Mal Gusto tiene algo de proyecto de primera juventud. No en vano, cuando se forma el grupo, Ana M. Huertas (batería) y Jesús Mirón (bajo) tenían unos dieciocho años. David Tejero –Ozzy– (guitarra) les sacaba cinco años. Quizás por ello no ha de extrañar que fuera él, el primero de los tres que tuvo un instrumento en propiedad. Según nos cuenta Jesús además, al referirse a estos primeros momentos del grupo, la de David fue de las primeras guitarras eléctricas que se vieron entre los jóvenes del madrileño barrio de San Blas en el 1983. Es también a él al que concede una cultura musical más amplia: “Era muy abierto y le gustaban muchos estilos”, aunque quizás fuera el heavy de los 80 lo que más le llamara la atención.
Ozzy y Jesús se conocían desde pequeños. Este último logró convencer a los profesores de su colegio, el Ramón María del Valle Inclán, para poder actuar en el mismo con su amigo. Para el que pudiera considerarse como un intento de debut, bajo el nombre de Los Gamones, Jesús tocó unos botes de detergente Colón como percusiones mientras que Ozzy se hacía cargo de la guitarra. Jesús habla de “desastre total” al acordarse de aquella primera actuación. Tiempo después, cuando se compra un bajo a los diecisiete años, le ofrece al amigo la posibilidad de formar un grupo.
Aunque inicialmente adoptaron nombres como Se Me Pira La Cabeza, pronto se decantaron por Mal Gusto. Las directrices musicales que adopta el trío pasan, según nos cuenta el bajista, por la mayoría de las referencias clásicas de punk-hardcore como Minor Threat, GBH, Gorilla Biscuits, GRB, Anti/Dogmatikss, L’Odi Social, Andanada 7, 7 Seconds, Eskorbuto, o punk rock como Buzzcocks, MIsfits, Cramps, Damned, Ramones, Generation X…
Para poder ir haciéndose con el instrumento, Jesús practica en casa, escuchando para ello el primer LP de Ramones: “Ramones” (Sire, 1976). “Ese disco está grabado con la guitarra y el bajo balanceados para que cada instrumento se escuche solamente por un altavoz, así que me vino de perlas”. Más tarde harían uso del local de ensayo del centro social La Compensatoria habilitado en el barrio de San Blas “para intentar mantener a los chicos y chicas fuera de la calle”. Como nos comenta el artista, en dicho centro se trataban de paliar los estragos que estaba causando la heroína en la calles. Con objeto de ofrecer a los jóvenes diferentes opciones con los que apartarlos de semejante debacle, se impartían, entre otras actividades, clases de fotografía o música. Una de ellas era la de dejar dos horas a la semana para que los grupos noveles pudieran ensayar.
Mal Gusto empieza a dar actuaciones y con lo ahorrado tras algunos conciertos, unas 15.000 pesetas, se plantean grabar sus primeros temas. Por mediación de un compañero de local de ensayo, Jorge, que tocaba en un grupo llamado Nameless y disponía de un cuatro pistas. Las canciones se grabaron en el mismo local y se mezclaron en casa de Jorge.
Ofrecieron las canciones al sello Potencial Hardcore, por el que ha desfilado gran cantidad de lo más granado del punk-hardcore de la capital. Fernando, responsable de la compañía, ya había visto actuar al trío en alguna ocasión en el Rastro. De la cinta, “Al Mal Gusto Buena Cara” (Potencial Hardcore, 1992), se fabricaron unas 1000 copias, que distribuyeron entre el propio grupo y la compañía de discos. El trabajo venía presentado con los correspondientes dibujos de calaveras con crestas punk, fotos de cementerios, alegatos contra nazis y demás parafernalia típica del género… hasta un joven en monopatín. Los agradecimientos incluyen la larga lista de grupos de los que se sienten seguidores. La maqueta recogía catorce temas que se acogían a las coordenadas clásicas del género, con menciones explícitas a cloacas, estiércol, desencanto juvenil y desidia por la clase política en general.
