LOS ORDENADORES LLEGARON MÁS TARDE

LOS ORDENADORES LLEGARON MÁS TARDE
De drcha. a izqda. Rafa Vizcaíno, Germán Bou, el ex Albatros Toni Sanjuán, Fede Moriel y Javi Cencillo

En el camino quedan muchas cosas, pero otras perduran en el tiempo y suelen ser aquellas que más esfuerzo han costado. En 1972 la ilusión y el esfuerzo fueron la base que teníamos un puñado de muchachos de no más de quince años y locos por la música. Los culpables: Beatles, Lou Reed, David Bowie, King Crimson, Genesis, Yes, Jethro Tull, Tangerine Dream y un largo etcétera de grandes genios y buenas influencias que nos guiaron por el sendero de la buena música. Por eso nunca nos importó el cansancio, los ensayos diarios, las viejas y estropeadas furgonetas de alquiler con las que recorríamos los pueblos tocando en las verbenas, y en cualquier escenario improvisado. Todo ello para poder seguir comprando esos instrumentos que tanto nos gustaban. Un dinero que era del mismo color que los sueños.

El camino que escogió cada uno, y las diferentes formaciones y estilos dieron la riqueza a aquellos años de esplendor, donde era habitual oír a cualquier grupo ensayar. Los que ya tengan algunos años y sean de Valencia, se acordarán que en aquella época, las zonas de Campanar, Avda. Burjassot, calle Sagunto, Benicalap, etc., estaban plagadas de improvisados locales de ensayo.

Pasaron los años y la música para todos seguía siendo tan solo una afición, un lugar de encuentro después del trabajo. Yo adopté la electrónicacomo profesión, la cual conocí desde muy niño, armonizándose perfectamente y sirviéndome de gran ayuda. En el año 1973 las tiendas de electrónica estaban bien surtidas y vendían todo tipo de componentes en consonancia a la demanda de la época. Yo mismo en ese año ya fabricaba y reparaba algunos pedales de efectos y amplificadores. En realidad la guitarra seguía siendo en esos años, todo un mundo lleno de posibilidades y de tecnología, pues en torno a ellas se fabricaban todo tipo de pedales de efectos y potentes amplificadores. Tan solo hay que escuchar a aquellos grupos míticos, con sus sonidos innovadores.

Me acuerdo de un local de ensayo que teníamos nosotros, en una de aquellas típicas casas viejas de la huerta. Pared con pared ensayaba un grupo llamado CotonpelAñade este contenido, para mí de lo mejorcito en rock progresivo junto a Iceberg y Pegasus. Disponían en aquel tiempo de un material de primera y su sonido era exquisito. Todo este tipo de grupos siempre tenían de algún técnico conocido que les llevaba el mantenimiento y la fabricación de algunos artilugios. Estos grupos ya disponían de sintetizadores como el Minimoog, Mellotron y algunos años después los Korg MS-20, Roland Juno-60, etc. También el piano eléctrico Fender Rhodes marcó época entre los músicos de funk soul y pop.

Los ordenadores vinieron mucho más tarde, más o menos a finales de los 80 y no era muy habitual el poseerlos. En toda España no había más de cuatro Atari, la gente de Mecano y poco más. Muchos guitarristas nunca vieron con buenos ojos la intrusión de los ordenadores, quizá porque creían que estaba muy distante de sus conceptos de música pura, o que solo eran para teclistas. Afortunadamente hoy las cosas han cambiado y se utilizan todo tipo de herramientas. Conozco a mucha gente que está en el mundo del jazz, a los cuales he impartido producción musical y están sacando lo mejor de los dos mundos.

Mi humilde granito de arena, va a ser, contaros mi propia experiencia y mi decisión de dedicarme plenamente a este oficio.

A finales de 1989, monté mi primer estudio dedicado a la grabación y composición musical para publicidad Rager Estudios. Las herramientas como la informática, el midi y la sincronización con magnetófonos,  me iban a ayudar mucho a la hora de elaborar jingles. Dentro del repertorio de pequeñas composiciones que recopilaba para la escucha de mis clientes, había otras tantas de mayor duración que iba elaborando a ratos, con un aire techno psicodélico y algo sinfónico, sobre todo las intros, recordando con cariño a Plastic y Sonatina Beni, formaciones de rock progresivo a las que pertenecí como guitarra y voz. Poco a poco estas maquetas fueron  tomando forma y su sonido estaba mucho más definido con pinceladas  entre el funk, el techno y la psicodelia. Este amasijo de experiencias contempladas desde la perspectiva de un guitarrista, hicieron diferente la elaboración de estas composiciones. El sonido technode la época era mucho más agresivo y provenía sobre todo de Alemania y Holanda.

