Josetxo Ezponda fue uno de los grandes personajes de nuestra escena; un outsider que vivió por y para la música, que introdujo en este país a Scientists, a los Cramps, a Birthday Party, a Alex Chilton, a Tav Falco, a Johnny Thunders… y a tantos otros. El era rock and roll, y prefirió quemarse a oxidarse.
Josetxo mantuvo siempre una estética entre el glam y el punk, iniciandose en la música en su Navarra natal. A finales de los 70, concretamente en el 78, funda el grupo de punk Tensión –considerada la primera banda punk de Pamplona- y después Neon Provos –formación en la que ya estaban Charly (guitarra) y Asio (bajo), sus futuros compañeros en Los Bichos-. Corren los años 82 y 83, y junto a Charly, Asio y Josetxo, nos encontramos a Fernando a la batería –posteriormente en Barricada- y a Merixe a los teclados.
La vida de Neon Provos –su nombre hace referencia a la luz por un lado y a provocadores por otro- es corta pero intensa, desarrollando un estilo experimental marcado por los sintetizadores. Llegan a grabar una maqueta en los estudios Doubletronics de Madrid en noviembre del 82. Ellos tenían las ideas claras: “Grabar es idear, desarrollar un trabajo y dejar constancia de él, nos preocupa tener medios suficientes para desarrollar nuestra propia movida, la condición es que sea a nuestra manera , que sea nuestro producto”, pero su momento pasa y no llegan a conseguir una edición en condiciones.
Josetxo se embarca en Los Bichos en el 87, con Asio y Charly como primeros espadas, busca un batería que cierre la banda. Así, la llegada de Fermín en marzo del 88 inicia un intenso y efímero viaje que hoy en día es recordado con cariño.
Tras telonear a finales de ese mismo año a Paul Collins en la discoteca Gares de Puente de la Reina, en Navarra, en el 89 participan en el primer concurso Villa de Bilbao, donde ganan el primer premio al grupo más innovador, y la formación sufre cambio de batería, entrando RubénRuiz procedente de Tijuana in Blue. Oihuka les da la oportunidad de lanzar su primer single, el potente “Anita Latigazo” (Oihuka, 1989), y su primer largo, “Color Hits” (Oihuka, 1989),recogiendo muy buenas críticas entre la prensa especializada debido a la calidad de sus composiciones. Cortes como “Verano muerto” o “Shadow girl” ponen de manifiesto su frescura y capacidad de sorprender, coloreando el ruido para fabricar hits sucios y mostrando una pasión por el rock nunca vista por estas tierras. El disco vende cinco mil copias sin apenas promoción, lo que les anima a seguir hacia delante con ilusiones renovadas.
Con el exceso y la sorpresa por bandera nos entregan su mejor trabajo, el doble “Bitter Pink” (Oihuka, 1991), veintisiete canciones (con homenajes a Serge Gainsbourg, Alex Chilton y Phil Spector) intensas y ruidistas a partes iguales. El disco sería incluido por la Rockdelux en su lista de los 100 mejores discos españoles del siglo XX en el puesto 76.
Tras alcanzar la cima con “Bitter Pink”, las tensiones dentro del grupo son cada vez más grandes y las expectativas comerciales no acaban de alcanzarse, lo que lleva al grupo a la separación, quedando este período 1988-1991 como una deflagración que tras el estruendo inicial y el fulgor posterior, dejó un marcado rastro de pólvora que aún hoy en día es recorrido con devoción por los amantes del rock de calidad con aires underground y outsider. Antes nos entregaría como epitafio un mini-LP firmado como Josetxo pero grabado con la banda detrás, “My Deaf Pink Love” (Munster, 1991), recogiendo cortes propios y sus habituales versiones o tributos personales, en esta ocasión el “Sand” de Lee Hazlewood, el “I remember” de Suicide, el “Solid gold hell” de Scientists y el “Sittin’ on top of the world” de Howlin’ Wolf. El corte “Sand” forma parte del split con La Secta “Revolution / Sand” (Munster, 1991) editado en vinilo 7” por Munster.
En el 95 Josetxo vuelve a la carga con “The Glitter Cobweb” (Triquinoise, 1995), esta vez como El Bicho, un disco que nos hace mirar con recelo hacia atrás y nos depara algún que otro buen momento, como la recomendable “Green candy”. Tras él, un silencio que no se ha vuelto a romper y una espera que se hace ya demasiado larga.
Una telaraña de purpurina con reminiscencias glam porque como comentaba el propio Josetxo “siempre te enredas en una telaraña, aunque la veas”. Con respecto al disco afirma que “es todo mucho mas sencillo, al hacerlo yo solo, he tenido que dejar las canciones en el esqueleto, un poco como yo; estaba premeditado así. Canciones muy cortitas con muy pocos arreglos, más sencillo, me equivocaría si pensase quee quería quee sonase a grupo. Es una aventura que se me ha metido en la cabeza y la he de llevar a cabo. No ha habido ninguna colaboración excepto un silbido de Asio. Es un descanso porque poner de acuerdo a cuatro locos en tu locura…puff… un poco síndrome Don Quijote”.
El 16 de abril del 2013 fallece Josetxo, es encontrado muerto en la vivienda que heredó de su madre en Burlada (Navarra). Nos enteramos por un comunicado breve y escueto del Ayuntamiento: “Fallece en Burlada Josetxo Ezponda, carismático líder de Los Bichos”. Su muerte llega en la misma semana, con cinco años de diferencia, que la de Josetxo Anitua (Cancer Moon).
La vida de Josetxo y su propio talento se alimentaban de su amor por la música. Josetxo fue un visionario, un genio y un incomprendido; pero ante todo fue un gran compositor y un músico atrevido que llevo hasta las últimas consecuencias sus principios e ideas. Lo suyo fue facturar grandes canciones supliendo las dificultades con atrevimiento y su gran talento. Le daba igual el castellano que el inglés, recurrir al rock, al pop, al punk, al tex mex o al glam para facturar hermosas melodías distorsionadas.
Ya nos lo cantaba Nick Cave, “Death is not the end”, siempre nos quedaran sus grandes canciones, su recuerdo… “a veces me quedo callado / a veces me da por gritar / a veces hablo demasiado / pero nunca consigo llorar… Se pudrirá mi piel / seré un bicho otra vez”.
En 2014 el sello Brisa de la Palma edita el EP homenaje «Así que Esto es el Fin» (Brisa de la Palma, 2014): “Cuatro de sus discípulos musicales, paisanos y antiguos colaboradores han reinterpretado cuatro de sus canciones: Germán Carrascosa (La Otra Gloria, Jugos Lixiviados), J’aime (Souvenir), Roberto C. Meyer (The Brillantina’s, Alpha 60) y Jon Ulecia (Jon Ulecia & Cantina Bizarro). Cada una de las interpretaciones reivindica el genio compositor de Ezponda desde el prisma de cada artista”.
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