Es más que probable que gran parte de la clave del éxito de ddt sea lo que nos comentó Javier Pelayo, guitarra y cantante del grupo madrileño, cuando nos despedimos de él la calurosa tarde de verano en la que accedió a encontrarse cara a cara con nosotros. Nos dijo entonces que una de las máximas con las que siempre ha funcionado la banda es la de hacer todo de forma democrática, de tomar todas las decisiones entre todos los integrantes del grupo. Una determinación que, bien pensada, es la lógica en un grupo de amigos que, amantes de la música, dejan a sus familias en casa un par de veces a la semana, no para jugar o ver futbol, sino para acudir al local de ensayo y destripar allí buen punk-rock. Así lo contaban para la televisión en un programa que utilizaba a la banda para presentar los entresijos de la sala madrileña Gruta77. Un modus operandi, por otro lado, que les ha permitido hacer las cosas a su manera, imponiéndose los ritmos que querían o que sus otras ocupaciones les permitían. Y si bien el éxito al que nos referimos pueda no verse traducido en ventas millonarias, lo que es innegable es que ddt tiene ganado, y de forma bien merecida además, un puesto de reconocido honor entre los amantes del punk-pop, de las composiciones de letras sencillas pero redondas, de melodías al más puro estilo ramoniano y de coros rockeros con veleidades de instituto americano.
Que la sombra de los de Nueva York es alargada y que ha marcado con su estilo a un gran número de bandas es ya bien sabido. Sin ir más lejos, Los Nikis, otra de las grandes referencias de ddt, pueden considerarse una de ellas. Los Vegetales, F.A.N.T.A., Commando 9mm, por poner tan sólo algún ejemplo más, también adoptaron algunas de esas coordenadas en sus composiciones. De todas formas, reducir las propuestas de estas bandas a meras adaptaciones locales de aquellos sonidos resulta excesivo. En el caso de ddt desde luego lo es. Los madrileños siempre supieron inyectar a su estilo propio multitud de componentes que aseguraban una variedad suficiente en su oferta como para poner tierra de por medio de simples plagios.
La actividad de ddt comienza en 1995, cuando empezaron a tocar como trío: Al ya mencionado Javier Pelayo, acompañan Daniel Luquero (bajo y coros) y Chiri (batería y coros). Este último tocaba en un grupo llamado Absenta, mientras que Javier tocaba en Brigada Protectora de Elefantes, y con Daniel en Los Padrastros, una banda formada con miembros de Los Empresarios, con los que también tocó ocasionalmente Pelayo cuando aún se llamaba Núcleo 7. Denso entramado de bandas por tanto el que ya unía a los tres amigos que se lanzan en este nuevo proyecto, al que inicialmente llamarían FLO antes de cambiarlo, de forma definitiva, por ddt.
Como relatan en la biografía que hacían circular a los medios, los primeros años pasaron entre maquetas caseras y actuaciones en las que ir forjándose como banda. El hecho que resulta determinante para el despegue del grupo es la invitación que reciben para participar en la que sería una de las primeras ediciones de conciertos homenaje a Los Nikis, en concreto la que se celebró en la sala La Iglesia. A la actuación siguió la edición de un recopilatorio que sacaría la revista 1000 Vinos, en el que ddt participó con su particular visión de “Navidades en Siberia”. Entre el público se encontraba Patacho (Glutamato Ye-Yé), que se dirige a ellos para ofrecerles la posibilidad de producirles una maqueta. Aceptan encantados y se inicia así su relación con uno de los nombres destacados de la que vino a denominarse Movida Madrileña.
El homenaje a Los Nikis posibilitó además el poder ver por vez primera sobre el mismo escenario a ddt con otras dos bandas cuyas trayectorias estarían íntimamente ligadas: Durango 95 (del que posteriormente saldría algún refuerzo para ddt) y Thee Suckin’ Dicks, banda con la que compartirían local y cuyo batería, conocido como Patrón/Golpeador, sustituyó en alguna ocasión a Chiri; como cuando éste se lesionó en el concierto de homenaje en Siroco a Samy, un locutor de radio.