La banda toca en varias salas de Madrid, como la Argentina y en centros ocupados. Apenas un año después, se proyecta la grabación de un LP. En esta ocasión, desde Potencial Hardcore ofrecen la posibilidad de utilizar los estudios Green Drum de Ópera. El nombre del estudio tenía su razón de ser. Así nos lo cuenta Jesús: “Tenían una batería verde a la que le habían puesto unos sensores en los parches para grabar los golpes con un ordenador, era como una batería electrónica pero sin serlo. Por lo visto tenían problemas de ruido con los vecinos (creo recordar) y se grababa así. Era un lío porque al rozar el parche de la caja o bombo, se disparaba el golpe por lo que después había que retocar con el ordenador todas las canciones e ir borrando golpes de bombo y caja porque lógicamente del rebote muchas veces se disparaban dos o tres golpes; un lío que nos llevo mucho tiempo. Finalmente terminaron por descartar ese sistema pero a nosotros nos toco lidiar con ello”. Miembros de Los Imposibles, Paco y Lagarto oficiaron de técnicos de sonido.
De la grabación, que resultó la primera experiencia del trío en estos menesteres, Jesús recuerda haberse divertido mucho, a pesar de las cuestiones técnicas de las que nos hablaba antes.
El LP, “Choque De Ideas” (Potencial Hardcore, 1994), tardó mucho en salir. De hecho para cuando estuvo en la calle, Ozzy ya no era el guitarrista del grupo. Entre él y la pareja Jesús-Ana existen diferencias notables en la intensidad dedicada al proyecto. En una época en la que los respectivos trabajos dejaban sueldos mínimos y poco tiempo libre, Ana se dejaba íntegramente lo prestado por sus padres en el local de ensayo. “Ozzy se lo tomaba con más tranquilidad y Ana y yo nos vimos demasiadas veces solos en el local por lo que decidimos seguir sin él”, nos cuenta Jesús. Su lugar lo ocuparía Gregor.
El disco, con un par de temas que ya venían en la maqueta, es una digna referencia para el catálogo de Potencial Hardcore. Las letras de muchas de las canciones indagan en la situación del individuo frente a la sociedad e instituciones, invitando al desarrollo de la persona y rechazo a las imposiciones que sufre. Aunque el tono general del álbum transita en los cánones clásicos del punk-hardcore, recoge interesantes guiños a un rock and roll oscuro. Camuflada incluso, hay una versión de los británicos The Stranglers.
La presentación del LP depara al grupo alguna que otra sorpresa, como la que nos relata el bajista: “Hablamos con La Sala de Carabanchel y nos dieron el ok. Lo anunciamos y demás, probamos sonido y nos fuimos a tomar algo pero cuando llegamos, la organización de la sala nos dijo que había personas que por su indumentaria no iban a poder entrar. Nos quedamos de piedra. Así que hablamos con toda la gente que había venido a vernos y les dijimos que suspendíamos el concierto. Por suerte estaba por allí Jorge de ‘La Granja Margarita’, una gran persona con la que ya habíamos organizado algún concierto en su bar en otras ocasiones. Nos preguntó si nos apetecía llevarnos los instrumentos a La Granja y tocar allí y le dijimos que sí; así que nos trasladamos todos y lo hicimos allí”.
Compartieron escenario con Miseria y Kompañía, Petra de Fenetra, Nocivo, Andanada 7, Capitán Entresijos… De sus primeros tiempos, poco antes incluso de Mal Gusto, Ana y Jesús establecieron además contacto con Iosu, miembro de los míticos Eskorbuto. Aparte de los conciertos en Segovia, y en Madrid (en la última actuación que dio la banda vasca en la capital), Jesús llegó a telefonearle a su casa, iniciando así una relación que incluyó varias conversaciones más e incluso una entrevista: “Aprovechando que Ana y yo íbamos a un mini festival de death metal a Bilbao, le llamé para hacerle una entrevista para un posible fanzine y quedamos con él en Santurce”. Dicha conversación quedaría más tarde plasmada en “Historia Triste” (Diego Cerdán, 2001). También nos cuenta Jesús cómo Iosu, plenamente entregado a la adicción que terminase luego con su vida, hizo pronto gasto del dinero que le entregaron (1000 pesetas) en pago a un envío de varias cintas.
