Un guapo cantante con carisma, unas canciones pegadizas, unas letras que contactan perfectamente con el público adolescente femenino, una técnica instrumental justita que les evita meterse en florituras, una amistad a prueba de bombas, capacidad de trabajo, la banalidad por bandera y toneladas de desparpajo fueron los argumentos con que Hombres G se convirtió en uno de los grupos más vendedores de la música española de todos los tiempos. Además de esto: suerte, merchandising, bombardeo en todo tipo de emisoras, dos películas a mayor gloria del grupo, directos muy estudiados, portadas kitsch de clara vocación cinematográfica y muchas horas dedicadas a sus fans. Los dividendos, que aún siguen recogiéndose, han supuesto millones de discos vendidos en España y Sudamérica, royalties por derechos de autor más que jugosos, actuaciones contratadas a precio de oro, cuatro LP ocupando el nº 1 absoluto de ventas en nuestro país, nueve nº 1 en Los 40 Principales entre 1986 y 1990.
Los protagonistas de esta historia son David Summers (cantante, bajo y compositor de la mayoría de los temas), Rafael Gutiérrez y Daniel Mezquita (guitarras) y Javier Molina (batería). De ellos sólo Rafa tenía una cierta experiencia musical, adquirida en el grupo Plástico.
Se conocieron en 1981 haciendo figuraciones en programas televisivos, donde ganaban cinco talegos por sesión por hacer bulto y bailotear en actuaciones de los hijos de Rocío Durcal -según cuenta Rafa Gutiérrez en una entrevista- y decidieron formar Los Residuos, nombre que después cambiarían por poco tiempo por el de Los Bonitos Redford. La música que hacían entonces era un pop trufado de elementos punk y todo su afán era pasárselo bien y parecerse a sus amigos, Los Nikis. Actúan en Rock Ola con gran éxito de público y consiguen que Lollipop se fije en ellos gracias a Eduardo Mesonero que, de paso, les sugirió que se cambiasen el nombre.
En abril de 1983 entran por primera vez los estudios de grabación Trak para registrar canciones como “Venezia” o “Marta tiene un marcapasos”, que pasan absolutamente desapercibidas en primera instancia. Las cosas no pintaban nada bien y llegan a organizar un concierto de despedida en la sala Autopista en otoño de 1984. Poco antes, Paco Martín, que acaba de fundar la discográfica Twins, los ve y los escucha en el programa de Gonzalo Garrido, decide que es justo lo que necesita para lanzar su nuevo sello y al día siguiente los contrata. Los coloca bajo la mano del experto Paco Trinidad, que enseguida los va a poner a grabar su primer LP también en estudios Trak, entre el 7 y el 17 de enero de 1985.
“Hombres G” (Twins, 1985) fue llegar y besar el santo. A las citadas canciones grabadas anteriormente para Lollipop se les añadieron otras nuevas como “Devuélveme a mi chica” o “Dejad que las niñas se acerquen a mí”. Este disco abrió las puertas del triunfo al grupo. Baste como detalle que fue puesto a la venta en marzo y en octubre ya había sobrepasado de lejos los cincuenta mil ejemplares. En España, ha superado de largo el cuarto de millón de copias vendidas. Además, destapó el viejo fenómeno de las fans, que colapsaban y acosaban sus apariciones públicas e incluso las privadas.
Habían entrado con un pie inmejorable, pero era preciso superar el síndrome del segundo LP, que tantas víctimas se ha cobrado. Antes de publicarse su segundo largo “La Cagaste… Burt Lancaster” (Twins, 1986) ya se habían recibido varias decenas de miles de pedidos. Y no defraudó. “Marta tiene un marcapasos”, regrabada de nuevo, o “El ataque de las chicas cocodrilo” subieron este segundo trabajo a lo más alto de las listas de ventas y propiciaron un año que Hombres G cerraron con 114 actuaciones. Seguramente no ha sido su mejor LP, pero sí el más vendido en términos globales, pues abrió esta vez el mercado sudamericano para Summers y compañía.
