Cuatro años después de “My Deaf Pink… Love” (Munster, 1991) Josetxo nos sorprende con este regalo en forma de disco. Un disco que firma como El Bicho –el pasado y sus fantasmas siempre presentes-. Dieciséis cortes producidos por el propio Josetxo con ayuda de Iain Burguess -el disco se graba en sus estudios en la Bretaña francesa, donde se grabó “Bluff” (Radiation, 1995) de El Inquilino Comunista-.
La vida de Josetxo y su propio talento se alimentaban de su amor por la música. Josetxo fue un visionario, un genio y un incomprendido; pero ante todo fue un gran compositor y un músico atrevido que llevo hasta las últimas consecuencias sus principios e ideas. Lo suyo fue facturar grandes canciones supliendo las dificultades con atrevimiento y su gran talento. Le daba igual el castellano que el inglés, recurrir al rock, al pop, al punk, al tex mex o al glam para facturar hermosas melodías distorsionadas. Este fue su testamento.
Una telaraña de purpurina con reminiscencias glam y como comentaba el propio Josetxo “siempre te enredas en una telaraña, aunque la veas”… “Es todo mucho mas sencillo, al hacerlo yo solo, he tenido que dejar las canciones en el esqueleto, un poco como yo; estaba premeditado así. Canciones muy cortitas con muy pocos arreglos, más sencillo, me equivocaría si pensase quee quería quee sonase a grupo. Es una aventura que se me ha metido en la cabeza y la he de llevar a cabo. No ha habido ninguna colaboración excepto un silbido de Asio. Es un descanso porque poner de acuerdo a cuatro locos en tu locura…puff… un poco síndrome Don Quijote”.
Un álbum cocinado por Josetxo en el que tienen cabida el country espacial, el punk estratosférico y esas desgarradoras baladas especialidad de la casa. Josetxo ha tocado todos los instrumentos y combinado guitarras y cajas de ritmo, dejando para el recuerdo atmósferas etéreas como «Green candy» y joyas escondidas como «No hips to shake» y «Upstairs blues«.
Todas son composiciones de El Bicho, excepto “True fine mama” –versión del tema compuesto por Richard Penniman-.