Coti, Julieta Venegas y Paulina Rubio se decían en el 2006 que «Nada de esto fue un error». El error no era que uniesen sus voces para un hiperradiado tema, sino venían a decir que de las relaciones que no acaban bien también se aprende. En el 2007 Nacho Vegas y Christina Rosenvinge vienen a decirse lo mismo, que esas relaciones pueden convertirse en un verano fatal (y en un otoño desastroso) y no solo saben que no fue un error, sino que además se recrean en él.
Grabado durante el verano de 2007, «Verano Fatal» (Limbo Starr, 2007) es el miniálbum que reune a Christina Rosenvinge y a Nacho Vegas, dos artistas que parecía que llevaban un tiempo buscándose y que se encuentran en estas siete canciones. Temas escritos en un tiempo muy reducido, según convinieron en las entrevistas de promoción, y en cuyos creditos aparece Nacho Vegas como padre de una y Rosenvinge como madre de tres. En las tres restantes se supone que comparten la paternidad.
En «Verano Fatal» la comunión entre el deseo y el rencor parece estar omnipresente. Las historias de relaciones «fatales» a las que Vegas tanto gusta cantar, aquí toman forma en la que da título al álbum, que funciona muy bien como single. Muy digerible y con un malvado y amenzante riff. En cualquier caso, las referencias y juegos de palabras que se suceden en esta canción como en las otras seis, hace pensar que es una colaboración que se toman como un pasatiempo y del que está claro que disfrutan.
Da la impresión también que Nacho Vegas no se esfuerza, no solo porque al parecer aporta una sola canción, sino porque parece que no le va la vida en ninguna de las composiciones. Los finales que da a sus canciones parece que le salen ya sin pensarlo, con suma facilidad. Las referencias a su mutua atracción son continuas y eso da la sensación de que en vez de hablarle al oyente, se hablan entre ellos, como en la broma más pública que privada de «Me he perdido» («así que hice ‘chas’ y aparecí a tu lado»). Todo ello puede resultar reiterativo en la citada «Verano fatal», «Que nos parta un rayo» y «Me he perdido».
Sin embargo la hispano-danesa se las arregla muy bien para ponerle los puntos claros a un antiguo amor que en algún momento la dejó abandonada. Sin resultar explícita sobre su vida privada se saca una genial «Ayer te vi» que canta ella y una agonizante «Humo», de lo mejor que hay en el disco y muy en la línea de su «Continental 62» (Soster, 2006). Cierra «No lloro por ti» otra dulce venganza, cuya letra recuerda a «La magnitud de la tragedia» de su partenaire Vegas.