Una de las bandas más importantes en la conformación del post-hardcore en España. Desde 1995 Half Foot Outside ha ido creciendo a cada disco realizado. Una de las progresiones más admirables que se han presenciado en las dos últimas décadas dentro de la música española, los navarros se caracterizarán por una trayectoria de quince años en constante subida, hasta que lo dejaron cuando habían alcanzado su plenitud sonora. Siempre tapados por otras bandas más alabadas como Standstill, Aina, o Lisabö, al referirnos a Half Foot Outside nunca debemos hacerlo en términos menores, nunca. Contemporáneos de toda esta nueva raza del post-hardcore estatal, los designios de reconocimiento marcados por el destino, por desgracia, nunca estuvieron a la altura del enorme caudal de intensidad creado por los navarros.
Del death metal al power pop, pasando por el hardcore, post-hardcore y el noise, Half Foot Outside han sido una banda que a cada paso dado, se definirán más a sí mismos. Pero antes de que todo esto llegue, nos tendremos que remontar a los primeros años 90, donde «todo empezó con el skate. La música ya estaba en el ambiente, en Pamplona todo era punk, Rock Radical Vasco y heavy metal, que era lo que se escuchaba en los bares y en la calle. Gracias al mundo del monopatín nos fuimos acercando al punk americano, -como el californiano de los Dead Kennedys-. Sin embargo, escuchar con quince años Hüsker Dü en Pamplona era raro. Al comienzo, durante un par de años, lo que nos tiró fuerte fue el death y el trash metal«.
De esta manera, tal como relata Carlos Leoz: “Empezamos a ensayar durante el 95 en la cuadra de un pueblo a diez kilómetros de Pamplona, al que íbamos en bici. Al mes de empezar, hicimos nuestro primer bolo, era un verano del ’95. Compartíamos local de ensayo con Quintal -los ahora conocidos como Marea-. Empezamos con el batería de Quintal, Íñigo Garcés al bajo y yo -voz y guitarra-. El batera lo dejará muy pronto ya que nosotros estábamos tirando por un hardcore melódico al estilo de Descendants. En su lugar entrará Edu Ugarte, con quien ya comenzamos a tocar en todas partes, sobre todo en los bares de Pamplona. Luego nos empezamos a mover más por el País Vasco con los trastos encima en un coche sin ITV. Tras estos primeros pasos, al poco tiempo se unirá Hans Krüger a la guitarra”. Comienzos típicos de banda que está echando a rodar con hambre devoradora, el primer LP –«So Called…» (Brutus, 1998)– llegará muy pronto: “Con los temas que ya teníamos, sacamos nuestro primer disco muy rápido en 1997. Cuando se publicó, nosotros ya estábamos en otra dirección, empezamos a escuchar la escena Washington. Esto se notará en nuestro siguiente disco, que es más hiriente, menos melódico”.
Durante esta época, la cantidad de conciertos irá aumentando, con algunas sorpresas por el camino: “Empezamos a tocar con grupos como Down by Law, Smugglers, The Fleshtones”.
Tras estos primeros pasos, debido al cambio de residencia de Carlos, se producirá un cambio en la dinámica del grupo. Como él mismo cuenta: “Me vengo a estudiar Bellas Artes a Barcelona en el 98. El segundo disco lo hicimos en Barcelona, donde conocíamos a grupos como No More Lies y Aina. Lo grabamos con Xavi Navarro ya con la ayuda de BCore. En ese mismo año formamos Sheregano con dos chavales de Asturias. Esta banda iba de un palo más hardcore. Duramos un año en el que llegamos a dar una gira europea”. Un nuevo capítulo que invita a seguir su visceral rastro de ruido y melodía, tras este segundo paso discográfico, publicado desde el propio sello de Edu, Underhill, éste mismo llevará las conversaciones para dar el salto y fichar con BCore, que ya colaboraría en la distribución de “Paint Red” (Underhill, 1999).