La maqueta gusta al sello Rompeolas, y se graban los temas para el primer disco “Fumígate” (Rompeolas, 1999), en los estudios Reactor. Patacho oficiará de productor y Moncho Campa de técnico de sonido. Con una evidente portada, pero no por ello menos lograda, con dibujo de un spray insecticida, diseñada por Rafa Barrientos, amigo de Pelayo, el debut de ddt es de una intensidad meridiana. Combina a partes iguales punk-pop del ya mencionado antes, píldoras de rabiosa intensidad donde el grupo muerde con contundencia, composiciones con estructuras de coros especialmente logrados y pequeños himnos. Además marcan, ya desde el principio, su sello personal en lo referente a las letras: Sencillas, ingeniosas y con una capacidad increíble para atrapar al oyente. Eso sí, como dijeran mucho más tarde en una entrevista, siempre se mostraron atentos para que no se les redujese a la mera condición de grupo gracioso: “Ciertamente nos gusta hacer canciones que resulten divertidas, irónicas, y nuestros conciertos pretenden ser completamente festivos y lo son, pero no queremos hacer canciones propias de graciosetes (…) de chirigota punk”.
“Fumígate” incluía, a modo de curiosidad y broma, la participación de muchos de los contactos de Patacho, como protagonistas de cuñas entre algunas de las canciones en las que se puede escuchar a Artemio (Los Enemigos), Julián Hernández (Siniestro Total) o Iñaki (Glutamato Ye-Yé) excusándose todos ellos, con las razones más variopintas, por no poder participar como apoyo en el disco debut de los madrileños.
Prueba de que el binomio del grupo con Patacho resulta, es que se embarcan sólo un año después, en la grabación de un segundo disco en condiciones similares. “Monstruos de la Naturaleza” (Rompeolas, 2000) reincide con renovado acierto en las coordenadas propuestas en el primer disco. Crónicas cotidianas de quien se vanagloria de no hacer deporte alguno, del que vive acosado por interrogantes de todo tipo, del que se ve enrolado en una escuadrilla de kamikazes japoneses o del que no tiene suerte alguna. Historias de tebeo, de otros planetas, ironías sobre rostros famosos caídos en desgracia… ddt encuentra material casi de cualquier sitio para sus pistonazos a toda velocidad. Porque es con el pie en el acelerador como la banda acomete la mayor parte de la travesía de los trece temas del álbum; y cuando reposan tiran de poderosas melodías arropadas con los coros de Chiri y Daniel.
Pelayo rememora, de la grabación de este segundo disco, realizada también en los estudios Reactor, el momento en el que los visitó Ángel Altolaguirre. Coincidió su aparición con el intento de la banda de registrar unos acoples de guitarra en una canción. Fue entonces que Ángel, sin poder reprimirse, les arrebató el instrumento en cuestión y ejecutó los que finalmente aparecen en el disco.
Tras la edición de este segundo trabajo el grupo sufre una serie de cambios. Se produce la entrada de un nuevo miembro: Diego 95. Diego, que tocaba en Durango 95, contribuirá con una segunda guitarra y con los coros, uno de los ingredientes básicos en la propuesta de ddt. Además dejarán su local de ensayo habitual, situado en la calle Arganzuela, para ocupar uno de los que oferta la sala Gruta 77, en el barrio madrileño de Carabanchel.
Es precisamente a ddt al grupo al que elige el programa de televisión Ipop en su mini-documental dedicado a dicha sala. En el mismo se ve a los cuatro miembros del grupo entrando a las instalaciones, donde se encuentran con Diego RJ, responsable entonces de la revista que la sala editaba y posterior locutor en Radio 3 con el programa El Sótano. En las paredes del local en el que ensayan era posible ver carteles de presentación del que era su flamante nuevo disco: “Psicofonías En El Estereo” (Música Para Top, 2004). El tercer LP de la banda se edita con una nueva compañía, el sello independiente Música Para Top, ya que Rompeolas ha quebrado, quedándose los dos trabajos anteriores descatalogados. También se cambió de estudio, ya que en esta ocasión, grabaron en los estudios Java de Barajas (Madrid).
La música del grupo no sufre grandes variaciones, salvo el innegable refuerzo que supone la guitarra de Diego que acelera y endurece algunas de las canciones. No significa ello sin embargo que se descuiden los tiempos más lentos, que los hay en proporción no despreciable entre los catorce temas que componen la lista total. Sus seguidores verán rasgos evidentes de madurez en la propuesta de ddt, que les ofrece ya algunos temas a mantener como clásicos en el santoral de la banda: “La chica del telecupón”, “Me despierto en la morgue”, “Quién mató el rock & roll” o “El increíble hombre menguante”.
