Como colofón a su trayectoria, Víctor Coyote, ya en solitario (aunque sin abandonar todavía el nombre de Los Coyotes de Víctor Abundancia) se rodea de músicos flamencos, gitanos, latinos y caribeños y, en tres sesiones grabadas en directo (que no en concierto) se da el gusto de revisar a fondo sus principales clásicos.
Como suele ser habitual en recopilatorios de estas características, algunas versiones son realmente acertadas, como ocurre con "El mono" o "Corazón de reloj", y otras perfectamente prescindibles, como "100 guitarras".
El disco, que contiene además una canción nueva titulada "Aguas bravas", funciona como despedida, pero tampoco es que sea como para no perdérselo.