Hemos encontrado este grupo metido en el cajón de sastre del rock progresivo, lo hemos encontrado en el saco de los precursores del punk; sin embargo es una de esas bandas que se escapan a cualquier encasillamiento. Al menos, ellos siempre dijeron que lo que hacían era glam rock. Claro que en la primera mitad de los 70 casi nadie aquí tenía pajolera idea de qué era eso. Y, en todo caso, su pertenencia al glam iba sobre todo por su cuidada estética y por su desmesurada querencia por personajes como David Bowie, Iggy Pop o Lou Reed. Las primeras noticias sobre Brakaman aparecen cuando en su San Sebastián natal telonean en mayo de 1974 a la estrella Rory Gallagher. Su actuación no pasa desapercibida y tampoco la figura de su frontman y cantante, Borja Zulueta, hermano del cineasta Iván Zulueta. Aquella fue una de sus primeras actuaciones, aunque ya ese año se patearon las principales discotecas de su tierra: Young Play en Pamplona, Holiday en Bilbao, Young en Santurce, etc. La voz poderosa de Borja y sus maneras escénicas eran por entonces el principal reclamo de un grupo, en el que también destacaban los alaridos guitarreros de Jaime Martínez Stinus. Los tres restantes componentes eran Jorge Anza (piano y teclados), Carlos Subijana (bajo) y Jesús María Inurrieta (batería).
Poco después de su actuación junto a Gallagher aparece su primer single: ”Sad Witch / Things” (Columbia, 1974), dos temas compuestos por ellos, que vende poco, pero gusta mucho a los comentaristas radiofónicos, lo que les permite dar el salto a la pequeña pantalla, apareciendo en los programas Mundo Joven y en el Estudio Abierto de José María Iñigo. También les permite ser una de las dos bandas españolas participantes en el efímero concurso radiofónico europeo: European Pop Jury, en la misma primera edición en que venció Burning.
Para la presentación de su segundo sencillo: “Solitude / Look Out” (Columbia, 1974) tiran la casa por la ventana. Consiguen el teatro Victoria Eugenia, de San Sebastián. Lo nunca visto: cañones giratorios de luz, chicas ligeras de ropa, efectos de luz y sonido, músicos maquillados y vestidos al más puro estilo glam, temas propios y versiones de Bowie y Reed.Un espectáculo desinhibido y vanguardista que no llega a calar en un público aún un tanto provinciano. Jaime Stinus explica en primera persona la situación en el libro: «Los Hijos del Rock” (Salvador Domínguez, 2004): “El rock que hacíamos en Brakaman estaba encuadrado dentro del glam, lo cual en la España de mediados de los 70 era una completa locura, pues casi nadie lo entendía y a muchos menos parecía gustarles. En directo combinábamos temas nuestros con versiones de Lou Reed y David Bowie y la gente decía que eso era música de maricones”.
A principios de 1975 se van el bajo y el batería para ser sustituidos por Juanma Estala y Fernando Echeverría, respectivamente. Siguen actuando en el País Vasco y el sur de Francia y se presentan en la mítica sala Zeleste de Barcelona. Participan en algunos festivales underground junto a grupos como Granada, con los que coinciden en varias actuaciones. A finales de aquel año abandona la formación el teclista Jorge Anza, quedando Brakaman configurado como un cuarteto clásico de cantante, guitarra, bajo y batería.
En el verano de 1976 obtienen un éxito sobresaliente en el Festival de León, donde alternan con Triana, Asfalto, Iceberg, Atila, Granada y Pau Riba. Poco después fichan con RCA y componen un LP entero cantado en español. “Brakaman” (RCA, 1977) supone el culmen de la carrera del grupo y un disco realmente bueno, de cuidadosos detalles y con un dibujo en la portada obra de Iván Zulueta. Ese long play es muy bien acogido entre la progresía de todo el país. También el sencillo que se extrae de él funciona bastante bien, habida cuenta de la estrechez del círculo en que se movía este tipo de música.
Los días 5,6 y 7 de agosto de 1977 se celebra en Mont de Marsan, cerca de Burdeos, un macrofestival denominado “Punk Concert”, que supone uno de los hitos históricos del movimiento punk. Allí, se darán cita Doctor Feelgood, The Clash, Lou Reed, The Jam, Eddie & The Hot Rods, unos bisoños Police, unos veteranísimos The Troggs… y Brakaman como único grupo español invitado. Tres meses antes se habían presentado en directo en Madrid, en la sala MM con un rotundo triunfo. Las cosas parecían empezar a rodar para Brakaman; sin embargo en una decisión inexplicable, a finales de aquel 1977, deciden deshacer el grupo. Están cansados de intentar romper a cabezazos un muro de incomprensión y saben que si quieren ir algo más lejos en sus propuestas musicales, deben abandonar San Sebastián y marchar a Madrid, y ellos no están dispuestos. Rescinden su contrato con RCA, como antes habían hecho con Columbia y tiran cada uno por su lado.
Después el más conocido será Jaime Stinus, que formará junto a Javier Gurruchaga la Orquesta Mondragón y tendrá más tarde una amplia carrera como productor. Borja Zulueta montó un grupo punk llamado Negativo y Juanma Estala se integró en otro grupo donostiarra hard rock denominado Asco. Aunque estas dos bandas fueron las más rompedoras –en todos los sentidos– de Donosti no llegaron a registrar discos en solitario. Fueron unos visionarios y eso se paga. Sus propuestas visuales y escénicas iban bastante más allá de lo que se acostumbraba por estos lares. No nos extraña que hoy los pocos vinilos de Brakaman que circulan por ahí, y especialmente su único LP, valgan un pastón. Su música, que integra elementos del rock progresivo, del punk y del hard rock solo es entendible en el contexto de unos años de cambio generalizado en que toda revolución era saludada como un avance. Atesoraban calidad e ideas para haber sido una de las grandes bandas españolas, pero les faltó cohesión y decisión a la hora de dar el gran salto.
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