En 1987 llega el celuloide. Algo más que previsible si tenemos en cuenta que el polifacético dibujante y director cinematográfico Manuel Summers es el padre de David. Él va a dirigir “Sufre Mamón” (Manuel Summers, 1987), estrenada en marzo de aquel año, cuya presentación armó una marimorena importante en la Gran Vía, tomada por quinceañeras seguidoras del grupo que cortaron la circulación de esta arteria madrileña. Nuevo álbum al canto, “Estamos Locos… ¿O Qué?” (Twins, 1987), grabado en Manchester y que también superó el centenar de miles de copias, aunque inicio un tímido declive para el grupo. Claro que eso ocurría en España, pues en América 1987 fue el año de Hombres G con una gira de setenta galas que alcanzó su apoteosis en Perú y Mexico. En España, su número de actuaciones es menor, pero sólo plazas de toros y campos de fútbol tienen el aforo suficiente para contentar al ejército de fans que quiere oír y sobre todo ver a sus ídolos en directo.
El disco siguiente se titula “Agitar Antes de Usar” (Twins, 1988) y su tema principal es “Suéltate el pelo” con el que vuelven a dar en la diana de ventas, sobre todo en formato single. Precisamente éste será también el título de su segunda película: “Suéltate el Pelo” (Manuel Summers, 1988), rodada en México y España. En septiembre de 1988 hacen una de sus actuaciones más memorables, en Bogotá, como cabeza de cartel de un macroconcierto con varios grupos sudamericanos y los españoles Los Toreros Muertos. Ese concierto marcará el cenit del pop latino. Precisamente un locutor de allá bautizará a Hombres G como los Beatles latinos.
Entre 1989 y 1992 aún manufacturarán tres LP más que se venderán como rosquillas, a pesar de señalar un cierto agotamiento compositivo y físico. Ninguno de ellos estará por debajo de las cien mil copias vendidas sólo en España y “Voy a Pasármelo Bien” (Twins, 1989) llegará a los trescientos mil ejemplares. En el olímpico 92, David va a iniciar una carrera en solitario que no llegará muy lejos, Dani trabajará como productor y el grupo optará por separarse.
Pero Hombres G siguió vendiendo toneladas de discos durante la década de los 90. Eso propició un laborioso regreso a la actividad en 2001 con “Peligrosamente Juntos” (Warner Music, 2002). Firman más de setenta actuaciones entre las que destacan la del Palau Sant Jordi y la Plaza de Toros de Alicante. A continuación vendrán nuevas producciones destinadas a un público que había crecido con ellos. Aquellas quinceañeras con calcetines iban ahora a los conciertos con sus maridos, segundas nupcias o amantes del brazo y vestidas de boutique. Pero la música era más o menos la misma. Menos fresca y más previsible, pero genuina de Hombres G
En el verano de 2003 abarrotan la Plaza de Toros de las Ventas y, de paso, graban un DVD que no aporta nada a su discografía, pero que hace la mar de bonito. También sus dos películas se reeditan en este formato. A finales de 2004 verá la luz otro LP “Todo Esto es muy Extraño” (Warner, 2004) que les acaba de afianzar en ese siempre difícil regreso. Los años 2005 y 2006 van a ser tiempo de cosechas: aplausos en un gran concierto en el Estadio Vicente Calderón con todo el inmenso aforo vendido y premios como el codiciado Grammy a toda una carrera, concedido por la Academia Latina de las Artes y las Ciencias de la Grabación.
La carrera de Hombres G continúa y llega hasta nuestros días con: “Desayuno Continental” (Sony, 2010), salido a la venta antes de finalizar el 2010. El balance de estos supervendedores es sobrecogedor, calculándose en once los millones de discos vendidos en todo el mundo, de los cuales más de dos millones han sido en España.
Hombres G devolvieron la alegría de las canciones fáciles y pegadizas a una generación que creció a su ritmo y que les sigue incondicionalmente todavía hoy. Crearon escuela de pop, fueron criticados y envidiados -en este caso ambas cosas fueron de la mano- y son por derecho propio unos grandes de la música en español.
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