Cuarteto de Barcelona formado el verano de 2009 por Adrià Ferrer Marquès (cantante), Hector Gavilán Ortells (bajo), Pablo Monteagud (batería) e Ignasi Sánchez Benavent (guitarra) con un propuesta clara: tocar punk como se hacía en los 70. Experiencia en música potente a sus espaldas desde luego no les falta: Adrìa tocó con Molokoi!, grupo Oi!, con estética y propuesta skin que estuvo activo de forma intermitente unos tres años. Definido por él mismo como «panda de niños con la testosterona a tope«, el proyecto se acaba cuando se muda a Barcelona y decide «probar con algo nuevo«. Por su parte, Ignasi hizo lo propio en Old Glory y Malas Lenguas, bandas con «influencias de todas las variantes de punk-rock«, toques de psycobilly incluidos.
Dispuestos a seguir la senda de otras bandas del pasado con similares metas, como los madrileños Radio 77, y puestos además a hacer honores a la época y el género eminentemente anglosajón, adoptan el nombre de The Pennycocks (con su carga de jerga londinense) y deciden cantar todos sus temas en inglés.
En Navidades de 2009, Hector, compañero inicial de Adrìa en la búsqueda de componentes del grupo, se marcha a Berlín a vivir. Para sustituirle, entra Marc Blazquez Bisbe.
Tras este cambio,en marzo del 2010, sale editado su primer sencillo, «Burning Down my Youth» (Common People / Lleida, 2010), un debut más que interesante de cuatro poderosos temas, uno de ellos («Lousie«) versión de Satan’s Rats (otra referencia más del final de los 70 ingleses) con reminiscencias de Lurkers, Sham 69 o de The Jam. La presentación del vinilo se produjo, un par de meses después, junto a sus compañeros de escena local Malas Lenguas en la sala Rocksound de Barcelona.
Precisamente algo de esas ganas de absorber y plasmar todos los posibles palos de la música potente e intensa de los últimos 70 es lo que se advierte tanto en las formas como en la música de esta joven banda catalana. Aunque de algunas de sus fotos y actuaciones resaltan las patillas largas, cabezas casi rasuradas y botas altas, su repertorio incluye sin reparo alguno registros propios del revival mod que practicaron en aquellas fechas bandas como The Jam. Incluso de coletazos glam hablan en las hojas promocionales del sencillo. En sus conciertos se puede escuchar, además de las composiciones propias, versiones de estos últimos («In the city«), de Stooges-Sex Pistols («No fun«), Vibrators («Automatic Lover«) o el «California Sun» de los Ramones… Espectro amplio dentro del género de la guitarra poderosa.
Y es que de hecho nos recalcan, cuando les preguntamos por las bandas que más les han podido influenciar, que es fuera donde más se han fijado. Aún así, conceden haber ido a los conciertos de Secret Army y The Bite, bandas de parámetros de punk-rock y atmósferas de hace unas décadas similares a los propuestos por The Pennycocks.
Se convierten pronto en la sensación y firme promesa del género granjeándose las simpatías y atención de la casi totalidad de blogs y medios especializados. Esta repercusión mediática se ha visto retroalimentada por el acierto con el que se han sabido desenvolver en la escena, entrando en los carteles de las giras de regreso de bandas míticas de la escena punk anglosajona como 999, Toy Dolls, Vibrators o U.K. Subs. También iban a tocar con Stiff Little Fingers, pero un desafortunado reajuste de fechas de última hora de los irlandeses, dejó fuera a las bandas teloneras. Compañeros de escenario de alcurnia no aptos para cualquier banda que empieza, las expectativas puestas en The Pennycoks sin embargo parecen justificar semejantes emparejamientos.
Preguntado Adrìa por el secreto de cómo han logrado ganarse un hueco en estas programaciones, nos cuenta un poco la trayectoria de la banda desde sus comienzos. Nos habla de un gran número de conciertos en festivales hardcore en los que la suya era la única propuesta en clave punk-rock clásico. En uno de ellos, el Streetcore Fest, se produce un punto de inflexión cuando se encaran con parte de la audiencia para hacerles reaccionar ante la actitud desafiante y despectiva que les mostraba. Esta desenvoltura en escena no pasó desapercibida para Peret, de la promotora Hardcore For My Nose y dueño de la sala Estraperlo Club, que enseguida les ofrece la posibilidad de dar un concierto a finales de año con un elenco de bandas locales. La buena impresión que causan hace que les fiche de forma definitiva asegurándose así un gran número de bolos, entre ellos, los ya mencionados con formaciones míticas y giras de varios días, como la que les llevó, junto a Street Dogs, por Arrasate, Madrid y Gerona.
