Eskoria

Eskoria

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Claustrofobia juvenil hecha punk

Atrapados en Inca, un pueblo a unos 30 kilómetros de Palma de Mallorca, las opciones a comienzos de los 80 para un grupo de chavales que no pasa de los 20 años, los primeros punks de la zona, se reducían a bien poco. Por eso no ha de extrañar su determinación de montar un grupo. Leen con avidez cualquier revista de rock que cae en sus manos y se dejan llevar por la determinación de «meterse en la movida, meterse en el lío». Es así que a finales de 1983 empiezan bajo el nombre de Peligro Indefinido, «como la señal de tráfico que hay en las carreteras«. Son Rafa Aguilar (voz), Lolo (bajo), Coco (guitarra) y Joaquín (batería). Ensayan con un micro de radio cassete y una batería de juguete rota. Para comienzos de 1984 se producen sin embargo los primeros cambios en la formación: Coco deja la guitarra y es sustituido por Juanito «Esparatrajo», aunque seguiría ligado para siempre de una u otra manera a la actividad de la banda, que por otro lado decide cambiar de nombre y empezar a denominarse Eskoria.

Poco después se produce la entrada de Toni como segundo guitarra, con el que comienzan a tomarse la cuestión de los ensayos en serio: se juntaban todos los días para tocar unas cuatro o cinco horas. Les hacía falta porque nunca se habían enfrentado a los instrumentos: «El Lolo no había cogido un bajo en su vida y el guitarrista, ni entendía porque había tantas cuerdas y tantos trastes. No teníamos ni puta idea de cómo tocar«, contaba el cantante en la entrevista que le hizo la revista-web 40 Putes. Sin local, empiezan por tocar en la casa de Lolo, precisamente en la habitación que compartía con su hermano. «La madre de Lolo flipaba, la pobre mujer allí en la mesa camilla escuchando a cuatro descerebrados, gritando y pegando ostias a la batería, bebiendo litronas, fumando canutos y metiéndonos de todo«, contaba Rafa en una retrospectiva sobre la banda.

Su debut se produce a finales de 1984 en el Matius, un local del pueblo, y a partir de entonces se harían asiduos no sólo en Inca sino en localidades cercanas. Sus conciertos terminarían moviendo a una nutrida legión de seguidores: «En cualquier bareto que tocábamos lo reventábamos. La gente se movía mucho más, iban andando o haciendo autoestop si era necesario«. Dejaban además boquiabiertos al público, como en la actuación en las fiestas de Selva, en la que iban «pasados de tripis» y Rafa terminaría pegando golpes con el pie del micro a una farola que había en el centro del escenario: «La gente del pueblo, sobre todo los viejos, flipaban«; o como cuando al tocar en Nochevieja en Binisalem, nadie se percata de que uno de los amplificadores se está quemando.

El 28 de mayo de 1986 actuaron en el Teatro Roma del Poble Espanyol con La Polla Records, con los que recuerdan haber tenido muy buen rollo, sobre todo con Abel su bajista, que no tuvo problema alguno en darles un taco con tickets para bebidas. El encuentro con Evaristo, el cantante, sin embargo fue algo más decepcionante ya que no accedió a darles de beber de la bota de vino que llevaba.

Poco después, en junio de ese mismo año tocarían en el I Festival Promoción Ciudad de Inca, haciendo con Cerebros Exprimidos de anfitriones de Eskorbuto. La experiencia de tocar con los de Santurce es algo que quedó grabado en el recuerdo de Rafa para siempre: «Los llevabas a un bar y se sentaban en la terraza, y los veías relacionándose con todos, como si fueran del mismo pueblo. Eran humildes, enrollados, muy campechanos«, contaba emocionado en la entrevista que le hiciera Tomeu Canyelles. Al intentar participar en el concurso de Pop Rock de Palma junto con Cerebros Exprimidos y Testículos de Jehová se encuentran con la exigencia de la organización de que cambien su nombre para poder tocar. Ellos se niegan, perdiendo así la posibilidad de tomar parte en el evento.

