En los estertores de la década de los 70 Madrid era un crisol de estilos musicales. El rock duro, como le llamábamos entonces, comenzaba a pasar de moda; sin embargo la mayor parte de las bandas y los mejores músicos aún lo practicaban con devoción religiosa, alentados desde el sello Chapa y su productor, el locutor Mariscal Romero. En esas circunstancias los grupos se hacían y deshacían con notable frecuencia y de una escisión de Trilogía, que no dejaron grabado ningún disco propio, pero que participaron en algún recopilatorio, nacen estos Trafalgar en 1979. Sus componentes son dos músicos madrileños: José Antonio Martín (guitarra y voz) que procedía de los citados Trilogia, y Félix Ramírez (bajo). A ellos se les van a unir dos músicos uruguayos que llevaban ya tiempo en la capital: el batería Carlos Arévalo, que venía de Cucharada y Leonel Vignola (guitarra), procedente también de Trilogía. Tuvieron su local de ensayo en los de la calle Tablada, 25 en los que ensayaban otros grupos del estilo.
Su estilo era un hard rock de guitarras potentes, aguda voz ahogada y batería contundente. Un grupo más de la multitud que abrevaba en las aguas de, pongamos por ejemplo, Led Zeppelin o Deep Purple, aunque en este caso lo hicieran en castellano.
El grupo fue incluido en el recopilatorio «¡Viva el Rollo vol. IV» (Chapa, 1980) en el que colocaron dos de sus canciones más demandadas por el público en sus actuaciones: «La máquina» y «Pero que gente». Ese mismo año ambos temas serían publicados de forma independiente en un single.
Aguantaron el tipo durante un par de años, haciéndose con un nombre entre los grupos capitalinos y participando en numerosos festivales. En 1981, Miguel Oñate entraría como cantante en sustitución de José Antonio y en 1982 darían por cerrado su periplo sin registrar nuevas grabaciones.
A la disolución de Trafalgar, Leo Vignola formaría otros grupos hasta llegar aLabanda y Miguel Oñate entró en 1983 en Asfalto.
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