Labor encomiable de recuperación por parte de Metadona Records de las dos únicas grabaciones que dejaron Eskoria, las maquetas «Castigo de Dios» (1986) y «Una Historia Que Contar» (1987). El disco se presenta en formato de dos vinilos tras el proceso de remasterización realizado por Tomeú en Llubí (Mallorca), acompañado de las letras de las canciones de cada cinta, una reseña biográfica que viene firmada por el propia Rafa, el cantante del grupo, y abundante material fotográfico, carteles y páginas del fanzine Insurrecto en el que participaron en su momento. Generosa además en la cantidad de temas (los mallorquines decían tener un repertorio aún mucho mayor que no quedó registrado) supone una edición definitiva con la que conocer a la banda.
Concedían importancia a las letras de sus canciones, decían que el mensaje a transmitir era lo importante, y que la música que las acompañaba hacía las veces de martillo. No ha de extrañar pues que la mayoría de las historias de estos jóvenes de entre 17 y 20 años escasos girasen sobre todo en torno a la incomprensión que sentían de quienes les rodeaban, los que les tildan de locos cuando se cruzan en las calles. Hijos del punk, abortos que muerden la ciudad, ejército de chavales que deambulan sin más rumbo que el de dejar pasar las noches, de encontrar libertad y cosas que hacer. «Aborto«, la que abre precisamente el disco, pasaría por ser una de las más lograda con un tono de gamberrismo continuo.
En un paisaje que comparten con los basureros, elementos que se encargan de retirar porquería e hipocresía del resto de la sociedad, la heroína, las anfetaminas y la cerveza se constituyen en protagonistas. «Pasa del jaco» (una de las más crudas en lo musical) y «Avenida sin luz» no hacen sino cantar sobre una realidad que vivió la banda en sus propias carnes, y a la que llegaron a sobrevivir a pesar de no poder evitar que desencadenara su final. Llama la atención las posibles similitudes de «Romper cadenas» con Eskorbuto, banda con la que llegarían a tocar en la visita de los vascos a las Baleares.
De temática más comprometida con una realidad político-social deprimente y sin futuro son «Debería haber anarquía«, que decían disfrutar tocando en actuaciones celebradas por agrupaciones comunistas de la localidad, «Jodida mili» o la sobresaliente «Eterna maldición«: «Vive de ilusión / no quiere despertarlo / loterías y quinielas / le hacen soñar / Es el obrero / Vive de ilusión«.
Para cuando grabaron la segunda cinta, en noviembre de 1987, decían estar mucho más rodados. En lo que podría entenderse como una muestra que lo confirma, «Años de represión«, el primero de los cortes de la misma, y que abre la primera cara del segundo LP de esta edición de Metadona Records constituye uno de los mejores momentos del trabajo de los mallorquines. «Mi mejor amigo soy yo porque no me fio ni de Dios«… Reincidían también en «Una Historia Que Contar» (1987) en la soledad individual del joven que en un ejercicio de capitulación social sólo aspira a que le dejen en paz, que recorre las calles de noche y que se agarra a las barras de bar: La sobresaliente «Camino a mi aire«, «El mejor amigo«, «Ya está bien«, «Vivimos por la noche» y «Una noche más» son ejemplos de composiciones en esta línea.
La espídica «Ataque mental» no se queda atrás: ritmo acelerado de psychobilly sórdido y negro que atrapa.»Sabotaje» suena a Interterror o a los primeros Seguridad Social. De mejor sonido la segunda cinta ofrece muchas más posibilidades a las que agarrarse que el estricto punk correoso de los 80 (del que de todas maneras, hay mucho y bueno), extiende Eskoria la oferta para cubrir vertientes diferentes. Combinan además velocidad con momentos menos vertiginosos en los que se recrean en coros y melodías; zarpazos hardcore como «Maldito régimen policial» con truculencias eskorbutianas a menos revoluciones como «Devorada por los gusanos» o «Nacidos en el purgatorio«.
En definitiva el disco es todo un descubrimiento para el amante del punk ibérico de los 80, la posibilidad de exportar fuera del estricto ámbito balear a una banda que sin duda alguna hubiera merecido una mayor difusión en su momento.