Es éste el disco compartido con el que debutaron Potato y Tijuana in Blue. Era práctica común de los 80, la de compartir trabajo entre dos (o más) grupos el vinilo, como forma de presentación o escaparate al público. El «Zona Especial Norte» (Spansuls, 1984) es otro ejemplo repartido entre Eskorbuto y R.I.P., pero la lista se extiende a los ya míticos «Kortatu, Cicatriz, Jotakie y Kontuz Hi!» (Soñua,1985), «Condenados a Luchar» (Discos Suicidas, 1986) o «Skalherria Punk» (Discos Suicidas, 1986).
Si a Potato les representan con el consabido tubérculo, claro, para Tijuana in Blue reservan vaso de clarete, en referencia al gusto que a este tipo de actividades tenía la banda.
La oferta de Potato es ska muy fresco. Tienen la cualidad de cantar, con el buen rollito que ha de caracterizar al género, situaciones de cocteles molotov, policías y demás miserias habituales. Venían acompañadas las letras de sus canciones de elegantes dibujos de lo que podría ser una actuación de la banda.
Tras una breve obertura dicen querer irse a Jamaica en «Jamaica ska«, porque están hartos de potear con policías en cada bar, hartos de pacharán. Es quizás de los temas que mejor ejemplifican la conexión Euskadi-Jamaica qe abriese Hertzainak en su momento con su “Arraultz bat pinu batean”del disco «Hertzainak» (Soñua, 1984). Sección de viento de lo más luminoso.
Bajan un poco las revoluciones tanto con «Reggae pop» y «Será si hay«, donde señalan que la huida es una forma derrota más.
«Miguelín el cashero» recupera la alegría. Tiene algo de pasacalles, incluso de tonadilla infantil o popular. La historia, con protagonista compatibilizando actividades hortícolas con la de distribución de material estupefaciente, tiene sus conexiones con alguna de las de Extremoduro; en concreto el «Pepe Botika (¿Dónde están mis amigos?)» de «¿Dónde Están Mis Amigos?» (DRO, 1993).
La consabida referencia a la tierra de promisión («Babilonia«) aúna de nuevo, parámetros del género con referencias de lo más local, en concreto a las de la convivencia con la policía. La canción tiene diferentes cuerpos, con cancha de sobra para jugueteos de diferentes instrumentos.
Con la segunda parte del «Están locos«, Potato echa el telón.
La manera en la que Tijuana in Blue abre la cara A parece ser un puente perfecto con respecto a los aires que ha dejado Potato. «Tijuana in Blue» es un ska, casi correcalles con el que se presenta la banda. Autoreferencias como las que hicieran en su momento muchos otros: Cicatriz, A.H.V., M.C.D.
Pero pronto, con el siguiente tema, «Difusa solución» queda claro que la oferta de los navarros pasa por la variedad de estilos. Los comienzos de Tijuana in Blue son precisamente eso, experimentación, la inclusión de latas en los sonidos … Dispersión quizás excesiva, pero que es fiel reflejo de la ruptura que proponen desde sus comienzos.
«Una de piratas» es precisamente eso, una historia de piratas, para la que además, las guitarras sufren cierto endurecimiento. A ellos haría referencia la composición que Manolo Gil les hiciera para la portada del «Sopla Sopla» (Oihuka, 1989).
Nuevo cambio de timón con «Funky experimental«, uan curiosa majarada, como dirían ellos, que sin embargo cumple a la perfección con los requisitos de invitar al desmadre. Tiene de todo, acordeones (tocados por Fermin Muguruza), programaciones, bajos rezumando sonidos de los 80, vientos desquiciantes…
Al ska, volverían en parte con el homenaje a Azagra de «Vidas ejemplares«. La relación con el dibujante sería intensísima a lo largo de la trayectoria de la banda. De entrada, para este álbum, el dibujante de Pedro Pico y Pico Vena les dedica casi un póster deplegable con personajes para todos los miembros del grupo. En las historietas de la pareja punk-skin del catalán se encontrarían muchísimas referencias a canciones y conciertos de Tijuana in Blue.
«Rebelión medieval» constituye un pequeño clásico del grupo. Historia contra la secular tiranía de los reyes, se construye con aires entre danza medieval, siniestralidades, melodías de inspiraciones árabes
Comienza con acordes del Inspector Gadget empieza el último tema del disco «Bebe y olvídalo«. Es la canción con la que nació la banda; el tema que se incluyó como himno para Katakrak, el colectivo okupa al que pertenecían. Apareció en una cinta con canciones de bandas navarras «Iruña for Katakrak» (1985). La canción, totalmente desquiciada, es un collage de momentos de guitarras aceleradas, disquisiciones de Eskroto que se responden con coros que repiten, acompañados de cencerros, el estribillo que le da título.
Aunque como señalaba luego el grupo, el disco quizás pierde con el paso del tiempo, es un fiel documento acerca de la banda. Responde además a la premura o poca preparación con la que, tras la oferta de Mariano Goñi, el responsable de Soñua, grabaron los temas en los estudios Elkar. Aún así tiene temas que pertenecen a lo más clásico de su repertorio.