El debut discográfico de Hertzainak lo editó Soñua, el pequeño sello navarro con el que también trabajaron grupos emblemáticos, como La Polla Records o Barricada, de lo que vino a llamarse Rock Radikal Vasco. Término por otro lado en cuya gestación participó el propio Marino Goñi, responsable de la compañía.
No le resultó fácil hacerse con los servicios de la banda ya que, a pesar de que se desplazó a Vitoria para ofrecerles la posibilidad de grabación, tan sólo recibió una escéptica respuesta afirmativa; no fue hasta varios meses después que, tras un encuentro fortuito con uno de ellos por las calles de la capital alavesa, se inició el proyecto de verdad.
Tuvo el grupo libertad absoluta de tiempo y utilización de los estudios Tsunami de San Sebastián para la elaboración del mismo, lo que resultó ser una decisión acertadísima. Las sesiones de grabación se iniciaron en mayo de 1984, con la elaboración de una pre-maqueta el fin de semana previo. Ya entonces tuvieron los miembros de Hertzainak ocasión de enfrentarse a Josean López, el técnico responsable del estudio, al que desquiciaban las marabuntas de gente que se formaban en las grabaciones, el ambiente cargado de porros y el caos resultante. Marino Goñi terminó por decidir su sustitución, trayendo a Óscar -Brujo- Clavel.
La portada tiene un diseño que el tiempo ha convertido en mítica a cargo de Curro y el dibujante navarro Ernesto Murillo -Simónides- con el logo de la estrella y las letras del nombre de la banda quebradas. En el interior, porra de policía troquelada en el formato original de vinilo para poder recortarla (aparentemente la idea original era ponerla de manera que saliese, como para golpear al oyente, tan pronto se abriera la portada, pero no se pudo hacer por resultar demasiado caro). En el interior, junto a las letras de las canciones, viñeta con manifestación contenida a base de manguerazos por las fuerzas de seguridad. Para la parte posterior, un collage infinito de personajes y motivos entre los que se encuentra el propio Josu Zabala, bajista y cerebro de la formación, con el cuerpo de Elvis Presley. Confesarían tiempo después los responsables del diseño que se criticaba así el exceso de celo en ejercer sus dotes de mando sobre el resto del grupo.
«Hertzainak» (Soñua, 1984) resulta un disco fundamental para entender la escena musical de aquella época. Los de Vitoria abrieron con este primer trabajo la puerta de muchas de las corrientes que se estilarían posteriormente por el Euskadi del Rock Radikal Vasco. Corrientes que por otro lado se encargarían de ir evitando de forma sistemática en un intento de no quedarse estancados en aquellos estilos que les presuponía el público.
Así mostraron el camino a seguir a aquellos que vieron posibilidades en los ritmos tropicales, convirtiéndose en los verdaderos mentores de la denominada Euskadi Tropical, plataforma desde la que luego despegarían multitud de bandas (Potato, Korroskada…). «Ta zer ez da berdin«, «Arraultz bat pinu batean» o el ska vertiginoso de «Eh txo!» contienen muchas de las claves que convirtieron al grupo en pionero a la hora de facturar semejantes palos. Para ello resultó fundamental, eso sí, las capacidades al saxo de Tito para producir torrentes de energía si el tema en cuestión lo requería o para tejer envolventes atmósferas si es que discurría por geografías más contenidas e hipnóticas.
La letra de «Arraultz bat pinu batean«, obra del polifacético actor Karra Elejalde, planteaba a modo de burla la posibilidad de convertir, a modo de evasión de tanto pino -asimilado como elemento impuesto por la reforestación realizada en la época franquista- y militar, una Euskadi libre y tropical. Una nueva Jamaica en la que los vascos se hicieran negros y vagos, plagado de cocoteros en vez de la tan odiada conífera y una palmera como árbol de Gernika. En la grabación de dicho tema, la banda contó con la participación de la Banda Municipal de Ska, una charanga-comparsa formada, además de miembros de Hertzainak, por amigos cercanos del casco viejo de Vitoria, que de forma festiva solía tomar escenarios y bares para dar un espéctaculo de reggae tribal y artesano en el que los participantes solían terminar completamente desnudos.