En septiembre de 1986 graban en un estudio de Palma de Mallorca su primera maqueta «Castigo de Dios» (1986) asistidos por Toni Fernández en las cuestiones técnicas. Estuvieron unas cinco horas en el estudio, el sótano de una casa particular, por las que pagaron unas 25.000 pesetas de la época: «Grabábamos todos a la vez. Quedó muy novata y salvaje«. De la cinta harían unas 500 copias con un doble pletina que tenían por casa. Las catorce canciones que traía esta primera cinta relataban, sobre todo, historias de jóvenes, abortos-hijos del punk que recorren la ciudad, patean el asfalto, que escandalizan a los transeuntes con su manera de comportarse, de vivir. Heroína, anfetaminas y cervezas se postulan como protagonistas de este claustrofóbico deambular de los chavales por la ciudad. Canciones en las que las letras jugaban un papel fundamental: «Lo que golpea al oyente es la letra: el mensaje. Después viene la música, el martillo. Pero el primer golpe viene de la misma letra. Es así de simple«.

Juanito se iría de la banda tras una semana escasa de la grabación. Terminaría enrolado en las filas de otro grupo local. Eskoria quedaría desde entonces con un solo guitarrista.

Con quienes no podrían llegar a tocar sería con Kortatu en el concierto que dieron en Manacor el 6 de diciembre de 1986. Los organizadores dejaron a los de Inca fuera del cartel asustados por la fama de violentos que les precedía. Rafa desmentía sin embargo en la entrevista con Canyelles en sus conciertos hubiera violencia. Decía que se ha exagerado al respecto, que en el fondo el público les apreciaba, reconocía que no dieran excesiva importancia a la duración de los conciertos con tal de que la gente quedara contenta. Eso sí, en caso de complicaciones explicaba al resto de la banda la manera de proceder: «Yo tengo el pie de micro: tú tienes la guitarra, el otro el bajo… Nos pueden dar de hostias, pero te aseguro que se irán a dormir bien calientes«.

Para noviembre de 1987 se vuelven a reunir para grabar una segunda maqueta. Titulada «Una Historia Que Contar» (1987), la banda quedó más contenta con los temas nuevos: «Durante ese año nos soltamos un montón, aprendimos mucho y las canciones las elaborábamos más«. Y lo cierto es que en la nueva cinta la banda cubría un espectro mucho más amplio, además del puro punk de rompe y rasga (del que también había buena muestra), incluyendo canciones a muchas menos revoluciones y acercamientos a truculencias de tipo Eskorbuto en cortes con querencias de rock pantanoso acelerado.

Una de las cosa que más les chocó precisamente de la visita de Eskorbuto fueron las secuelas que la adicción a los estupefacientes había dejado en la dinámica del trío. Para cuando los de Vizcaya visitaron las Islas Baleares, todavía no se había instaurado en Eskoria una de las razones principales de su final: «La heroína se metió por en medio y lo jodió. Lo jodió todo. Estaba harto y cansado, enfadado con todos. Me fui un día al local y no había nadie; me lié a patadas con todo lo que pillé. No sé cuantos bafles me cargué. Lo pasaba muy mal«, comentaba desesperado el cantante al ver que su sueño de toda la vida al volcarse en la música saltaba en mil pedazos: «Con la heroína en medio, todo ya era un cachondeo: dejamos de funcionar como grupo. Nos destrozó«. La adicción se cebó con todos ellos y acabo minando la actividad de la banda: «Cuando íbamos a ensayar siempre faltaba alguno. ‘¿Y este dónde está?’, decías. Un caos«. Sin ocultarse en ningún momento Rafa reflexionaba: «Éramos muy sinvergüenzas, unos caraduras, y por eso acabamos como acabamos. Era imposible que no se destruyera el grupo. Si a un grupo en cuatro años lo cargas de peleas, problemas, follones y droga… lo destrozas«. Con envidiable frialdad concluía acerca de los destrozos que ocasionó la heroína en el grupo: «Fuimos cayendo uno detrás de otro, destrozamos el grupo, fuimos tontos y niños. Téníamos de 17 a 20 años y pecamos de idiotas«.