La producción de “Psicofonías en el Estereo” corre a cargo por completo de Pelayo. Es él además el responsable de la mayoría de los efectos de orquestaciones y teclados que se aprecian en varios de los cortes de este disco. Cuando le preguntamos por su afición a la producción, nos indica que de algún modo u otro, siempre había estado encargado de cuestiones técnicas en lo referente a la grabación y posterior pulido de las canciones. Él era el encargado, desde las primeras épocas del grupo, de lidiar con los cuatro pistas y demás aparatos similares. De cualquier forma, duda a la hora de precisar cuál fue el primer trabajo en el que desempeñó las labores de productor de principio a fin. No termina de decantarse entre el ya mencionado tercer LP de ddt, o el disco de versiones en clave punk-rock que hicieran Diego y él bajo el nombre de Ziggy Brothers, del álbum “Ziggi Stardust” (Au20 – Rykodisc, 1972) de David Bowie. A pesar de las limitaciones de este experimento, que se distribuyó en su momento de forma limitada, confiesa sentir un cariño especial por él.
Esta iniciativa a la hora de involucrarse cada vez más en cuestiones técnicas recibe un apoyo fundamental de lo más inesperado. Javier, que se confiesa fan incondicional de Los Nikis, estricto coleccionista de las entradas de todos los conciertos en los que vio a los de Algete, apenas puede contener la emoción cuando nos rememora cómo recibió la llamada de Joaquín Rodríguez, bajista de la mítica formación, para mostrarle su admiración por el primer disco de ddt. La banda se encontraba grabando “Psicofonías en el Estéreo”, y Joaquín andaba inmerso en la del disco de debut del grupo que ha formado con Mauro Canut y Jesús Mirón: Los Acusicas. Pronto se entabla una verdadera amistad entre los dos músicos, alimentada además por el intercambio de los trucos técnicos que emplea cada uno en la producción y grabación de sus respectivas músicas. Es de forma natural que ambos deciden formar equipo en estas cuestiones de producción para otras bandas.
Como resultado del nuevo contacto, en 2004 Javier recibe la invitación para unirse a Los Acusicas. Jesús, guitarra de esta banda, se ha dejado convencer por Nacho Canut en una fiesta de Música Para Top para que se una como músico de apoyo en la gira que tiene que iniciar Fangoria para la presentación de su disco “Arquitectura Efímera” (DRO, 2004). El hueco que deja su marcha se compensa con la entrada de Pelayo.
Con camiseta de este grupo es con la que aparece en la actuación de ddt en el programa de la segunda cadena de TVE ipop, el mismo que les sacó en la sala Gruta 77. Y es que para dicha aparición en pantalla, los cuatro integrantes de la banda vistieron vaqueros, camisetas negras (de Acusicas Pelayo, de Buzzcocks Chiri) y gafas de sol de pasta blanca (salvo Diego), en lo que tocaban “El increíble hombre menguante” y la versión de los Ramones “Sheena is a punk rocker”.
En julio de 2003 intervienen en el disco de versiones de Los Nikis “Diez Años En Sing Sing” (Música Para Top, 2003), editado por su amigo Carlos Cavestani, responsable del sello Música Para Top. Poco después, en 2004, participan, precisamente con la primera de las canciones arriba mencionadas, en el recopilatorio “Viva El Pop” (Subterfurge, 2005), un doble CD donde también aparecieron bandas como Baby Horror, L-Kan, Astrud, Chico y Chica, J. Horror, El Aviador Dro y sus Obreros Especializados, La Buena Vida, Los Acusicas…
En 2008 la banda pierde a Diego 95. Cuestiones laborales le obligan a cambiar su residencia a Albacete, donde terminaría formando Interceptores. Aunque seguirá participando prácticamente en todas las actuaciones de la banda, no puede entrar con el resto de sus componentes a grabar el cuarto LP de ddt: “Viaje Alucinante” (Música Para Top, 2008). El disco tiene portada de Joaquín (Nikis) y diseño de Quino, amigo del grupo, y comienza con el ramoniano riff de “En mi habitación”. Con temas de similar intensidad y de referencias a conductas personales cuando menos extrañas o fenómenos paranormales, el grupo consigue facturar un nuevo trabajo que seguiría haciendo las delicias de sus incondicionales.