Lafonoteca los pudo ver en el concierto que dieron en la sala madrileña Nasti (días antes de cambiar su nombre al de Astoria) en enero de 2011. Precedidos en el escenario de Vigilante Gitano, se ganaron al público allí reunido con una actuación en la que no faltaron versiones a The Clash o Dead Boys. Con Adrià llevado en volandas a escasos centímetros de las luces del techo por una audiencia entregada, la banda dejó una muy buena impresión.
Una salida a Galicia un poco después les llevó a tocar en Lalín y Orense, donde tocaron con Second Army y Última Sacudida. Pablo, el batería, nos hace un balance de la gira bastante positivo: «Ocurrió lo típico de los viajes, borracheras, tatoos, perder miembros de la banda por el camino… un poco desfase, pero estuvo muy bien. Ojalá nos inviten de nuevo y podamos repetir la experiencia…».
A comienzos de marzo, y por invitación del fanzine bretón «I Belive in Myself» tocan en la sala Au Gambetta de París con Janitors y en Mondo Bizarro en Rennes. Tal y como nos informa Ignasi, esta sala viene a ser «el CBGB de la Bretaña». Para la ocasión compartieron escenario con » Protokids una prometedora banda de powerpop y the Daltonz un grupo de Oi! de Caen«. Nos cuentan tanto Pablo como Ignasi que en su primera salida internacional consiguieron más de 100 personas en cada concierto. Pero la buena entrada no fue la única sorpresa que se llevaron. Así nos relata Pablo la experiencia: » Los dos conciertos fueron bastante bien excepto por algun fallo de sonido y todos quedamos muy contentos. Para nuestra sorpresa la gente de alli conocia los temas del 7″ y bailaron el pogo mientras los tocábamos».
El grupo se embarca entonces en la grabación de un LP. Van para ello a los estudios de su amigo Bernat Jordana, los PSA en Sant Quirze del Vallès (Barcelona). Sin embargo el ansiado disco empieza a retrasarse. El grupo, descontento con la velocidad a la que han quedado registrados los temas que tenían preparados deciden regrabarlo todo.
A la vez se confirman los rumores de que The Pennycocks andan cerrando la edición de un sencillo con un combo mítico del punk inglés. Experiencia en compartir cartel con grupos de renombre tienen ya de antes, y bastante dilatada (acababan de tocar con Exploited en un festival en 2010, por ejemplo) pero prensar un vinilo con alguno de ellos supone todo un empujón para la joven banda de Barcelona. En abril de 2012 sale «Peter and The Test Tube Babies / Pennycocks» (Oi! The Boat, 2012), todo un hito histórico que los emparejaba con Peter and the Test Tube Babies, en un momento de forma envidiable para todo lo que llevan ya recorrido.
Aparentemente la oferta les llegó a Pennycocks via Joe, el responsable del sello, que tenía apalabrada la edición de un disco de Peter and The Test Tube Babies. A los ingleses les pareció bien lo que escucharon de los catalanes y dieron su visto bueno. «Fue una sorpresa que nos eligieron a nosotros«, nos cuenta Adrià. Hubo, eso sí, cierto retraso por el interés de los primeros en trabajar con otro sello italiano.
El sencillo servía además de adelanto del LP, ya que los dos temas elegidos venían precisamente de la sesión de grabación en PSA del mismo. Volverían a centrarse en el disco en invierno de 2011, cuando se encierran de nuevo en dicho estudio. La banda no tiene más que buenas palabras para su responsable, Berni: «Ha tenido más paciencia que un santo«.
En entrevista en radio contaban que la nueva sesión les permitió meter algún tema más que no tenían inicialmente y, sobre todo, introducir elementos nuevos al sonido del grupo con una sección de vientos y órgano. Toda una sorpresa e innovación, aparentemente propuesta por el cantante, y que llevó cierto tiempo de digestión para el resto del grupo. Estos nuevos arreglos abren una nueva dimensión totalmente adicional, que les enriquece en sus lecturas de lo que sucedía en las barras de los pubs ingleses de los 70. Alejándose lo suficientemente del punk-rock que se les presupone por estéticas y entregas previas para ampliar las miras, The Pennycocks parecen dar un paso para crecer.