Muestra del caos en el que vivía la banda en su última etapa es la imposibilidad de participar de nuevo en un nuevo certamen del concurso de Pop Rock de Palma cuando horas antes de empezar reciben una llamada avisando de la detención en comisaría de Toni, el guitarrista. Desanimados, en mayo de 1988 dan su último concierto, en Campanet. A partir de entonces, todos deciden alejarse de toda actividad musical. La proyección del grupo fuera de las Islas Baleares fue prácticamente nula, a pesar de que enviaron las maquetas a la Península con idea de que alguien las editara en forma de disco: «Impensable, éramos muy jóvenes y estábamos solos en un pueblo de mierda, sin dinero… y encima metidos en el caballo. De más que hicimos en grabar dos maquetas«.

No sería hasta muchísimo tiempo después, en 2011, que Rafa entra a cantar en el grupo de su hermano que se había quedado sin vocalista. Tras décadas de parón, vuelve a sentir el gusanillo de tomar de nuevo un micrófono. Se trataba sin embargo de algo sin pretensiones concretas: «Con ellos ensayaba dos días a la semana, con calma y sin presiones«. El caso es que tres chavales que han oído de la banda pionera del punk en Mallorca terminan por ofrecerle a Rafa reflotar un poyecto con el mismo nombre: Adri (bajo), Rafa Tanque (guitarra) y Edu (batería) suponen para el mítico cantante el acompañamiento ideal para quitarse veinte años de encima. En esta nueva etapa la banda realizó un gran número de actuaciones. De las primeras destaca cuando telonearon a los mejicanos Los Monjo junto a Aspirina Infantil en agosto de 2011 en la Factoría de So en Santa María, a los ingleses 12 Bores el 22 de octubre de ese mismo año en la sala Azotea de Gomila, los conciertos con los también veteranos Guadaña; en abril de 2012 en Puerto Cristo, en mayo formando parte del elenco de bandas locales que telonearon a los suecos Utbrott o a los franceses Koenigstein Youth en septiembre de 2012. En abril de 2013 participaron en el Insurrecto Festival de Inca, en verano acompañaron a Crimen de Estado de Barcelona, y los mallorquines Orden Mundial, entre otros.

Es precisamente en el marco de este regreso que Metadona Records les propone la edición de las dos maquetas. «Discografía 1986-1987» (Metadona Records, 2012) vería la luz en forma de vinilo doble con amplia información de la banda, letras de las canciones y un relato biográfico que firma el propio Rafa. Con la salida del disco se consigue por un lado recuperar las maquetas evitando así que quedaran como incunables malditos, y por otro, dar pasaporte a Eskoria más allá del estricto circuito insular como banda de punk a tener en cuenta en las crónicas de los 80. Pero además, los renovados Eskoria, registran en mayo de 2012 en los locales de Son Pardo (Palma) a cargo de Crappy Recording temas suficientes como para editar un EP: «Cerco de Odio» (Autoproducido, 2013). El nuevo trabajo, que pilla quizá de improvisto a muchos, sorprende por su contundencia y dureza. Arropado por la sangre joven que le rodea, Rafa parece disfrutar de una segunda oportunidad para bramar implacable en un disco que contiene incluso una versión de Primitivos.

Álbumes:

Larga duración:
No existen álbumes de larga duración relacionados a este grupo.
Corta duración:

Cerco de Odio

2013

Certificado del regreso de Rafa Aguilar al mando de unos renovadísimos . Cerrada desde hace décadas la etapa de los...

Recopilatorios y directos:

Discografía 1986-1987

2012

Labor encomiable de recuperación por parte de Metadona Records de las dos únicas grabaciones que dejaron , las maquetas «Castigo...

Reediciones:
No existen álbumes de reediciones relacionados a este grupo.

Grupos:

Guadaña forma parte de esa lista de...
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