La necesidad fisiológica a la que alude Fernando Alfaro cuando habla de hacer música fue seguramente una de las razones que le impulsó a formar Chucho. Desilusionado, perdido tras la disolución agónica de Surfin’ Bichos, el compositor principal del grupo vuelve a sentir la llamada de hacer canciones y de mostrarlas al público. Pero, claro, lo que eso implica es volver a las andadas y a las desagradables situaciones como las que vivió con su grupo anterior.
Un encuentro fortuito con Juan Carlos Rodríguez, un antiguo conocido de la movida musical de Albacete y miembro del grupo República Gorila, le propuso volver a formar una banda como bajista. A estos también se les sumaría Javier Hernández, batería. Empezaron a grabar y en poco tiempo ya tenían material suficiente para publicar un disco. Sin embargo, publicaron un EP, «Chucho» (Limbo Starr, 1995). El nombre del grupo se debía a muchas cuestiones, pero sobre todo siempre sedujo mucho a Alfaro el concepto de un perro que solo se alimenta, duerme y se procrea. Durante ese tiempo, Fernando Alfaro y su pareja, Isabel León crearon Limbo Starr, y fue precisamente en este sello donde se publicó ese primer EP.
Extrañamente, eligieron para el largo una multinacional, Virgin, ya que en ella trabajaba una antigua conocida de la época de Surfin’ Bichos que en aquel momento apostó por ellos ante RCA. Además, la elección de Matt Kemp, ayudante de producción en «Hermanos Carnales» (BMG Ariola / RCA, 1992) de Surfin’ Bichos, hizo que todo pareciese favorable. Sin embargo, la muerte del padre de Fernando Alfaro, y todos los acontecimientos que había vivido justo antes de la disolución definitiva de Surfin’, le sumió durante un tiempo en una depresión que le impidió cantar, cuando sólo faltaban las voces para finalizar este primer álbum, el intensamente emocional, «78» (Virgin, 1997). Un tiempo después la recuperación fue plena, y el grupo ya se pudo poner en marcha publicándolo unos meses después.
Superados ya los obstáculos para Chucho, el grupo promocionó intensamente su primer disco, llegando incluso a participar en la banda sonora de «Abre los Ojos» (1997) de Alejandro Amenábar con «El detonador XMG». Eso le serviría después para aprovecharse de ciertos pasajes de la banda sonora original que compuso el mismo director, y utilizarlo como samples para dos canciones de su obra maestra, «Tejido de Felicidad» (Chewaka, 1999). Las canciones seguían fluyendo por la mente de Alfaro y en 1998 vuelven a los estudios, esta vez de la mano de Kaki Arkarazo, antiguo guitarrista de Negu Gorriak, para grabar «Tejido de Felicidad» bajo una división de Virgin España que apostaba por grupos más alternativos. Además, fichan al guitarrista Miguel Ángel Gascón, que les servirá de apoyo tanto para el estudio como para el directo. El segundo álbum fue tremendamente aclamado por la crítica especializada, ya que fue capaz de recoger las diferentes aristas de un compositor polivalente y de un grupo que sabía ejecutar varios estilos sin avergonzarse. Una de las virtudes de «Tejido de Felicidad» es precisamente que es capaz de tocar muchos palos y de ofrecer una cara más amplia de un grupo cuyos orígenes habían sido más homogéneos y densos.
Chucho se propone algo ambicioso e inédito en España para presentar su directo: la gira Triple Zero recala en varias de las ciudades más importantes del país para ofrecer no uno, sino tres conciertos, cada uno en un formato diferente: uno, en acústico y con programaciones, otro basado en guitarra bajo y batería, y otro con la banda al completo. Dejando constancia de ello, se edita el EP «Triple Zero» (Virgin, 2000).
Para la siguiente entrega los manchegos se proponen una obra mucho más honda y de mayor calado. Fernando Alfaro presenta en una maqueta más de veinte temas a la compañía. Sin embargo, el sello subsidiario de Virgin no está muy por la labor, y no se trataría de un doble álbum lo que se publicara, sino un disco principal con otros tres EP complementarios. Otros tres fragmentos satélites alrededor del principal, pero que forman parte, igualmente, de un todo. Para ello, se publican primero el fragmento principal junto a un EP, «Fragmento I» y posteriormente, otras dos partes de un trabajo en el que Fernando Alfaro se muestra más autobiográfico que nunca. También producido por Kaki Arkarazo, el disco explora sonidos que van desde la bossa hasta el pop sin escatimar en los arreglos, que arropan y refuerzan a las canciones mejor que nunca. Además, sigue aumentando la tripulación del barco con la inclusión del teclista Emilio Abengoza. El mismo año de la publicación del último fragmento, salía una caja que incluía la obra tal y como había sido concebida, «Los Diarios de Petróleo» (Chewaka, 2002).
Pasan tres años hasta que se pueda volver a oir un disco de Chucho. Tres años de giras y de descanso en los que los albaceteños recargan otra vez fuerzas para lanzar el que será su último ladrido, «Koniec» (Sinnamon, 2004). Eligen a la entonces primeriza Sinnamon Records para editar su cuarto disco en el que vuelven a las raíces del punk, a la urgencia del rock. Un EP de presentación, «La Mente del Monstruo» (Sinnamon, 2004) les sirve para anticipar el disco, de cuyos descartes nacería otro EP, «Túnel de Lavado» (Sinnamon, 2004).
Durante el último año de existencia de Chucho, y tras la gira de «Koniec», Fernando Alfaro ofrece conciertos acústicos en solitario durante el 2005 e incluye entre su repertorio canciones de Surfin’ Bichos, con los que se volverá reunir un año más tarde.
En marzo de 2005 el grupo anuncia su disolución, que no se hace definitiva hasta su concierto de despedida en junio de ese mismo año en Albacete.
En 2010 el blog Perros Felices cumplía cinco años de vida informando acerca del universo generado tras la escisión de Surfin’ Bichos primero con Mercromina y Chucho, posteriormente con todos esos proyectos que desde 2005 han ido surgiendo. Como conmemoración, se edita un CD especial que recopila temas inéditos, adelantos y rarezas de todas estas formaciones, en concreto la canción «El bala» de Chucho.
Doce años después de «Koniec» (Sinnamon, 2004) Chucho vuelven a grabar material nuevo. En el medio tenemos los discos en solitario de Fernando Alfaro y una reunión en 2013 para realizar una serie de conciertos. Las canciones llevaban demasiado tiempo paradas y había llegado el momento de darles luz, para ello se acercan al Puerto de Santa María (Cádiz) para grabar un nuevo trabajo con Paco Loco: «Los Años Luz» (I*M, 2016). El título del disco nos remite a la canción «La luna aplastada«, incluida en «Saint-Malo» (I*M / Intromúsica, 2015)… «Para este disco queríamos nuevas aventuras, por lo que descartamos canciones de una época anterior que habíamos publicado en demos y que en un principio pensamos rescatar. Decidimos incluir canciones más recientes para que tuvieran ese punto de algo totalmente nuevo. Todo esto hace referencia a lo que dice esa canción, a los años que han pasado desde entonces hasta ahora, como una distancia sideral que se recorre en un momento, como la luz de las estrellas también» comentaba Alfaro en una entrevista en Notodo.com.
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