bichos, domicilándose en casa del saxofonista que les acompañaría en el directo. El nuevo nombre que habían ideado era el producto de fusionar el de Los Bichos con el de Surfin’ Jesus. Joaquín Pascual no acudió a la grabación de los temas que exigía el concurso, por lo que temporalmente se quedó fuera del grupo. Conseguirían el tercer premio y a un gran fan para el futuro; el locutor de Radio 3 Jesús Ordovás, algo que les valdría para grabar una nueva maqueta conocida como «Primera Cebolla Sónica»(1988). Una primera toma de contacto con los Surfin’: punk y rock altamente visceral con retorcidas letras y alusiones, como no, a la religión, el sexo y las emociones fuertes. Entre ellas, el primer hit del grupo: «Gente abollada», una historia borderline que se incorporaría a su primer álbum «La Luz en tus Entrañas» (La Fábrica Magnética, 1989).

Uno de los factores que hicieron que grabasen su primer disco fue el hecho de que su manager, Manolo Rock, contara con buenos contactos dentro del mundo independiente. De esta forma llegó su contrato con La Fábrica Magnética de Servando Carballar.

Con el sello publicarían el primer EP de presentación «Surfin’ Bichos» (La Fábrica Magnética, 1989). Poco después, con Joaquín Pascual reincorporado y encargándose de los teclados, Surfin’ Bichos dan inicio a su carrera con «La Luz en tus Entrañas», un puñado de valiosas canciones pero con una producción y un prensado de los vinilos que les hizo flaco favor. De hecho poco después renegarían de algunas de las mezclas de este primer disco e incluso las regrabarían, como es el caso de «Gente abollada». Por otro lado, el sonido del grupo, aún sin pulir se nutría de unas canciones que siempre se alejaban de ciertos estándares del pop y del rock e incluso del punk, con unas estructuras poco comunes. ¿Sus referencias?. Pues desde el blues y el rock más añejo hasta The Jesus and Mary Chain o Nick Cave. Y mientras, España mirando hacia otro lado…

El grupo va volcando su repertorio a lo largo de este país que aún no les comprendía o no quería comprenderles, con una gira intensa que les llevó incluso a participar en el concurso de televisión El Salero, un programa que distaba mucho de sus gustos musicales, pero en el que se llevaron el primer premio: cinco millones de pesetas.

La colaboración entre La Fábrica Magnética y la multinacional RCA da a luz Virus, el sello subsidario encargado de producir el segundo largo de los manchegos: «Fotógrafo del Cielo» (Virus / RCA 1991), un álbum en el que las guitarras toman más presencia (Joaquín Pascual se vuelca en ellas), y mucho más arriesgado si se tiene en cuenta que reinaba una conexión común entre los temas que la situaba cerca de los discos conceptuales. Sin ir más lejos «Oración en el desierto» son siete minutos de rock animal y oscuro y de historias sobre crimen, sexo y redención. Surfin’ Bichos estaban haciendo algo verdaderamente sorprendente, pero parecía que nadie se enteraba de ello.

Tras una demoledora gira, empiezan los primeros problemas en el grupo: el bajista José María Ponce deja la formación por desavenencias en lo que a expectativas musicales se refiere, al igual que el manager, éste por una mala experiencia que había sufrido representando al grupo valenciano Comité Cisne y que le haría apartarse del negocio del rock.

Surfin’ Bichos se presentan en su siguiente disco con una foto de los ahora tres componentes a pecho descubierto y un título que rezaba: «Hermanos Carnales» (Virus / RCA, 1992). Producido por David Gwyn y grabado en Londres, su tercera entrega en largo pone de manifiesto un mayor refinamiento en su estilo y una forma más certera de desarrollar su discurso. Tanto es así, que el single «Fuerte!» alcanza las radiofórmulas, a pesar de su mórbida letra. Para los directos, el bajista José Manuel Mora es quien les acompaña y en los créditos del disco ya aparece Isabel León en los coros, pareja de Fernando Alfaro actualmente.

El tirón y el auge de la música alternativa hizo que la multinacional apostase por su promoción en la gira de «Hermanos Carnales». Para ello intentaron que la banda telonease en España a unos Nirvana inmersos en su gira del «Nervermind» (Geffen, 1991). Los carteles estaban incluso impresos, pero a última hora, el manager de los de Seattle no dió el visto bueno a fuesen los Surfin’ Bichos los que abriesen el concierto.