Cambios en la formación, “Iñigo se va del grupo para el tercer disco, y entrará Israel Medina. Este será el disco de hacer las cosas diferentes”. Dicho y hecho. Mirando hacia adelante sin contemplaciones, estamos ante la primera obra realmente imprescindible de Half Foot Outside: una en la que empiezan a girar su dirección hacia nuevos terrenos de power pop. Tras “New Ad Ideas” (BCore, 2001), Carlos empezará a compaginar sus labores al frente de Half Foot Outside, entrando a formar parte de Standstill, con los que llegará a participar en el tremendo “Memorie’s Collector” (Bcore, 2002): “Me llamaron a mí porque les molaba Sheregano. Cuando entré yo, ya habían acabado el primer disco. Yo de aquella iba a la escuela, pero Standstill consumía mucho tiempo, eran muy sesudos. Ensayábamos mucho. Y en cuanto a la cantidad de conciertos que llegamos a realizar, durante el 2002 hicimos dos giras de mes y medio por Europa”.
Tras esta experiencia, que terminará en 2003, llegarán más cambios en la formación del grupo. De esta forma, un Hans Krüger más interesado en los terrenos de la música electrónica, dejará el grupo ganándose, de paso, una reputación como uno de los productores nacionales más importantes desde sus estudios Montreal en Subiza, Navarra. Así, en sustitución de Hans Krüger, entrará Brian Hunt, con el que la formación ya quedará definida para todos los próximos discos del grupo. Progresión natural hacia pastos más pop, en cuanto a su realización: «Ha sido un disco muy difícil de componer, ya que en los dos últimos años nos hemos reunido muy poco, hemos estado divididos entre Londres, Barcelona y Pamplona. Ha sido gestado básicamente en este año, de enero en adelante, que es cuando nos hemos juntado un poco más. De hecho, hay dos temas que se compusieron dos semanas antes de grabar. Este ha sido nuestro disco más democrático ya que hemos colaborado todos, en los anteriores Carlotto tenía más peso”.
“En los últimos discos todo estará más definido, Israel querrá tirar más para el power-pop -Lemonheads, Teenage Fanclub, Posies-”. Con esta orientación claramente marcada, que nadie piense en una evolución que haga perder peso a la intensidad de sus anteriores obras. Más bien, todo lo contrario. Publicados fuera de BCore, tanto “Perfect From the Distance” (Astro, 2006) como “Heavenly” (Limbo Starr, 2008) suponen la perfecta constatación del crecimiento gradual del grupo. Díptico fundamental de la música más vibrante que se haya perpetrado en lo que llevamos de siglo XXI en España. En este sentido, resulta difícil no claudicar ante estas dos raciones de power pop insufladas por la habitual energía de sus anteriores obras.
El disco que debería haberlos llevado a un plano mayor de reconocimiento, desde luego, éste nunca será todo el que se merecen. Lo mismo pasará con “Heavenly”, uno de los grandes discos publicados en 2008. Una obra sin igual dentro de lo que se puede denominar como indie rock en este país, “Heavenly” es una meta gloriosa para una banda que, tras tres lustros de aventura, tomará la difícil decisión de llegar a su cierre.
Sobre este fin, Carlos se explica con abrumadora sinceridad: “Al principio haces todo con más ganas, con más inocencia, no parábamos de tocar. Íbamos a Valencia y había diez personas, volvías y había cincuenta, y la siguiente vez cien. De todos modos, en nuestro caso, lo dejamos en 2010 porque ya no podíamos ensayar tanto. Yo seguía viviendo en Barcelona, y cada uno tenía su propio proyecto”. En consecuencia, nos encontraremos a Edu tocando con Muy Fellini; a Brian Hunt con su propio proyecto en solitario, tocando en Templeton y haciendo de apoyo fundamental de Russian Red; a Israel tocando en directo para Los Planetas, y al frente de su propia banda Reina Republicana, y al propio Carlos como guitarra de Me and the Bees.
Nuevos desafíos con muy buena pinta, hay vida más allá de Half Foot Outside: un grupo encomiable que siempre quedará como el paradigma de la tenacidad y la constante superación personal.
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