Demasiado Humano

La idea de Parade con este disco no es otra que la de desarrollar «un tratado de cómo pervertir a la máquina con una cualidad humana o crear un disco de música electrónica POP sin que las composiciones que lo integran puedan parecer frías o distantes«. Antonio Galvañ se mueve entre lo moderno y lo clásico, facturando melodías exquisitas y canciones cargadas de sensibilidad que en esta ocasión presentan un hilo conductor, que es la idea de que pueda llegar un momento en el que las máquinas sean indistinguibles de las personas y lleguen a ser tan imperfectas como ellas.

Aunque la sofisticación sigue presente, el disco es una vuelta a los orígenes, a un techno pop lo-fi muy cuidado… “sintetizadores, cajas de ritmos e imperfección”. La banda también se reduce, participando en la grabación solamente Antonio Galvañ (voz, piano y sintetizador), Eduardo Piqueras (guitarras) y María Galvañ (coros en “Bizcochos”).

Abre «Traedme la cabeza de Philip K. Dick«, synth pop con cadencia new wave que remite a los 80, a Golpes Bajos, a unos La Mode acelerados en la pista de baile. La letra mezcla delirio, realidad y ficción, con la ciencia ficción, la paranoia y la imprescindible obra de Philip K. Dick.

«Láser» es un corte disco en el que se percibe influencia italiana, hay tiempo para la comedia -«Carterista de tanatorio«-, para especular con la posible doble vida de Johnny Ramone como agente de la KGB en plena guerra fría con guiños al «Goodbye Lucille #1» de Prefab Sprout -«Johnny Ramone, agente de la KGB«- y para reivindicar la humanidad de los robots -«Demasiado humano«-. Todo ello está salpicado por continuos homenajes a libros de ciencia ficción, a sus películas favoritas y a sus músicos de cabecera.