En el disco participaría haciendo coros Luna (Ningoonies). Se grabó en los estudios Sincutronic, la combinación de estudio casero que poseen Joaquín y Javier en sus respectivas hogares, que se puede desplazar sin demasiados problemas si la ocasión lo requiere al local de ensayo.
ddt no llegaron a grabar ningún single: “Nunca editamos nada en vinilo porque las discográficas en las que hemos estado solo publicaban CDs; ya nos hubiera gustado”, nos cuenta Pelayo. Eso no significa que la banda tuviera sus temas preferidos que, de haber podido, hubieran ido como sencillos. Así les preguntamos y no dudan en responder: “Punkis millonarios”, “Ella se fue a por tabaco”, “Pasaje del terror”, “Dudas”, “El increíble hombre menguante” y “Adicto a mi consola”. Nos atreveríamos a completar la relación con “La chica del telecupón” o “Sólo bebo DYC”, por dejar la cosa sólo en dos más.
Pelayo ha oficiado de productor para un gran número de combos: Sugus, Baby Horror, F.A.N.T.A., Airbag, Waldorf Histeria, Viernes 13, X-Prays, Los Acusicas o Vigilante Gitano. Banda esta última que formaría con miembros de Thee Suckin’ Dicks, compañeros de local y con los que ddt había mantenido siempre una sana rivalidad (“Aunque no había rival delante”, nos aclaran desafiantes estos últimos). Así en el escenario era habitual, a modo de guasa, tener a unos y otros dedicando temas a gran parte de la escena madrileña del momento, exceptuando de forma específica a los “competidores”.
Cuando le comentamos si aceptaría ser encasillado como grupo de música punk para no pensar, Pelayo parece meditar un momento. Reconoce que efectivamente las letras, compuestas entre todos, cuentan historias cotidianas, o aventuras espaciales, de monstruos de tebeos, relaciones imposibles, pero que evitan de forma explícita cualquier cuestión política o religiosa, por ejemplo. Quisquillosos como somos, le recordamos el tema “Rebelión en Carabanchel”, compuesto al calor del casi motín popular del madrileño barrio ante la imposición de los famosos parquímetros instalados por el ayuntamiento de Alberto Ruiz Gallardón. No puede por menos de contener la risa y espetarnos que la razón de la canción tiene más de chirigota ante la algarabía popular que la medida causó.
En su ya larga actividad, han tenido ocasión de recorrer la práctica totalidad de salas de la capital (Gruta 77, Wurlitzer Ball, Moby Dick, El Sol). Asimismo no les ha faltado casi nunca la posibilidad de pasearse por el resto de la geografía peninsular. Y es que desde bien lejos han recibido muestras de reconocimiento por parte de aficionados, como el japonés que se hizo, por medio del MySpace del grupo, con casi un centenar de copias de su último disco.
Aunque andaban algo parados, sin local de ensayo claro ni disponibilidad para poder tocar todo lo que quisieran, se les pudo ver en Segovia con F.A.N.T.A. y Rivelles, una auténtica reunión de amigos de gustos musicales bien parecidos.
Precisamente con F.A.N.T.A. planearían la que consideraban última broma entre bandas amigas: cada uno haría unas cuatro versiones del otro y las editarían en un disco compartido. Así, en abril de 2012 graban, unos en los Gabba Studios de Santa Coloma de Gramanet y otros en el Sincutronic Estudios, sus correspondientes aportaciones. Se quería editar disco y presentarlo en conciertos conjuntos, pero la posibilidad de verlos de nuevo sufrió un durísimo revés con la muerte de Luquero en 2013. Sus familiares y allegados le brindaron una noche muy especial el 22 de noviembre de 2014 en el Gruta 77 en la que Sugus, F.A.N.T.A. y Thee Suckin’ Dicks aparecían en un cartel que se completó con una larga de amigos que subieron al escenario.
Pasado el tiempo, aplacado algo el dolor por el amigo perdido, aquellas canciones grabadas se convierten en una asignatura pendiente, algo que tienen que resolver. Es por ello por lo que se decide editar «Banana Split» (Snap, 2018), en formato de vinilo a cargo de Snap Records y en CD autoproducido por la bandas. Presentado con sobresalientes caricaturas de los componentes de F.A.N.T.A. y ddt realizadas por Chiri, el disco es una muy buena oportunidad de ver las lecturas que se realizan entre ellas.
Además fue una oportunidad única de ver a los madrileños sobre un escenario, primero el del Rocksound de Barcelona en mayo de 2018 y, ya en junio, el del Gruta 77 de Madrid.
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