Ese sonido enfocado al baile pero con melodías, gusto a varios de los responsables de la pirámide musical, opinando que podría tener salida. Me arriesgué y se lo presenté a la discográfica Area y se editó. Este primer tema se llamó «The Grial Saint» por Boa Club. Los temas más melódicos tenían un grupo virtual con este nombre. La intención de hacer grupos virtuales era para diferenciar unos estilos de otros dentro de la misma música electrónica, como ejemplo; B.M.Q., Magnetic Forces, más maquineros, Tragic Comedia y Sacene más sinfónicos, etc.

Pasó el tiempo y en marzo de 1991, la gente de Area, me presentó a Chimo Bayo. Yo por estar desconectado por completo del mundo de los DJ’s y la noche no lo conocía. Entonces le pedí que me consiguiera alguna grabación en vídeo de alguna de sus fiestas, y así fue. Era una sesión grabada en la sala Kapital de Madrid. De esta manera conocí a esta persona y así comencé a componer  la partitura de «Así me gusta a mí». A las pocas semanas cuando ya estuvo empastado el tema se llevo una prueba en cassette a la discoteca El Templo con toda la base y la secuencia principal para reproducirla a alta potencia. La audición gustó a las personas que en ese momento estaban en la sala y eso siempre es un buen comienzo. En el mes de mayo terminé el master final, y en junio ya estaban en la calle los primeros tres mil maxis. Esta primera tirada se hizo en color naranja.

Creo que la música en sí es un compendio de muchas cosas y hay que aprovechar y poner a su disposición todos los instrumentos y herramientas que nos brinda la tecnología digital y analógica. Por una parte la informática tiene la comodidad de la edición, el mundo de los arreglos es más fácil al poder escuchar un ciclo mientras se van ocurriendo muchísimas cosas. Por otro lado lo analógico, la fuente de calidad y calor de los buenos aparatos transistorizados y valvulares. Por ello, y para avezados con ganas de aprender, os voy a relatar paso a paso como se compuso, mezcló y masterizó este tema.


SÓLO PARA USUARIOS CON GANAS DE APRENDER
La composición la inicié primero con una secuencia de doble bajo, uno en la parte más baja, y el otro haciendo una armonía más alta y marcada, haciendo las veces de acorde, conjugando de vez en cuando con algunas terceras. Este sonido dio la peculiaridad al conjunto del tema, y en sí, todo él se desliza sobre esa base. Los dos sonidos de bajo pertenecen al teclado sintetizador Ensoniq VFX, gran aliado mío por tener un sonido muy peculiar y más popero. Fue utilizado casualmente en otro tipo de estilos más americanos, como por ejemplo en producciones de Tina Turner y Mike Oldfield.

La secuencia de melodía solista pertenece al modulo sintetizador de Korg M3R, un módulo más sintético que él VFX y similar al M1. Esta secuencia la programé directamente escribiéndola en un editor del Atari, que yo mismo confeccioné con una escala cromática sobre la base del ya existente Drum Edit. Las secuencias de corta duración eran muy fáciles y rápidas de programar de esta manera.

Las percusiones, como todo lo que se hacía en la época, se programaban una a una pues no existían los loops. Era esencial tener nociones musicales, y conocer una gran variedad de instrumentos para plasmarlos correctamente. Se tomaron cajas, charles y algunos efectos del modulo Emu Proteus/1, el resto de la Roland R8M. El bombo se modeló con un sintetizador analógico Roland Juno 60, y posteriormente se transfirió al sampler Akai S950.

Para la intro, los violonchelos y la secuencia inicial y de entrada del tema fueron del VFX, los coros y las percusiones con efecto de flanger del Proteus/1.

