Gelu por fin se sacude los pesados acompañamientos orquestales y graba un disco acompañada por uno de los grandes conjuntos de su época, unos emergentes Mustang que empujan hacia arriba la voz aguda de la cantante y se atreven con cualquier cosa. La canción estrella es “Dominique”, que puso a la monjita belga Sor Sonrisa en el nº1 de medio mundo. Una canción para excursiones de colegio religioso que hoy nos suena absolutamente kistch. También Los Sonor grabaron una estimable versión instrumental de este tema.
La segunda canción ganó ella sola los dos principales festivales del 64: San Remo y Eurovision en la voz de Gigliola Cinqueti. “No tengo edad para amarte y no está bien que salgamos solos los dos”, cantaba una quejumbrosa e hiperromantica Gelu entre punteos soñadores de las guitarras de Los Mustang.
“Si tuviera un martillo” en su enésima versión nos convierte el folk song norteamericano en un bailable a ritmo de rock. La nómina de los que le dieron al martillo en español es casi infinita: Francisco Heredero, Los Sirex y hasta Los Relámpagos.