Tarik y la Fábrica de Colores

Tarik y la Fábrica de Colores

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Tras Tarik se esconde Álvaro Muñoz, que saca brillo a una discografía inconstante y heterogénea, pero de una calidad incontestable

Detrás de Tarik se esconde la identidad de Álvaro Muñoz, el elegante jefe de la Fábrica de Colores. Sustituye el mono de trabajo por el traje, los colores por el gris, y el trabajo constante en cadena por una producción escasa, manufacturada y anti-sistema. El aspecto de dandy mod centrifugado a lo Paul Weller le delata: Muñoz es una thermomix que mezcla en sus discos los sabores más pop-rock (The Kinks, Neil Young, Placebo, David Bowie, Elvis Costello, The Beatles) con un ingrediente propio. Su escasa e intermitente producción ha impedido que Tarik y la Fábrica de Colores hayan tenido un eco mayor en las cuevas del panorama musical español. Aún así, los cuatro discos publicados demuestran una calidad suficiente para hablar de Tarik como uno de los mejores sonidos del pop-rock de España.

Sin embargo, su imagen no siempre ha sido tan elegante, ni su sonido pop sofisticado. El cigoto de Tarik apareció en los 80, su nombre era Yacentes. Álvaro Muñoz era el guitarrista y el compositor de aquella formación, que no llegó nunca a tener éxito. Influencias de Joy Division, del glam y de la onda siniestra se materializaban en la música, los textos y la absurda estética a lo Bruja Averia. No estaban yacentes sino muertos, y una vez el forense levantó el cadáver, Álvaro Muñoz resucitó sus viejas ideas con un nuevo nombre: Tarik y la Fábrica de Colores, cuyo nombre extrajo de la Fábrica de Colores de Nuestra Señora de la Esperanza, en Sevilla.

Estamos en 1990 y su primer disco sale al mercado. De título homónimo, «Tarik y la Fábrica de Colores» (Mano Negra, 1989) tuvo una aceptación local, aunque su sencillo de presentación, “Entonces por qué?”, fue escuchado en las emisoras. Posteriormente esta canción sería versionada por el grupo Flow. El disco llamó la atención de diversos medios especializados, pero no tuvo el aplauso generalizado del público, o al menos no logró que se rascaran los bolsillos. Lo minoritario de su ejército, el que meditaba entre hacerse glam y la negrura de los siniestros, fue la causa.

Muñoz, siempre interesado por la producción insular del Reino Unido, decidió exiliarse a Londres para cambiar de aires. Realiza estudios de Música y Tecnología y, con ocho años de distancia respecto a su anterior disco, publica «On the Radio» (El Hombre Tranquilo, 1997) entre Londres y Madrid. Cantando en inglés, el disco es un cañón que lanza temas ultra-potentes, influidos por el glam más metalero, el heavy-metal y el sonido industrial. Radicalmente distinto al camino marcado en su ópera prima. Este su segundo largo, también recauda opiniones favorables por parte de los críticos españoles y se escucha con facilidad en las emisoras del país. El sencillo “On the radio”, con su toque británico, muy cabaretero, enlaza con los mejores cortes de «The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars» (RCA, 1972) de David Bowie, y retumba en las frecuencias españolas como algo insólito. La relectura del glam que tuvo tanta pegada en aquella época en Inglaterra (con Suede como máximo exponente) no tuvo su correlación en España salvo en contadas excepciones como ésta. España explotó, y de qué manera, el glam con La Movida Madrileña, y en los 90 nadie creía que se pudiera retomar el estilo sin caer en la chavacanería y la horterada que imperaron en los 80. El año de la publicación de «On the Radio» (cuya portada, en la que hace gala de una de sus mayores pasiones, la maquinaria vintage, es bastante lamentable), 1998, fue el que marcó el regreso de Muñoz a su país de origen. La culpa de la vuelta fue la intención de promocionar con fuerza el disco en España.