«Do It Cock» (BCore / Contra / Common People, 2012) salió al mercado en mayo de 2012, y se puede considerar precisamente eso, un firme avance abriendo además el espectro a tintes de soul. Siguen dominando, de todas formas, las guitarras ásperas de punk-rock, y daba salida además a varios temas que la banda llevaba presentando como habituales en sus actuaciones.
Pablo comunica al resto que a comienzos de 2013 se muda a Belfast, con lo que les toca programar su sustitución. Pero antes entran en los estudios TapeTone de su amigo Bernat Jordans en navidades para dejar registrado parte del material que manejan en esos momentos. Grabaron hasta ocho canciones pero reservaron la mitad para trabajos futuros.
El resultado es «Devils, Kids & Gypsies» (BCore / Contra / Rat Squad / Les Trobadours du Chaos, 2013), una nueva entrega con la que apuntalar la vertiente más vitalista y refrescante que ya mostraran en su LP previo. Salvo «Broken nose«, el corte con el que lo cierran, y al que rodean de una cierta tensión sombría de lo más interesante, el sencillo, editado en tres versiones (portada y color del vinilo) diferente, muestra la adaptación personal y particular de los sonidos que se percibían en los surcos de discos de Cockney Rejects, The Clash o The Jam. Eso sí, marcan las diferencias en lo que respecta al contenido de lo que se cuenta en las canciones: «El gran cambio está en las letras. Mientras «Do it Cock» habla de ser joven y vivir en la ciudad, «Devils, Kids & Gypsies» habla de ser joven, vivir en la ciudad, no tener trabajo y ver qué todos tus amigos emigran del país«.
El relevo a las baquetas es Robert Dulsat Planas, un amigo de la cuadrilla de Adrià que tocaba en un grupo oi! llamado Head Kick y otro de metal llamado Goethia. Con él en la formación inician, tras los conciertos dados en Badalona con Cockney Rejects y Giuda, y su participación en el Benidorm Punk Fest, una gira por Europa.
Al volante de su furgoneta llegaron a Suiza, Francia, Austria, Alemania, Republica Checa y Eslovaquia. El diario de a bordo de aquellos días lo contaron para la revista musical catalana 1,2,3,4! A nosotros cuando les preguntamos nos hablan con entusiasmo de sus bolos por Alemania: «A destacar los conciertos que dimos por Alemania, se nota que el último disco lo sacó Contra Records (ahora mismo el sello más potente de punk de allí) La gente muy entregada, divertida y bailonga (y más teniendo en cuenta que son alemanes!) Nuestra mayor sorpresa fue hacer un aforo completo en Leipzig un lunes. Creíamos que no iría ni el tato, flipamos bastante«.
Es precisamente en vista a esa proyección por Europa por lo que su sencillo sale haciendo colaborar a sellos catalanes, franceses y alemanes. Además de BCore en su último disco intervenía el sello recién creado por Marc, el bajista, junto algunos amigos: Rat Squad se concibe inicialmente para dar salida a bandas amigas con la vista puesta en el punk, hardcore, oi! y rock and roll.
Tras la vuelta del verano volverían a repetir teloneando a unos grandes del punk a su paso por nuestras latitudes: The Adverts. El concierto tuvo lugar en la sala Sidecar en septiembre de 2013.
La siguiente grabación se produce en 2016, cuando entran en los estudios Kápita de Albert Susmozas y Jordi Pla. Allí dejan preparados los temas con los que editan primero el EP «C’mon Gipsy» (BCore / Contra / Longshot Music, 2016). Con abigarrada portada con un tigre enseñando las fauces, el grupo se centraba en esta ocasión en truhanies y pillos de la calle, aquellos que sienten sólo la necesidad de trabajar para conseguir el dinero que les asegure sus cervezas y sus partidos de futbol.
A continuación llegaría «Fake Gold & Broken Teeth» (BCore / Contra, 2016) donde se sumergen en los mediados de los 60 para buscar los temas a versionar. Además de logradísimas revisiones de originales insospechados en otra banda de punk al uso, los catalanes apuntalaban un sonido característico con el que distinguirse. Masterizado por Mike Mariconda el disco venía acompañado del sobresaliente diseño gráfico habitual.
El grupo, a pesar de haber iniciado su andadura sin más objetivo claro que el de pasarlo bien, da muestras de ir completando su firme viaje hacia metas más ambiciosas. Arropados por elementos para la mítica, como una reportera gráfica, Mireia Bordonada, en exclusiva que les viene capturando allá donde van, plumas destacadas entregadas a su propuesta como el escritor Kiko Amat y canciones cada vez mejores, Pennycocks siguen avanzando imparables.
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