Con el impresionante «Todo el Mundo lo Sabe» (Del Palo, 2005) aún reciente, Griffi vuelve a la carga en «solitario», o por lo menos sin su partenaire en Sólo los Solo, Juan Solo. Al igual que «Akay Lama en el Funkarreo del 2015» (Del Palo, 2000), este «Los Impresentables Chacho Brodas» (Del Palo, 2007) es otro ejemplo de las filigranas del hábil y suave Griffi a la hora de enfrentarse al funk. Un funk iluminado por las luces estrambóticas que ilustran la portada: sí, este es un disco para irse de farra.
Y esa es una de las mejoras de este LP en comparación con el anterior de Griffi sin Juan. El carácter profundamente sinvergüenza que respira cada una de sus canciones, apoyado por la suerte de «banda» que le acompaña: Los Chacho Brodas: Tote King, Lil Trappy, P.Brava, Quiroga, Aqueel, Shotta, Gordo Master, la Mala Rodríguez y el inefable Tremendo.
Por si fuera poco Griffi es en estos momentos el mejor productor del país (y lleva mucho siéndolo). Lo que hace Griffi ya no se puede calificar simplemente de hip hop o funk porque, al igual que Timbaland, Kanye West y los mismísimos Daft Punk se está cargando la línea invisible que separa hip hop del pop (si es que alguna vez hubo tal línea, que conste).
«Mami, ¿me compras el disco de Chacho Brodas que me han dicho que son unos frescos?» dice el «niño» en el prólogo de «Cógelo», «Y que hacen unos ritmos de hijos de puta del palo». Mientras Lil Trappy pasa lista, Griffi marca el ritmo con un sinte ácido y guarro. El disco será, como dice Lil Trappy «strictly jabugo». Pero, ¿hemos oído esos ritmos funk sucios antes? ¿»Dirty Mind» (Warner, 1982) de Prince? Qué más da, esto es del palo.
Y así se ve en «Gypsy woman», el piropo hecho arte por el gran Tremendo y una base mínima: un bombo y cuatro cacharros es lo único que necesita Griffi para hacer bailar sensualmente.
El Tote está a la altura (menuda novedad) en «Traficantes de los de antes». Griffi mueve los bajos de oreja a oreja y juega con el ruido como nadie. «Genio» pone ritmo funk al clásico chiste del porro de Eugenio. «Achili» recupera a las imprescindibles Grecas con un correctito P. Brava: interesante pese a lo prescindible del sample. «Nasty» se acerca al g-funk y «Viene la policía» cuenta con Toteking y Shotta repartiendo rimas a quemarropa. «Players de la Isla» es un entretiempo curioso que toma prestado esa batería del Tacita sobre la que cantaba Camarón en «La Leyenda del Tiempo» (Polygram, 1979). Todo encaja perfectamente (Griffi, el funk, Camarón…), auque quizá el tema sea un poco largo. Por eso otro de los grandes temas del disco, «M. Caliente», tendría que haber estado colocado antes en el tracklist. Griffi y La Mala Rodríguez habían demostrado hacer buena pareja en «Malabarismo» (Universal, 2007), así que uno no se sorprende. Curiosamente lo mejor es la pista escondida donde vuelve Tote, más cerca del hardcore esta vez.
En general un buen disco, pero al que le pasa lo mismo que a «Akay Lama»: demasiado largo y con demasiados «tiempos muertos» para que Griffi demuestre sus filigranas con samples y sintes. Al final se hace algo pesado y uno hecha de menos al otro 50% de los Solo.
De todas formas, recomendable.