El 17 de abril de 1986, cinco amigos procedentes de distintas formaciones menores (Juanma Copé al saxo, Paco Marín a la guitarra, Fernando Prats al bajo, Fernando Alcántara a la batería y Juan Antonio Castillo, Patuchas, a la voz) se reúnen en un bar de Córdoba llamado Billar sin más intención que la de ofrecer un espectáculo divertido a los asistentes. El estilo gamberro e irreverente del que hacen gala es tan bien acogido por el público que Paco López, integrante de La Banda Sureña infiltrado entre el mismo, anima a la formación a presentarse a un concurso en el que el premio era la grabación de una maqueta en su propio estudio.
Se presentan y quedan últimos.
Pero ello no impide que Paco, realmente ilusionado con sus posibilidades, decida grabarles por su cuenta la maqueta, a fiar.
El grupo continúa ofreciendo disparatadas actuaciones y pronto saldan la deuda, con su primer gran concierto en el Carnaval de Córdoba de febrero del 87. Así es como, incitados de nuevo por Paco, recalan en Madrid llamando de puerta en puerta y logrando a primeros de mayo, ante el asombro del propio grupo, un contrato con Fonomusic.
Pronto comienzan los ensayos, supervisados por Tomás Pacheco (el que fuera integrante del grupo Palmera), y la improvisada banda, sin apenas pretenderlo, se encuentra inmersa en la grabación en los estudios Kirios de un primer disco, “La Primera en la Frente” (Fonomusic, 1987), que significaría una ascensión meteórica en un cortísimo espacio de tiempo.
El disco tiene una acogida discreta, siendo censurado en la mayoría de las radios comerciales, pero la banda poco a poco se va labrando una buena reputación con su directo en la gira que realiza a lo largo de todo el territorio español en el verano del 88, actuando junto a otras grandes bandas, como en la Plaza de Toros de Granada compartiendo escenario con Gabinete Caligari y Tarik.
Acompañados de Pablo León como refuerzo de guitarras y técnico de sonido, pronto Patuchas comienza a destacar por su ingenio y su carácter estrambótico, asegurando la diversión allí donde el grupo recalaba (mítico, al parecer, el concierto ofrecido en las fiestas de Alcañiz en Teruel en el que Patuchas, obsequiando a los asistentes con una disparatada jota al cierre del mismo, provocaría una avalancha humana de considerables dimensiones).
Al otro lado del charco las cosas son más bien distintas. En Argentina las canciones más psiquiátricas están causando auténtico furor, alcanzando el número uno durante dos meses consecutivos y siendo recompensados con una gira de un mes en la que ni mucho menos defraudarían. De hecho, temas como “Inmaculada” o “La flauta de Bartolo” siguen estando aún vigentes, no ya sólo en Argentina, sino en otros países sudamericanos tales como Costa Rica, habiéndose generado divertidos bailes de complicidad entre sexos opuestos a tenor de las soeces letras de dichas canciones.
Tras el regreso, sin embargo, empiezan los primeros movimientos en la formación, saliendo Paco Marín y ocupando su lugar Charly Japón.
Con el éxito cosechado, en diciembre del 88 comienza la grabación en los estudios Sonoland del que sería su segundo LP, “Somos dos Lactantes” (Fonomusic, 1988), en el cual, sin perder su esencia punk, se envuelven las letras en ritmos mucho más rockeros, apreciándose, eso si, un acusado descenso general en la calidad del disco.
Aún así, el grupo se encuentra en su momento dulce y, bajo el management de Curro Orozco, inicia una extensa gira por España tras la cual ya nunca sería lo mismo, y no sólo por la salida de Juanma Copé de la formación.
Y es que, en el siguiente disco, “Tongo Banana” (Fonomusic, 1990), se produce un cambio radical de estilo, así como en las intenciones de las letras y canciones, pasando a realizarse, con mayor o menor acierto, un pop-rock mucho más serio y melancólico muy alejado de ese carácter sinvergüenza con el que se habían reunido a tocar.
Con «Pabellon Psiquiátrico» (Fonomusic, 1991), se intentaría retomar la senda de los orígenes, como demostraría el eslogan adoptado en los carteles promocionales del mismo, “Si yo fuera inglés, negro y maricón triunfaría en esto de la canción”, pero la caducidad de ideas, patente desde el propio nombre del álbum, hace que el resultado sea un medio camino entre el principio, el fin, y la nada.
En 1992 el grupo desaparece y la discográfica decide editar el recopilatorio “Lo más Salvaje 1987-1992” (Fonomusic, 1992), siendo más que significativo que de catorce temas la mitad sean del primer LP.
Patuchas, alma y líder de la banda, emprendería su carrera en solitario, ahora bajo el seudónimo de Juan Antonio Canta, llegando a ser popularmente conocido por su “Danza de los 40 limones” interpretado en un conocido espacio televisivo, truncada por su trágica muerte el 22 de diciembre de 1996.
En 2002 la discográfica sacaba “Pabellón Psiquiátrico – Edición Limitada” (Fonomusic, 2002), recogiendo los cuatro discos grabados por la formación.
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