El caso de Platero es un caso de entrada bastante curioso: hablamos de una formación de rock urbano del País Vasco con un sonido que recuerda más a AC/DC, Leño o Rolling Stones en algunas ocasiones, que a La Polla Records, Eskorbuto o a cualquier otro grupo del llamado Rock Radikal Vasco. En unos años donde lo que se estilaba en los bares de la zona eran los Ramones o The Clash, ellos procuraban un rock & roll más estilizado y depurado; invocando a Status Quo y con licencias para hacer el animal cuando era menester.
La historia comienza cuando dos amigos, Iñaki Antón –Uoho– y Juantxu Olano -Mongol– empiezan a ensayar juntos a la espera de formar los mimbres adecuados para montar su propia banda y reclutan al batería Jesús García –Maguila-. La formación estaba casi completa, pero cantar y tocar solos a la vez resultaba complicado, por lo que para liberar a Uoho de las tareas de vocalista y centrarse en la guitarra necesitaban un cantante, a poder ser que también pudiera hacer de guitarra rítmica. Juantxu dice que igual su vecino, Fito Cabrales, está interesado, lo invita a probar y termina convenciendo al resto. La formación ya estaba lista, y sería invariable desde entonces.
Durante unos meses los cuatro músicos van tocando por locales de su Bilbao natal, asomando sus propios temas con timidez entre versiones de la Creedence Clearwater Revival y Leño, ahorrando todo lo posible porque veían que juntos tenían oportunidad de hacer un buen proyecto; finalmente, consiguen lo suficiente para grabar una maqueta. Lo hacen en Pamplona en 1990, le ponen el nombre de “Burrock’n Roll” (1990), pero aquí pagaron la novatada: el dinero que invirtieron no sirvió prácticamente para nada, no se hizo promoción y apenas editaron copias. Hoy día esa maqueta es una pieza de coleccionista muy codiciada, tanto que ni siquiera todos los miembros de la banda poseen su copia.
Siguieron adelante, y en 1991 tienen un golpe de suerte, una de las copias de la maqueta llega a una discográfica barcelonesa, la cual les propone grabar un disco. Así lo hacen y editan «Voy a Acabar Borracho» (Wellcome, 1991), que pese a no ser una maravilla en la producción (de hecho lo grabaron en un solo día) sirve para tener por fin un disco de verdad en el mercado. En el LP incluyeron algunas canciones de su primera maqueta.
El 92 fue un buen año para el grupo. De entrada DRO se fija en ellos y decide ficharlos; lo primero que hacen en su nueva compañía es ver cómo se reedita su primera maqueta con el nombre original, así nace definitivamente «Burrock’n Roll» (DRO, 1992). Obviamente antes de salir a la calle la grabación se remasteriza y se adecenta un poco. La lista de canciones es distinta, salen unas y entran otras, principalmente porque la compañía anterior se niega a vender los derechos, así como a reeditar. Además de eso el grupo graba su tercer disco, «Muy Deficiente» (DRO. 1992). Se vuelve aquí a notar la mano de la compañía, que hace un disco bastante más notable, las composiciones son mejores y tienen más gancho, además colabora con ellos uno de sus ídolos: Rosendo Mercado. El grupo se embarca en una gira promocional por todo el país.
En 1993 por fin consiguen el éxito a nivel nacional con su cuarto disco «Vamos Tirando» (DRO, 1993). El sonido está muy cuidado y el público lo agradece (no así sus fans primerizos que echan en falta algo más de autenticidad). El caso es que el disco es un éxito y por fin son conocidos en todo el país y la gente empieza a interesarse por ellos. Como anécdota decir que incluyen una canción en euskera.
Un año después editan «Hay Poco Rock & Roll» (DRO, 1994) que alcanza las 50.000 copias vendidas y por consiguiente al Disco de Oro. Este trabajo es la respuesta a las críticas que algunos hicieron por el sonido más fino, volviendo a sonar más directo. En palabras del propio Fito: “más distorsión y menos reverb”. El éxito les hace girar de nuevo, esta vez con Extremoduro. De la multitudinaria gira 95-96 sacan otro disco más, un doble LP llamado «A Pelo» (DRO, 1996). Otro pelotazo, además la forma de presentar las canciones fue bastante original, ya que se intercambiaban canciones, tocaban juntos o se mezclaban los músicos de ambas formaciones. Platero y Extremo eran los grupos españoles del momento y vivían su momento de gloria. De hecho DRO volvió a reeditar su primer trabajo, con una mejor remasterización.
En 1997 se empiezan a notar signos de cansancio: Fito empieza a ensayar y a trabajar con su otro grupo Fito y Los Fitipaldis, mientras que Iñaki parece estar más pendiente de Extremoduro que de su propia banda. Pese a todo acallan los rumores de separación con la salida al mercado de «7» (DRO, 1997), titulado así por ser el séptimo álbum de los bilbaínos. El disco no tiene la acogida esperada por los fans y, pese a que llega a Disco de Oro, el espíritu no es el mismo; es un disco más maduro y reposado, cosa que a muchos fans no les termina de entusiasmar: mientras unos les llaman vendidos otros dicen que simplemente ya no tienen ganas de trabajar juntos. En la presentación del disco de Extremoduro «Canciones Prohibidas» (DRO, 1998), Iñaki desmiente que el grupo esté sufriendo una crisis, pero sus palabras no suenan convincentes. Por su parte, Fito edita su primer disco con su nuevo grupo; curiosamente, el resto de los componentes de Platero colaboran en el proyecto. DRO lo ve con buenos ojos e incluso el público lo acoge bien.
En 2000 sacan «Correos» (DRO, 2000), que a la postre sería el último disco de la banda. Esquivando rumores hacen su correspondiente gira con mucho éxito y siguen trabajando en sus proyectos paralelos hasta que en 2001 el grupo anuncia lo que ya todos veían venir, la disolución de la banda, dejando claro que su amistad será de por vida.
Tras unos conciertos de despedida sacan el recopilatorio: «Hay Mucho Rock & Roll Volumen 1» (DRO, 2002) -tres años después sale al mercado un segundo volumen. Fito sigue su carrera con su nuevo grupo con muchísimo éxito, Iñaki es un miembro de pleno derecho de Extremoduro, mientras que Juantxu y Jesús montan el grupo La Gripe.
Ahora nos hacen disfrutar con su madurez musical cada uno por su lado, pero desde su primera maqueta en 1990 hasta su último CD de estudio han pasado diez años. Una década prolífica y llena de canciones que para una generación ya son inolvidables.
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