El tablao Las Brujas era un local madrileño cercano a la estación de metro de San Bernardo. Siempre se distinguió por ser pelín más elegante que otros establecimientos similares. En los años 70 a ese tablao iban sobre todo turistas y algún hombre de negocios de paso por la capital. Para ese público poco exigente, se montaban espectáculos con guapas bailaoras y buenos músicos. Aquellos espectáculos poco tenían que ver con el flamenco ortodoxo y más bien navegaban por la rumba, la sevillana y el typical spanish.
En el afamado ballet de Las Brujas coinciden cuatro bailaoras sevillanas. Ana Dorado y Rosario –Charo– Aracil se habían ganado una buena fama en locales de su Sevilla natal, Reyes Jiménez era menos conocida que sus compañeras y procedía de la prestigiosa escuela de baile de Adelita Domingo. La cuarta es Pepi Benítez, que compaginaba el cante y el baile.
La belleza de las cuatro bailaoras no pasa desapercibida y se hacen con una cierta notoriedad en el ambiente nocturno madrileño de la época. También en el mismo tablao tocaba la guitarra Isidro Sánchez, hermano de Manolo Sanlúcar. Isidro componía canciones y les propone formar un cuarteto que cantase baladas con un cierto aire aflamencado.
De la mano de Sanlúcar, llega a conocerlas José Luis de Carlos, de CBS que enseguida ve un filón en aquellas cuatro guapas chicas y en la idea de aunar el pop más blandito con un lejano toque del flamenco más comercial. El propio productor es el que bautizó al grupo, utilizando el título de un tema instrumental de Los Pekenikes. Aunque ninguna poseía una voz remarcable y sus registros eran bastante limitados, su pronunciación andaluza y sus tablas -nunca mejor usada la expresión- las hacían idóneas para plantear un potente lanzamiento comercial. Su primer sencillo: “Mátame” (CBS, 1972) no es acogido al principio con gran entusiasmo, pero a partir de su actuación en el programa de TVE Estudio Abierto, de José María Íñigo, se desata la fiebre.
En septiembre de 1972, “Mátame” conquista la cima de Los 40 Principales y a finales de ese mes, ocupa el puesto nº 1 absoluto de ventas de singles durante dos semanas. En febrero del siguiente año se publica “Una Mañana” (CBS, 1973) que no tiene el tirón que su primer disco, pero que aguanta el tipo y las coloca de nuevo en las pantallas de todos los televisores.
Ellas han continuado bailando cada noche en Las Brujas a pesar de las masivas ventas de su primer disco; sin embargo, después del segundo disco les llueven contratos muy bien pagados y deciden dedicarse a la canción, debutando en directo en una discoteca onubense. Para esta nueva aventura, cambian la bata de cola por los vestidos largos y escotados que serán su seña de identidad, aunque para las sesiones fotográficas no hacen ascos a las minifaldas, los vaqueros ajustados y shorts.
Aquel 1973 TVE busca para Eurovisión un producto moderno pero español y nada mejor que Arena Caliente con una nueva canción de Isidro Sánchez a ritmo de vals: “Nenita Despreocupada” (CBS, 1973). Sin embargo, cuando parecía que Arena Caliente tenía todos los pronunciamientos favorables para ser eurovisivas, será su propia discográfica la que a última hora decida echarse atrás y finalmente será Peret el representante español. Con todo, la propaganda está hecha y el tema con una introducción que hubieran firmado los vieneses Strauss, consigue gran repercusión y “Nenita despreocupada” consigue estar unas cuantas semanas en el top 10 y sonar bastante aquel verano en el que el grupo se convierte en una de las atracciones más codiciadas y caras para los empresarios del espectáculo. Un show basado en sus canciones más conocidas, números de baile y cuatro hembras de rompe y rasga moviéndose por el escenario en vestidos ajustados hace que el caché de Arena Caliente se dispare y se conviertan en una mina de oro en durante varios veranos.
El compositor y pianista Felipe Campuzano hace para ellas “El Tren de la Felicidad” CBS, 1974). Será su cuarto sencillo y el último que gozaría de una importante popularidad. A partir de esta fecha, Cupido se cruza en el camino de estas chicas y estarán un par de años sin sacar nuevos discos al mercado. En 1975, en plena marcha verde, acudirán junto a Karina, Peret, Rosa Morena y otras artistas al Sahara para levantar la moral de las tropas españolas en lo que poco faltó para que fuera una guerra frente a Marruecos.
Tres de las chicas pasarán en los siguientes años por la vicaría. Pepi se casó con el cantaor Pepe de Lucía, hermano del famoso guitarrista Paco de Lucía. También Ana y Charo se casaron por esos años; ésta última con Miguel Pérez, futbolista del Real Madrid.
Entre 1976 y 1979 aún grabarían tres discos más con canciones de compositores bien conocidos como Honorio Herrero y Julio Seijas, ex componentes de Aguaviva y de La Charanga del Tío Honorio, pero su fama fue decreciendo y las obligaciones familiares impedían una carrera fluida. Tuvieron ofertas para hacer anuncios publicitarios ligeras de ropa, aparecer desnudas en portadas de revista y rodar películas de destape, a lo que siempre se negaron las cuatro. Tras el verano de 1980 decidieron poner punto final a su carrera. Dos de ellas volvieron al ballet de Las Brujas, tablao que cerraría en 1982. Ana y Charo se convertirían en profesoras de baile. Por su parte, Pepi se mantendría por tradición de la familia de su esposo vinculada al mundillo musical. Es la madre de la famosa cantante Malú.
Arena Caliente fue el primer grupo femenino importante en este país, precursoras del flamenco pop y gipsy rock, grupos como Las Grecas o Baccara, les deben mucho por su presencia en escena y su estilo interpretativo.
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