También se planteaban cuestiones tropicales en «Ta zer ez da berdin«, la canción en la que colabora Ruper Ordorika (y en la que luego se fijaría Korroskada para elaborar el tema que lleva el nombre de la banda) haciéndole cantar aquello de que no iba a ser posible ganar dinero en Euskadi con el rock and roll. No resultaba una afirmación nada inocente ya que fue precisamente Ruper Ordorika uno de los artistas que se encontró justo en el medio de la transición entre cantautores y los nuevos aires que corrían por los 80. Evolución demonizada por los sectores más inmovilistas temerosos de la introducción de elementos foráneos en la música tradicional de la tierra. Sobre la cuestión volvería a redundar la banda alavesa en «Rokanrol Batzokian» (Soñua, 1985).
El otro cameo destacable en el disco es el que hacen con Natxo Cicatriz, al que piden colaboración en el tema «Drogak A.E.K.’n«. Cicatriz, formados también en Vitoria, mantendrían una muy próxima relación con Hertzainak. Tocaron muchas veces en el local de estos últimos cuando empezaban, y Josu Zabala produjo alguno de sus discos. Como contara luego Natxo, él se presentó en los estudios a echar los hígados cantando, algo que por otro lado solía hacer también el propio Gari en los primeros trabajos de Hertzainak. La elección de la colaboración no fue hecha al azar, ya que el cantante de Cicatriz siempre se había mostrado especialmente beligerante para con la actitud de la izquierda abertzale con respecto a la música punk-rock. «Apurtura jauskat bertsoak eta trikitixak ikasi biol ala? Hainbeste alegindu biar naiz euskalduna izaleko eulixa najak eta nahi ditut AEK’n itsua egoteko baskoak ez ikusteko». («¿Tengo que aprender bertsos y trikititxas? / ¿Debo esforzarme tanto para ser vasco? / Estoy mosqueado y quiero drogas en el A.E.K. para estar ciego y no ver a los vascos«), cantaban ironizando contra los cursos de alfabetización y euskaldunización, en los que, por otro lado, participaron Gari y Josu como profesores en algún momento.
Contienen las letras del disco los elementos básicos con los que se conformarían más tarde las directrices de la escena radikal vasca: rabia, críticas insultantemente directas contra una realidad social y política en la que la recién instaurada democracia ha conseguido congelar las ganas de lucha y protesta, traicionando a antiguos camaradas de disidencia. Destilan asimismo asco para con unas fuerzas del orden que reprimen, controlan y alimentan la espiral de violencia que se vive en Euskadi, y una virulenta implicación militante activa resquicio del pasado marxista y troskista del núcleo fundacional de la banda.
Muchas de las estrofas del disco pasarían a engrosar el ideario de una generación: «Mailasuna ederrena bada zergatík hortaz ilunlzian askalasunarekin larrulan?» («¿Quién no ama la libertad aunque le reviente entre las manos?«) decían en «Pakean utzi arte«, la canción que compuso Josu inspirada en la reacción que provocó la muerte de Francisco Javier Sanmartín -Piti-, miembro de los Comandos Autónomos Anticapitalistas que murió cuando manejaba un artefacto explosivo; o «Si vis pacem para bellum 9 mm. («Si quieres la paz, prepara la guerra, los 9mm«) en la canción de igual nombre.
Es precisamente en esta última canción, un clásico de la banda, donde la construcción de la estructura principal a partir de unas líneas de piano (concebidas por Josu en una noche de estudio durante la grabación del disco) sugería la intención última de romper de algún modo con los cánones estrictos del punk-rock que ellos mismos estaban ayudando a establecer en Euskadi. Aviso claro, no sólo de lo que luego se convirtió en una costumbre, la de incluir siempre un tema que se saliera de la línea marcada por el resto de las canciones del disco, sino de la huida constante de cualquier estilo que el público estuviera esperando a priori de ellos.
La lista de canciones del álbum incluía tres que ya estaban en la maqueta que el grupo había editado un año antes: «Eh txo!«, «Kontrola» y «Kamarada«. Esta última había sido compuesta por Xabier Montoia -Gamma-, primer cantante que tuvo el grupo.
Técnicamente está plagado de detalles típicos de aquellos años 80, del estilo de entonces, del que destilaban los primeros discos del sello Soñua, como muchas de las guitarras y sobre todo de la batería, reconocible en los trabajos de otras bandas del momento. En algunos casos, la situación iba más allá de la mera similitud, como ocurrió con «Salve» (Soñua, 1985), el primer LP de La Polla Records. Y es que, al haber utilizado las mismas bobinas en la grabación de los dos discos, «Hertzainak» tiene el golpe de una caja de batería de los de Salvatierra que se coló accidentalmente entre las canciones «Si vis pacem parabellum» y «Kamarada«.
Es un disco imprescindible.