Las voces se grabaron con el sampler Akai S950, a palabras y frases cortas editando y posteriormente disparando en midi. Se utilizó un micrófono dinámico, concretamente el Electro Voice EV ND457. Todo esto se registró en una de las primeras cabinas para voces fabricadas en pladur.

Se mezcló con la mixer del estudio, una Tascam M520, con ecualizador por canal de tres cortes semiparamétricos, con un total de veinte canales, ocho subgrupos estéreo, cuatro auxiliares, direct outs y con inserciones en todos los canales y zona master. Equipada con puente de vúmetros analógico y picómetro a led. Un mezclador híbrido de gran calidad compuesto por circuitos integrados operacionales, transistores y Fet’s y con una gran calidez en el sonido. La mezcla fue enfocada como si se tratase de un tema pop, técnica que empleé y sigo empleando, en una gran mayoría de producciones de música electrónica.

Se utilizaron técnicas de compresión paralela en algunos canales y grupos instrumentales, sobre todo en bajos, voz, y percusión. Para darle mayor impacto, cuerpo y expresión a las cajas de batería se utilizó compresión en serie y la técnica de reverb con compresión en paralelo. Las cajas utilizadas son muestras puramente de rock americano del kit Snare Drums del Proteus/1.

En el grupo de la voz se insertó un procesador diseñado y construido por mí, para suavizar la componente nasal, el Denassal. Ni la ecualización ni los filtros logran reducir eficazmente este problema, y es que algunos cantantes tienen esta componente muy desarrollada y es muy molesta su persistencia.

En grupos instrumentales se insertaron procesos de compresión-limitación paralela, para generar empaste y cuerpo.

En la parte de mastering se utilizaron dos compresores en serie con diferentes tiempos de ataque y relajación, optimizándose y repartiéndose así la mitad de trabajo cada uno de ellos.

Un Aural Exciter type B, ayudó a dar el brillo final que siempre se agradece y sobre todo  para combatir la opacidad y perdida de agudos en los discos de vinilo.

Se utilizó un ecualizador gráfico Yamaha Q2031B de 31 bandas, para el ajuste del equilibrio tonal del disco. Este es un apartado muy importante en el mastering final y su manejo y creación de curvas de compensación isofónica acertadas, es el fruto de mucho trabajo y experimentación.

La transferencia se realizó con magnetófono de carro abierto, concretamente se utilizó el Tascam 32, con cinta de ¼” Ampex 456 grand master.

En aquel tiempo, y por la ausencia de limitadores y maximizadores digitales que si tenemos en la actualidad, se aprovechaban las características únicas de la cinta y su compresión natural cuando se forzaba la zona de clip. Esta característica ayudaba a obtener de 2 a 4 dB extra, y una calidez que con plugins no es posible alcanzar. En la actualidad se siguen utilizando magnetófonos para proporcionar esa calidez, tomando la interface hardware como patch de inserción, devolviéndose otra vez al bounce final dentro del secuenciador.

La monitorización se realizó con dos tipos diferentes de escuchas, unos Bose Acoustimass Hi-Fi y unos Tannoy de 8” con sistema axial, alimentados por una etapa de potencia Fet de 150W, de construcción propia. Previamente a esta etapa amplificadora estaba siempre conectado un previo emulador de curvas de audibilidad (curvas isofónicas). Este aparato al cual le llamé M.R.P. (Mastering Reference Preamplifier) fue también diseñado por mí, y de los cuales he vendido muchas unidades tanto a profesionales como amateurs. Una de sus principales características, es poder emular grandes altavoces de estudio con tan solo 8” detectando las anomalías en graves y las estridencias agudas y con muy poca presión acústica, o sea, poco volumen para no llegar a la fatiga auditiva que suponen los 80-90dB SPL de los grandes altavoces de estudio, preservando así nuestros oídos. Aparte tiene incorporado un medidor SPL, y una salida para auriculares provista de un sistema de monitorización fiable (crossfeed). El crossfeed sirve para corregir la sensación de distancia extrema entre los dos transductores, y por consiguiente la fatiga auditiva. Así tenemos la sensación de estar escuchando un campo acústico más natural, similar al de los altavoces. También en más fiable la percepción de la amplitud de las frecuencias graves.

Como veréis es un mundo apasionante y muy entretenido, pero siempre con la sensación del primer día, de ser el eterno estudiante.

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