A pesar del éxito (sin exagerar) del disco, Tarik sigue sin poder vivir tan sólo de su música. Por ello el compositor decide ganarse el jornal en la época de despilfarro televisivo gracias a los derechos de autor. Esta veta abierta fue explotada por el cordobés sobre todo con su último disco, en series como SMS, de la cadena privada La Sexta.

Tras otros ocho espectrales años, Álvaro Muñoz, el hombre que siempre regresa (porque siempre desaparece) vuelve en el 2005. Reaparece de la mano de Mushroom Pillow con un trabajo titulado «Sequentialee» (Musroom Pillow, 2005). De nuevo, la ruptura musical con respecto a su anterior entrega es absoluta. Producido por Pedro Cantudo, «Sequentialee» es un compendio de temas de pop y rock clásico cercano al sonido de los pioneros de los 60 ingleses, a The Kinks, Neil Young, junto con otras referencias más ruidosas, The Jesus and Mary Chain o Suede. Es, sin duda, un disco redondo y uno de los mejores grabados en España en el 2005. Unas composiciones y una producción muy cuidada, una gran diversidad estilística sin restar coherencia al conjunto, y una serie de temas muy bien acabados, como “Porque hoy es domingo” o “Vengan los amantes”. Un disco que pilló de sorpresa tanto a público como a crítica, y, por ello, no recibió la cobertura mediática merecida.

Algunos encuentran un paralelismo con el caso Deluxe. Ambos son de la misma compañía, cantan en inglés y en español, y comparten ciertas referencias. A partir de aquí, las semejanzas se desvanecen. Sección curiosidades: a Álvaro Muñoz le han apodado El Bowie español. Un parecido razonable en el timbre de voz en algunas composiciones tienen la culpa. Otra anécdota que puede provocar ciertas goteras entre el público femenino (o masculino): es un gran aficionado a la pintura artística, que practica con buena mano.

No existen trayectorias parecidas en la producción hispana. Un grupo que ha publicado tres discos, totalmente diferentes entre sí, y que ha tocado diversos palos (desde el más metalero hasta el más pop) con éxito. Esta intermitencia creadora es gráficamente explicada por Muñoz en una entrevista publicada en Ultrasónica: “Cuando hice el primer trabajo todavía no existía el CD, al menos con fines comerciales. Cuando hice el segundo todavía no existía el mp3. Que nadie se lleve las manos a la cabeza cuando oye que yo hago un disco cada ocho años. No es que yo sea lento: ¡Es que el mundo va demasiado deprisa!”.

A finales del 2007 su discográfica Mushroom Pillow anuncia la publicación de su siguiente trabajo (todos pensamos en un error y que se trataba del 2017). En una nota pública, su «casa» afirmaba lo complicado que era meter a Álvaro en el estudio, por «su caprichosa inestabilidad anímica». Aún así, lo debieron hacer bajo amenaza, apareciendo entonces «El Hueso y la Carne» (Mushroom Pillow, 2007), que da continuidad a su carrera y solidez en su presencia en el mercado. El disco enlaza su sonido con el anterior pero se recrudece en su atmósfera. Palidece si lo comparamos con «Sequentialee», pero sigue mostrando a uno de los artistas más inspirados de España, uno de los más perfectos renovadores del pop-rock nacional.

Álbumes:

Larga duración:

El Hueso y la Carne

2007

“Sea como sea cada vez resulta más difícil tener a Álvaro en un estudio debido a ‘su caprichosa inestabilidad anímica’,...

Sequentialee

2005

El líder de , Álvaro Muñoz, estaba en deuda. La afición que se quedó enganchada al Tarik de esperaba con...

On the Radio

1997

“Nuestras mentes sólo crean a partir de lo que la memoria sugiere”. Con esta cita del compositor y guitarrista Reginald...

Tarik y la Fábrica de Colores

1989

Corta duración:
No existen álbumes de corta duración relacionados a este grupo.
Recopilatorios y directos:
No existen álbumes de recopilatorios y directos relacionados a este grupo.
Reediciones:
No existen álbumes de reediciones relacionados a este grupo.

Grupos:

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