Cuando les interrogamos directamente acerca del seguimiento que tuvo el grupo, nos hablan de haber conquistado su “pequeño público dentro de un movimiento underground”. Y es que ciertamente, y quizás mucho más entre los 80 y los 90, la escena punk-hardcore estaba conformada, no sólo por las propias bandas, sino por colectivos y agrupaciones. Los grupos participaban involucrándose más allá de la propia actuación. Nos lo cuenta el protagonista al que nos hemos dirigido: “En aquel momento, tener un grupo era participar porque si tocabas lo hacías gratis y ponías tu grano de arena. En algunas ocasiones llegábamos a las okupas y había que limpiar para dejar la zona de escenario y donde iba a estar el público medio decente para poder llevar a cabo el concierto, un infierno”.
Pronto nos precisan el tono de cansancio que parece destilarse al recordar aquella época. Cuando se refieren al concepto de “colectivo” que rodeaba la escena del momento: “Nos dimos cuenta de que todo el mundo iba a lo suyo, los que pensabas que eran buena gente los veías aprovechándose de la ilusión de los recién llegados, viviendo de la ‘organización’ de eventos en contra de esto o de aquello, mientras nosotros nos dejábamos el culo para sobrevivir”. A todo ello se unía el radicalismo de muchos de los protagonistas, que llevaban hasta extremos situaciones verdaderamente ridículas. “Por otro lado nada era divertido, no podías vestir como querías, no podías pensar ni plantear ideas que se salieran fuera de la idea ‘colectiva’, te acusaban de fascista a la mínima. Recuerdo que en un concierto llevaba una muñequera roja, blanca, roja y un niñato del público se puso a gritar que era un fascista… ése era el nivel”. Sería precisamente contra esta radicalidad contra la que apuntarían, pocos años después, las provocaciones de otros grupos madrileños como Webelos. La reacción que recibieron fue igualmente bastante violenta en más de una ocasión.
En un tono algo más divertido, Jesús nos termina por añadir: “En el disco, incluimos un poster en el que por un lado estaban todas las letras y fotos y por el otro un dibujo de nuestro amigo Miguel Nuñez en el que rezaba lo siguiente: ‘Lo alternativo no está reñido con la higiene’, porque era algo en lo que creíamos fervientemente (…) Pues también por esto nos acusaron de fascistas”.
La pareja se descubre defendiendo unas canciones que cada vez les dicen menos, y sintiéndose desconectados de la escena en la que se supone que están englobados. En un concierto en Leganés en el que, a pesar de estar montando todo desde las cinco de la tarde, no actúan hasta bien entrada la madrugada, deciden tirar la toalla. El grupo estaba preparando los temas para un mini-LP, pero se acuerda dejar toda actividad relacionada con Mal Gusto.
Gregor montaría Zinc, mientras que Ana y Jesús, convertidos en Annie Baby y J. Horror, respectivamente, deciden iniciar un nuevo proyecto: Baby Horror. Jesús se pasa a la guitarra, mientras que Ana continúa con la batería. La formación, completada con diferentes bajistas, llegó a durar unos quince años, disolviéndose a finales de 2010. Su LP de debut “Desde El Espacio Exterior” (Fiebre, 1998), casi hereda el nombre de una de las cintas de Mal Gusto que registraba una de sus últimas actuaciones “Desde El Infierno” (1993). En ella, al igual que ocurría con el estreno de Baby Horror, había un marcado giro hacia posturas de rock and roll más oscuro. La cinta incluía, por ejemplo, un par de versiones de Misfits, uno de los grupos a los que versionarían, ya como Baby Horror, en su segunda entrega, el mini-LP “Mi Terrores Favoritos” (Pánico, 1999).
Baby Horror exploraría en varios de sus discos, parámetros más cercanos al pop que en sus principios. De todas formas, en su álbum de despedida “Ritual” (Rumble / Música Para Top / Horror Business, 2008) y el propio Jesús, en solitario, con “Chic-O-Billy De Lujo” (Resurreción, 2005), dejarían bien claro la fuerte impronta que el rock and roll tiene en la pareja.
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