Mucha tela hay que cortar aquí, y tanto que sí. Siempre he sentido predilección por los discos de duración exigua, al grano y sin un gramo de paja. Si encima tienen tanta chicha como estos veintidós desvergonzados minutos, pues mejor que mejor.
Gloriosamente inclasificables, Tu Madre están muy por encima de límites estilísticos prestablecidos para la mayoría de bandas de hoy en día. Para alcanzar estos niveles de excelencia bordean con pasos epilépticos por todos los parajes sonoros que les da la real gana. Siempre bajo un prisma de post-punk tremendamente panorámico e instintos de lo más bajos, culminan en “Valentina” (Producciones Doradas, 2011) nueve trallazos contaminados de inspiración alucinada que conforman una obra destinada a permanecer en el tiempo como faro para nuevas bandas, con la inquietud como directriz de sus operaciones.
Ya nos habían avisado con su EP «Tu Madre» (Producciones Doradas, 2008), y lo que anteriormente eran promesas en “Valentina” acaban floreciendo como un cáctus de colores en el desierto de Almería, convirtiéndose en una de las realidades más interesantes del panorama actual dentro del indie nacional.
El post-.punk a baja fidelidad de “Malaria”; el pop despreocupado de “Roberto”; el humor necrófilo de “Los dientes”; y esas dos joyas, “Maricarmen” y “Los destellos del cristal” de rock templado, desgarbado y sin pretensiones, pero llenos de intención y carga emotiva, son, por si solas, suficientes razones para no poder dejar de darle al play desde el inicio, una y otra vez, a un disco que cuando termina te deja con un mono sin cura posible.
Si con todos estos argumentos aún no fuera suficiente, aún hay más. Con un espíritu muy cercano a las maravillosas Hello Cuca, pero a su original manera, Tu Madre añaden pliegues a su sonido con una naturalidad tan innata que tira para atrás -ese piano cabaretero en “La manzana”-, dejándonos con la cara torcida por una sonrisa estupefacta ante tal despliegue de recursos.
Para rematar la jugada, siguen con su particular apropiación del diccionario de las letras castellanas, ya maravillosamente desconcertantes en su EP de debut, gracias a un muestrario único en el que consiguen que letras llenas de costumbrismo envenenado, teñido de surrealismo, rocen el límite de la broma; como en la folclórica “La pastora”, enriqueciendo su universo musical con un humor negro a prueba de bombas. Muy atentos a ellas.