Seguramente nos encontramos con el tema más ambicioso de la historia de Arena Caliente con unos planteamientos realmente originales. Los primeros veinte segundos están encomendados a una orquesta clásica interpretando lo que podía ser la introducción de una obertura vienesa. Luego, adoptando decididamente un ritmo de vals, las voces tejen una melodía atractiva y cantan con menos temores que en otras ocasiones. El final está sacado de cualquier pieza de los Strauss. No olvidemos que aunque hoy nos vendan los valses del siglo XIX como música clásica, en realidad fueron la música pop(ular) de su época. Personalmente, es la canción que más me gusta del grupo con diferencia y seguramente podría haber hecho un papel más que decoroso en Eurovisión si a última hora CBS no hubiera dado marcha atrás. La utilización de elementos fácilmente reconocibles como clásicos con una melodía y unas voces de tinte absolutamente popular producen un momento de cierta extraña magia.
También arreglos orquestales, aunque más tópicos y cotidianos que en la anterior canción, envuelven “Dame tu mano”, una balada algo pesada, cuya interpretación y arreglos podemos considerarlos correctos sin más.