El grupo ya lo componen cinco integrantes con la incorporación de José Manuel Mora e Isabel León. Todos ellos serán los encargados de realizar «El Amigo de las Tormentas» (RCA, 1994), su último trabajo. Un disco para el que no hubo gira, cuya publicación y promoción pasó inadvertida debido a una discográfica que no les apoyaba lo suficiente. El sonido se refina aún más, y las guitarras se convierten en el principal colchón sonoro de Surfin’ Bichos. Siempre considerado un disco menor por la crítica y los fans, lo cierto es que encaja perfectamente por sonido e influencias con otros grupos que empezaban por entonces (Los Planetas, Sexy Sadie, Penelope Trip…). Los tiempos estaban cambiando, y los de Albacete habían servido como puente entre la tradición punk de los ochenta y el indie de los noventa. Y todo ello con la personalísima visión musical de Fernando Alfaro.

Tras la publicación de «El Amigo de las Tormentas» el grupo se separa en plena ebullición de ese nuevo indie español. Debido a un cansancio que ya notaron en la gira de «Hermanos Carnales», la ilusión por llevar adelante un proyecto por el que sus integrantes (sobre todo su cantante) casi se dejaron el pellejo, se fue desvaneciendo, e incluso a Fernando Alfaro le llevó a un pozo sin fondo durante una temporada. Aunque parezca que otras bandas tomaron el relevo, de la separación de Surfin’ Bichos nacen dos nuevos grupos: uno capitaneado por el propio Fernando Alfaro, Chucho, y otro que se formaría con Joaquín Pascual, José Manuel Mora y Carlos Cuevas,  Mercromina.

Posteriormente a esta disolución, se publicaría «El Infierno B. Rarezas» (RCA / Limbo Starr, 1996), un recoplitario con Caras B y versiones alternativas de algunos canciones que encontró salida gracias a Limbo Starr, el sello que fundaron Fernando Alfaro e Isabel León.

En el año 2006, el grupo vuelve con una gira por varios festivales y ciudades españolas con los cinco componentes de 1994. El motivo: sacarse la espina clavada de la gira que no pudieron ofrecer tras «El Amigo de las Tormentas». La reedición de sus cuatro principales trabajos aparece también en este año bajo el sello Subterfuge, y en ellos incluyen algunos temas inéditos. La reunión de despedida de Surfin’ sirve para demostrar que el circuito independiente no nació hace dos años, y que en aquel entonces, cuando ellos viajaban en furgoneta de un rincón a otro de España, aún quedaba música por definir, sin la promoción ni difusión de la que se dispone actualmente.

En 2010 el blog Perros Felices cumplía cinco años de vida informando acerca del universo generado tras la escisión de Surfin’ Bichos primero con Mercromina y Chucho, posteriormente con todos esos proyectos que desde 2005 han ido surgiendo. Como conmemoración, se edita un CD especial que recopila temas inéditos, adelantos y rarezas de todas estas formaciones, en concreto la canción «La vía inferior» de los Surfin’ Bichos.

Dos años después se edita el documental «Buzos Haciendo Surf» (La Nube, 2012) en doble DVD. La productora La Nube Studio, retrata la gira, centrándose en los últimos cinco conciertos. Un trabajo en doble DVD dirigido por Rogelio Abraldes y producido por Carlos Valcárcel que nos transporta al pasado. En el primer DVD nos encontramos con el documental propiamente dicho y en el segundo, dedicado a los extras, imágenes inéditas de los directos del 89, trece canciones de la gira de reunión del 2006, el relato de Fernando Alfaro “Buzos Haciendo Surf” y muchas cosas más. Problemas de copyright impidieron que el documental estuviese parado unos años pero por fin en 2012 podemos disfrutarlo.

En cien minutos se recogen los mejores momentos de aquellos conciertos y un montón de reflexiones de los miembros del grupo sobre la banda, los motivos de su separación y como volvieron a juntarse para esta gira.

Un retrato íntimo –disfrutar de Alfaro guitarra acústica en mano entonando “Mi refugio” es emocionante- que nos permite, al igual que el libro “Sermones en el Desierto” (Avant Press, 2003) de Jota Martínez Galiana, conocer de primera mano la historia de uno de los grandes grupos nacionales de todos los tiempos. Un grupo que conoció el éxito y el fracaso, que asumió la derrota con determinación, y cuyos componentes encontraron en la música la manera de alcanzar la redención.

Además de los miembros de la banda, pasean por delante de las cámaras Manolo Rock –primer manager de la banda- que nos enseña imágenes inéditas de unos Bichos primerizos allá por el 89 y muestra una gran sensatez-, Jota Martínez Galiana, Mariano Tejera, Jesús Ordovás –Diario Pop, Radio 3-, Julio Ruiz –Radio 3-… Un documental tan necesario como imprescindible que disfrutarán tanto los fieles fans de la banda como los nuevos conversos que generará.